tag:blogger.com,1999:blog-31049476595668331812024-03-17T20:03:48.672-07:00Un perro románticoUn blog de Sebastian Uribe DiazSebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.comBlogger198125tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-17169158578141476622024-03-13T07:15:00.000-07:002024-03-13T07:15:01.338-07:00[Reseña] ‘Acceso no autorizado’ de Belén Gopegui<p class="MsoNormal"><b><span lang="es"><u><i>Resignación y resistencia</i></u><o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal"><i><span lang="es"> </span></i>Mondadori, 2011. 316 pp.</p>
<p class="MsoNormal"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfodMJLXTo77tybpuR6cYgOAnpKBwOFrKrNBFt4GPVlbaSFfmtCHHkdFo73vX6yOYBcd7K_0cIkYX1qqn5axmrpzDKcynMsUVifTeWGjv6VYGpoDh3TJbqp-5vdPBXsB1WMkBipVxcLuGSLgJiVjch0QJRt1b1g8DfgVDwFnuJJ46fumdStTNx737ar_4n/s944/accesonoautorizado.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; display: inline !important; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="944" data-original-width="552" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfodMJLXTo77tybpuR6cYgOAnpKBwOFrKrNBFt4GPVlbaSFfmtCHHkdFo73vX6yOYBcd7K_0cIkYX1qqn5axmrpzDKcynMsUVifTeWGjv6VYGpoDh3TJbqp-5vdPBXsB1WMkBipVxcLuGSLgJiVjch0QJRt1b1g8DfgVDwFnuJJ46fumdStTNx737ar_4n/s320/accesonoautorizado.jpeg" width="187" /></a><span lang="es"> </span></p><p class="MsoNormal">¿Es
posible mantener la conciencia tranquila cuando se ejerce la política? ¿Cómo? ¿Cómo resistir un sistema de
gobierno programado para ahogar cualquier iniciativa que amenace la acumulación
de la riqueza de quienes ya son dueños de ella? Belén Gopegui (Madrid, 1963)
erige su novela en dos conceptos clave: resignación y resistencia.</p><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es">‘Acceso no autorizado’ es un retrato
político que deja entrever el carácter inercial del quehacer gubernamental, así
como la poca o nula libertad en la toma de decisiones. En esta historia no hay
lugar para el idealismo. La narración cierra la ventana a cualquier aire de cambio
que intenta colarse. Todo está ya programado, el sistema se defiende. Es en
esos momentos donde la resignación y la culpa –aunadas en el personaje de la
vicepresidenta de España– aparecen, crecen, se desbordan y buscan una salida,
una filtración a través de las palabras</span><span lang="es">.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es"> </span> La novela superpone muchas acciones que suceden en simultáneo, pero
sobre las que destaca una en particular: la vicepresidenta de España
comunicándose por su computadora con un hacker. Una hoja en blanco a la que
acude cual oráculo a expresarle sus temores, sus miedos, sus remordimientos y
también, por qué no, a disfrutar del placer del coqueteo cómplice. Confiar en
un desconocido, del que no se conoce más que las palabras que escribe podría
ser considerado como irracional, pero ¿qué tanto lo es en realidad?, se
pregunta la protagonista. Con círculos políticos contaminados de traiciones y
pullas y una red de comunicaciones pinchado por completo, la idea de confiar en
un anónimo no resulta tan descabellada</p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es"> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span></span><span style="text-indent: 36pt;">Gopegui pone su prosa al servicio del
sentido de la urgencia de lo que está contando. El accionar de sus
protagonistas (la vicepresidenta y el abogado devenido en hacker) determinado
por situaciones de presión pública, paranoia, conspiraciones y lealtades
movibles, se transmite adecuadamente con frases y diálogos cortos, austeros. El
lenguaje usado dosifica las reflexiones y las cavilaciones, sin restarles
densidad, como se puede apreciar en líneas como las siguientes:</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="color: #980000;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span lang="es">«…<i>nos saludamos entre nosotros, sonreímos,
nuestra presencia afirma que estamos satisfechos con las cartas recibidas, que
estas reglas de juego nos parecen bien; llegado el momento, mataríamos, sí,
mataríamos, pero no para cambiarlas sino para que todo siga como ahora, aunque
sepamos y, no podemos negarlo, lo sabemos, que bastaría un empujón para
mandarnos al abismo de los desatendidos, los sospechosos, los tristes, los que
no tienen horizonte. Esperamos morir sin que eso ocurra, y nos llamarán
socialdemócratas y sonreiremos, y nos parecerá bien</i>». (pág. 263)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es">Y también: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span lang="es">«<i>¿No es revelador que el único gesto
verdaderamente significativo de un político occidental, el único momento en que
parece mostrarse como individuo que se atiene a unos principios y no fluye en
la corriente, sea la dimisión? ¿No dice esto que el rechazo sería el único
espacio para el factor humano en nuestras democracias</i>?». (pág. 313)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es"> </span> En ‘Acceso no autorizado’ el lector
siente empatía por la comunidad de los hackers porque no le temen al fracaso
social dado que ya viven en él. Sus acciones de reprogramación tienen un aire
de resistencia y revolución, silenciosa y lúdica. Importa, sí, el dinero, el
poder comer a diario, porque muerto ya no da tanta gracia invadir la
computadora de otros:</p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span lang="es">“<i>Los putos ricos son libres, es lo que más me
jode. Los putos ricos inspiran admiración porque se pueden permitir jugársela,
decir que no, dejar un trabajo, que más les da si no lo necesitan para vivir</i>”.
(pág. 157) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDWMH_nSeaXpjSvzV4QT3ueq9tTJLibbWk6CNz4f5jIZ-xnshscL_ZdrZayiSmmKLisyxh4gIiKIk-uk76TIVie9cuu_T1GkHvR0q11Vvk9uW3EaBP1uqnqmKaSgbMk2OPryrRpEh3l2aaKNQUbKYs_xc1TfncAOvv0vVwRepT1iZ60coYyx8ekkl4byoE/s251/gopegui.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="251" data-original-width="201" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDWMH_nSeaXpjSvzV4QT3ueq9tTJLibbWk6CNz4f5jIZ-xnshscL_ZdrZayiSmmKLisyxh4gIiKIk-uk76TIVie9cuu_T1GkHvR0q11Vvk9uW3EaBP1uqnqmKaSgbMk2OPryrRpEh3l2aaKNQUbKYs_xc1TfncAOvv0vVwRepT1iZ60coYyx8ekkl4byoE/s1600/gopegui.jpg" width="201" /></a></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es">Pero
hay más que eso<span style="color: red;">:</span> Hay un sentido de contrapoder
tecnológico (y también, económico social) en el hecho de resistir y lograr dar algunos
golpes informáticos: mucha adrenalina y la posibilidad de nivelar el juego, al
menos en la dimensión de lo virtual, pero con consecuencias en el mundo real.
Inmiscuirse en los círculos de las élites del poder e intervenir en esferas a los que por otros medios nunca se
sería invitado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="color: red;"> </span><span style="text-indent: 36pt;">¿Cómo lidiar con un tejido social
donde la avaricia corporativa ha encumbrado a la indolencia como su eje? ¿Cómo
se despierta uno con la consigna de querer sobrevivir al día, sin certeza
alguna sobre lo que vendrá el siguiente? La novela de Gopegui muestra caminos
para subvertir la abulia diaria a través del accionar de estos guerrilleros
informáticos. “</span><i style="text-indent: 36pt;">Cuando no se le habla a
nadie, ¿a quien se le habla? Las palabras son código, existen para ser
intercambiadas</i><span style="text-indent: 36pt;">” (Pág. 270) se dice en la novela y ahí se encuentra la clave
para resistir y dar pelea: el lenguaje. ¿Qué son los códigos de programación
sino un lenguaje?</span></p><p><span style="text-align: justify; text-indent: 36pt;">¿Y qué es este sino un campo en constante evolución? Uno cuya reciente
aparición da la oportunidad de hacerle frente a los dueños del tablero. Alterar
la sintaxis para alterar la realidad. He ahí no solo una propuesta subversiva,
sino también un estilo.</span> </p><p><br /></p>(Texto publicado en la web de la <a href="https://elhablador.com/blog/2024/03/12/resena-acceso-no-autorizado-2011-de-belen-gopegui/" target="_blank">Bitácora de El Hablador</a>)Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-44052731387107715892023-12-21T11:15:00.000-08:002023-12-21T11:15:37.123-08:00[Entrevista] Gabriel Mamani: “El fútbol es una pasión que sirve para entrever ciertos nacionalismos prestados”<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt;"><span style="text-align: justify; white-space-collapse: preserve;"><i><span style="font-family: "PT Serif", serif;">Gabriel Mamani Magne (La Paz,1987) es uno de los nuevos narradores destacados de Bolivia, ganador del Premio Nacional de Novela 2019 con </span></i></span><span style="text-align: justify; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: "PT Serif", serif;">Seúl, São Paulo</span><i>, novela editada por Dum Dum (donde también publicó </i>El rehén<i>) y por Periférica en España.</i></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><i><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">La juventud y sus inseguridades, la construcción de la identidad en un ambiente hostil, los contrastes intrafamiliares, las referencias culturales pop del extranjero se encuentran en </span></i></span><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">Seúl, São Paulo</span><i><span style="white-space: pre-wrap;"> e influyen en el accionar de sus personajes. Sobre estos aspectos conversamos durante su paso por la 44° Feria del Libro Ricardo Palma en Lima.</span></i></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">*****</span></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">P. “</span><i><span style="white-space: pre-wrap;">(...) pero también algo que me repugna: dicen que uno entra al cuartel siendo niño y sale hecho un hombre; yo creo que uno entra siendo humano y sale convertido en animal de carga</span></i><span style="white-space: pre-wrap;">” se dice en la novela sobre la vida militar. ¿Cómo percibes que se mantienen los valores de la institución militar en el imaginario actual? </span></b></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">R. Creo que Latinoamérica tiene una vocación caudillista-militar fuerte. Digo esto tanto por la historia
de consecutivos golpes de Estado como por la admiración a líderes déspotas, al tipo que grita alto, el mandón. Es así que, al menos en Bolivia, las fuerzas armadas, según mi visión, constituyen un lugar de ebullición de violencias donde el autoritarismo se junta con el racismo y clasismo. Históricamente, los
altos mandos en Bolivia han sido ocupados por personas de la élite. Por otra parte, los puestos más bajos, los de los conscriptos, son ocupados por personas, sobre todo, del área rural o barrios marginales de las ciudades principales. Las Fuerzas Armadas son el lugar donde determinados sujetos entienden cuál es su lugar en el mundo: el del que manda o el del que obedece. Todo eso se hace extensivo a la vida civil, donde las prácticas autoritarias son algo del día a día.</span></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;"></span></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg76vlBYftA0TR3noPROOlNe5lMlHQOM-9U5WMjgbLFCLVVcKXJT-aNtbuoSzpuHQZqC5-4nmqtXXLaECPT2shlbeAy9OPa2yAzg9aOfb8Gp6hQtm2hCGw8BkNLlJ-n6xYLbbuSqpRqZFlFvdsC-5BEx3FuBpAPLRqAikh0KWXjEbIrLzsXaIs3Y_Y4wm-4/s768/wsr-1-6-768x512.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="768" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg76vlBYftA0TR3noPROOlNe5lMlHQOM-9U5WMjgbLFCLVVcKXJT-aNtbuoSzpuHQZqC5-4nmqtXXLaECPT2shlbeAy9OPa2yAzg9aOfb8Gp6hQtm2hCGw8BkNLlJ-n6xYLbbuSqpRqZFlFvdsC-5BEx3FuBpAPLRqAikh0KWXjEbIrLzsXaIs3Y_Y4wm-4/s320/wsr-1-6-768x512.jpg" width="320" /></a></b></div><b><br /><br /><br />P. Uno de los ejes que rodea gran parte de las escenas, ya sea como afición y práctica, es el fútbol. Está presente, por ejemplo, como un elemento que moldea las emociones de los personajes. ¿Cómo sientes que es la relación con el fútbol en países (como los nuestros) que suelen ser inferiores “en la tabla”? ¿Cómo estas referencias forjan la educación sentimental de tus personajes masculinos?</b><o:p></o:p><p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">R. El fútbol educa sentimentalmente de muchas formas. Te predispone a la derrota o te hace interpretar la victoria de una forma u otra. Siempre digo que mi generación es una generación triste porque nunca vio a su selección jugar un mundial. Por supuesto que todo esto también tiene su correlato en lo geopolítico y las propias relaciones entre las idiosincrasias de diferentes países (agarrá a un argentino y a un salvadoreño y analizá cuál anda con la moral más alta). Pero también veo una belleza tímida en la forma en la que países como Bolivia entienden el fútbol. El gol de la verde se grita de forma diferente, con una garganta poco acostumbrada y, por ende, más apasionada. En mis personajes, en especial en </span><i><span style="white-space: pre-wrap;">Seúl, Sao Paulo</span></i><span style="white-space: pre-wrap;">, el fútbol es una pasión que también sirve para entrever ciertos nacionalismos prestados, como ocurre con los personajes bolivianos que apoyan a Brasil o Argentina. Ser hincha postizo devela un montón de cuestiones internas de una sociedad.</span></span><o:p></o:p></p>
<br />
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">P. El </span><i><span style="white-space: pre-wrap;">k-pop</span></i><span style="white-space: pre-wrap;">, tendencia a la que se adhiere Tayson, destaca entre otras características por reflejar un nuevo modelo de masculinidad en el que prevalece cierta androginia estética. ¿A qué piensas que se debe su popularidad entre los jóvenes? ¿Cómo se muestra este conflicto en tu novela?</span></b></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">R. Agarré el tema del </span><i><span style="white-space: pre-wrap;">k-pop </span></i><span style="white-space: pre-wrap;">porque su sola presencia irrumpe con la hegemonía anglo en el ámbito musical. Yo crecí pensando que todo lo que realmente valía la pena estaba en inglés. Entonces, a inicios de la década pasada, descubrí a jóvenes bailando música coreana en la plaza Camacho de La Paz y eso me voló la cabeza. Imitar a un cantante gringo es diferente a imitar a uno asiático. Eso va desde lo estético hasta los comportamientos. En mi libro, el </span><i><span style="white-space: pre-wrap;">k-pop</span></i><span style="white-space: pre-wrap;"> es una válvula de escape para uno de los personajes que, como todo adolescente, busca encontrarse. También puede servir como una alegoría de esa fascinación por lo extranjero que existe en Bolivia: se sale del país para buscar mejores oportunidades, se consume productos de países vecinos porque gracias al contrabando son más baratos y se escucha música en otro idioma porque, pese a que uno no pueda entender nada, se la siente más cercana que la música hecha en el país. Pienso que lo boliviano está también formado por retazos de lo
extranjero que, adaptados a nuestra realidad, tienen un significado renovado.</span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdGl80H7YBRAWmm4j3fseD7HDljKcCQXDhwdgneoLiPU25SmvejjdGuWoIy2nVwyaR3ulwEeUA-djrRrrypFW0Pt2St8VMxKBjH6u0aItwXhTBQXJ2xRp-g1Qi2ahjF6_5pNOpKa_6oQJ1KOE_T10W4gE9qUGVomvdOb9bQIax8h7wWXyiQf6gUOHHqBVz/s642/290.-el-rehen%20(1).jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="642" data-original-width="433" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdGl80H7YBRAWmm4j3fseD7HDljKcCQXDhwdgneoLiPU25SmvejjdGuWoIy2nVwyaR3ulwEeUA-djrRrrypFW0Pt2St8VMxKBjH6u0aItwXhTBQXJ2xRp-g1Qi2ahjF6_5pNOpKa_6oQJ1KOE_T10W4gE9qUGVomvdOb9bQIax8h7wWXyiQf6gUOHHqBVz/s320/290.-el-rehen%20(1).jpeg" width="216" /></a></div><o:p></o:p><p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">P. Otro de los conflictos de Tayson es el de la lengua, vacilante entre el español y el portugués de su infancia, lo cual no solo refleja su modo de hablar, sino también de situarse en el mundo. ¿Cómo ha sido el proceso de mostrar este encuentro de registros lingüísticos en tu novela?</span></b></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">R. El idioma castellano está cargado de registros del lugar, de herencias indígenas e influencias extranjeras. Bolivia no es la excepción: la migración hace que nuestra lengua se mueva a una velocidad andina para balbucear palabras en otros idiomas, como el portugués. Era natural que Tayson, el personaje hijo de bolivianos que nace en Brasil, se enfrentase al reto de la puja entre dos culturas, dos idiosincrasias, dos lenguas. A esto podemos sumarle la influencia del aymara en el castellano boliviano. Son muchos los migrantes bolivianos en Brasil y, mientras escribía el libro, reparé en que pocas veces había leído textos en los que se reflexionara sobre las bifurcaciones lusófonas de nuestra lengua. </span></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">P. La insularidad geográfica de Bolivia parece vislumbrarse en la atracción de los jóvenes protagonistas por elementos foráneos: bandas coreanas, equipos brasileños, cumbia argentina. ¿Cómo percibes que se han reordenado las hegemonías culturales en el siglo XXI? ¿Ello se refleja también en la literatura?</span></b></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">R. Sí. Hemos llegado a un punto en el que lo foráneo marca una influencia tan importante como la ancestral. Es común criticar la hegemonía cultural ejercida por el norte, pero pocas veces reflexionamos sobre las hegemonías del sur. Las influencias mexicana y argentina, por ejemplo, opacan las producciones del resto de la región. Claro que todo tiene que ver con economía y medios de comunicación, pero también es bueno reconocer otros componentes que hacen que nos fijemos en ciertas literaturas y en otras no. Muchas veces, al pensar lo latinoamericano, nos quedamos con un puñado de países –en teoría “los más representativos”–, olvidando que hay mucho más. Sería bueno agitar el mapa y dejar que algunos libros caigan y descubrir obras de países con menos reflectores.</span></span><o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpXELGkaERkIWexd9QXM4yOupcjXsqJNPrOqjwJbaeBw6vdaR73qkBUP_TJI9T0BUtNV8MMZCbnUdxkZZxj9zXkRg2bGfUE9E6H350G6ANkiiCUs3F61YysoF_qgopXOG1pehGgCYMBYzNMrGJKAPCIpYwFAMYLe49Zq19Zh918yLB4buaNnFCa3LNk0Be/s1024/FINAL-portada-seul-sao-paulo-scaled-1-658x1024.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="658" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpXELGkaERkIWexd9QXM4yOupcjXsqJNPrOqjwJbaeBw6vdaR73qkBUP_TJI9T0BUtNV8MMZCbnUdxkZZxj9zXkRg2bGfUE9E6H350G6ANkiiCUs3F61YysoF_qgopXOG1pehGgCYMBYzNMrGJKAPCIpYwFAMYLe49Zq19Zh918yLB4buaNnFCa3LNk0Be/s320/FINAL-portada-seul-sao-paulo-scaled-1-658x1024.jpg" width="206" /></a></div><p></p>
<br />
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">P. Hay una escena hacia el final en donde uno de los personajes le pide al otro que no tome fotos desde la ventanilla del avión al momento del despegue para no distorsionar la evocación del momento al recordarlo después. ¿Qué capta la literatura que no la hacen otras artes como la fotografía, la pintura o el cine?</span></b></span><o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;"><span style="color: black; font-family: "PT Serif",serif;">R. Creo que lo que la literatura captura de la realidad es un movimiento visible y al mismo tiempo invisible. Hay pulsiones que una buena novela genera que capaz no puedan verse, pero están ahí. Quizá por eso muchas veces recordamos lo que sentimos al leer un gran libro más que la trama principal. Por otra parte, las imágenes que la literatura genera son personales, es decir, están alimentadas por la imaginación y los antecedentes del lector, algo que no pasa con el cine, que de por sí te pone una imagen que es igual para todos los espectadores.</span></span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p><br /></o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p><br /></o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p>(Texto publicado en la web de <a href="https://elhablador.com/blog/2023/12/20/entrevista-gabriel-mamani/" target="_blank">la Bitácora de El Hablador</a>)</o:p></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-70904977733215344002023-10-19T10:24:00.007-07:002023-11-01T12:21:31.936-07:00[Reseña] ‘Sueño de trenes’ de Denis Johnson<p> <i style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"><b><u>El tiempo va</u></b></i></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;"><b>Random </b></span><span face="Arial, sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;"><b>House, 2015.144 pp.
Traducción de Javier Calvo</b>.</span></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35pt;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;"><br /><span> </span>Esta novela inicia con un
arrebato violento: el protagonista –sin motivación aparente– se une a un grupo
que quiere lanzar a un hombre por un precipicio. Este recuerdo será evocado por
el protagonista, de tanto en tanto, a lo largo de la narración. ¿Qué hubo
detrás de ese impulso? ¿Fue solo un intento de salir del marasmo? Aún sin eclipsar
la historia, notamos la evocación obsesiva y punzante, uno de los mayores
logros de Johnson, quien consigue atenuar la tragedia y la culpa con la
posibilidad de continuar viviendo, aun cuando fuerzas de la naturaleza le
arrebatan el presente y el futuro a su protagonista. Un tren que sigue en
marcha sin reparar en las vicisitudes del camino, impulsado por una fuerza que
lo sobrepasa.</span><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35pt;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="color: black; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">Que no se
confunda lo anterior </span><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES;">con una retórica motivacional. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: black;">Sueño de trenes</span></i><span style="color: black;"> da cuenta de la vida de un hombre una empresa tan ardua
como erigir </span>una red ferroviaria <span style="color: black;">que una a todo
un país. Porque el retrato de Grainier es el de un hombre atravesado por
la Historia</span></span><span face=""Arial",sans-serif" style="color: black; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;">, por las ansias de un progreso colmado de
explotación y violencia. Uno que arrasa y aniquila, sin límite aparente:<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35pt;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">“</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" style="color: black; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;">La experiencia que había tenido Grainier
con el Atajo de Dieciocho Kilómetros le dio ansias de participar en otras
empresas enormes, donde multitudes de hombres eliminaran porciones enteras de
un tamaño nunca visto, armando gigantescos puentes de caballete de madera, en
lo alto de abismos infranqueables, cada vez más grandes, más largos y más
profundos</span></i><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">” (pág.19)</span><span face=""Arial",sans-serif" style="color: black; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;">.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35pt;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWoo2P0Ddi2S-4IrZSWOV8uK2Zg8JT6Uel5Erb9nn7MIpwsVPiwVLMoN21dvUvClTRtldmSn3Dkea3z5spLV1AZVcwybYAv4WjqVmGSxV0VtxtLgyOf2yND7C3FRNsmfftwP-JTQh6i8miLjNNtJ_8zME53Hheh6LXuJ4NJtye_ak5rCUtt_7cTjSKapbY/s2717/suenos-de-trenes.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2717" data-original-width="1612" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWoo2P0Ddi2S-4IrZSWOV8uK2Zg8JT6Uel5Erb9nn7MIpwsVPiwVLMoN21dvUvClTRtldmSn3Dkea3z5spLV1AZVcwybYAv4WjqVmGSxV0VtxtLgyOf2yND7C3FRNsmfftwP-JTQh6i8miLjNNtJ_8zME53Hheh6LXuJ4NJtye_ak5rCUtt_7cTjSKapbY/w238-h400/suenos-de-trenes.jpg" width="238" /></a></div><div style="text-align: justify;">La estrategia que usa
Johnson para dar cuenta de ello es la alternancia de escenas y emociones, en
distintos tiempos, en un orden que permite observar las consecuencias de la
tragedia central del protagonista: Un incendio que lo devora, estruja y
atormenta, cuyas cenizas se convierten en el hollín de su espíritu, dejando en
al descubierto una oscuridad latente que parece haber permanecido allí desde
esa primera escena narrada:</div><o:p></o:p><p></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35pt;"><span face=""Arial",sans-serif" style="color: black; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;">“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El recuerdo casi le paraba el corazón.
Estaba seguro de que el chino se había vengado invocando una maldición (…) Le
parecía a todas luces un castigo demasiado grande</i>” (pág. 76)<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35pt;"><span face=""Arial",sans-serif" style="color: black; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;">Un </span><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;">castigo
demasiado grande, insondable como la naturaleza que a la fuerza se intenta domar
para construir un camino. En fin, sueños de trenes que permitan traspasar esa
frontera para el hombre, que permitan controlar lo incontrolable. Trenes que
atraviesen el dolor de seguir viviendo tras la pérdida de lo que más se amaba,
con dichos recuerdos enraizados y mezclados ahora con el resentimiento tras la
marca de la muerte.<span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 12.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; margin: 12pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35pt;"><span face=""Arial",sans-serif" style="color: black; font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-PE;">“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ahora dormía bien por las noches, y a menudo
soñaba con trenes, y sobre todo con un tren en concreto: él iba a bordo; podía
oler el humo de carbón; un mundo entero pasaba por las ventanillas. A
continuación, se veía a sí mismo de pie en aquel mundo mientras se apagaba el
ruido del tren. La frágil familiaridad de aquellas escenas le sugería que
procedían de su infancia. A veces se despertaba oyendo cómo el ruido del tren
de la Spokane International se disipaba por el valle y se daba cuenta de que
había estado oyendo aquella locomotora mientras soñaba</i>”. (pág. 90)</span><span face=""Arial",sans-serif" style="mso-ansi-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="mso-ansi-language: ES-PE;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span><span face=""Arial",sans-serif" style="mso-ansi-language: ES-PE; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">No es un detalle menor que Grainier pase de una vida
sedentaria a una nómada al adoptar el oficio de transportista. La movilidad
física parece la forma de sacudirse las cenizas de esa tierra que se volvió infierno:
primero por el fuego, luego por el recuerdo. A lo largo del relato, Johnson va
introduciendo personajes, pequeñas historias que corren en paralelo, tragedias
encapsuladas en pequeñas dosis que le permiten a Grainier soportar las propias
heridas. Microhistorias con un elemento en común: la violencia adherida a todo
el lenguaje, que permea todo lo que todos tienen para contarse. Todo ello se
narra con un ritmo calmo que logra prolongar las páginas de este breve y magnífico
libro que, tras su final, solo provoca ir a buscar todo lo que ha publicado este
gran autor norteamericano.</span><span face=""Arial",sans-serif" style="mso-ansi-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p>
Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-5181249802089479042023-07-20T21:59:00.005-07:002023-07-20T22:21:45.761-07:00[Reseña] ‘El camarada Jorge y el Dragón’ de Rafael Dumett<p><b><span lang="ES"><i>Un evangelio personal</i></span></b></p><p><b><span lang="ES">Alfaguara, 2023. 272 pp.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES">Hace unas semanas se volvió viral el video de una
chica cristiana que instaba a sus seguidores a preguntarse cómo reaccionaría
Jesús ante una serie de situaciones que se dan en la cotidianidad. La masiva repercusión
que dicho video tuvo se debió, principalmente, a las respuestas divertidas que generó,
en las que numerosos usuarios imaginaron reacciones inverosímiles –al menos, desde
una perspectiva conservadora– a lo que el Hijo de Dios haría frente a diversas
situaciones. El hecho no pasaría de lo anecdótico y transitorio de no ser por
lo que se escondía en cada respuesta: la reformulación de una figura mítica, una
apropiación del personaje para insuflarle una narrativa propia alejada del
dogma. ¿Qué Jesús ve cada uno? ¿Qué permanece y qué es capaz de ser re
imaginado? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMiB-PUVTuLpMYoy_HqUg2TNid9wtFCbB3wUKg-DtxnjLinX6utHgR1Pa7AEWmLAIiBbZpqYS2xj4bK6APmWMW5iUKG15NW9TrSmWe3mu1la4jzKNu46Mt_6lKqf2SOi-ViU1ypLpcANibmOh-qD4Gs5S6Oz6FLZkXFVNFEm21t9p9R7XFqkJsFliOL_UB/s2866/el-camarada-jorge-y-el-dragon.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="2866" data-original-width="1819" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMiB-PUVTuLpMYoy_HqUg2TNid9wtFCbB3wUKg-DtxnjLinX6utHgR1Pa7AEWmLAIiBbZpqYS2xj4bK6APmWMW5iUKG15NW9TrSmWe3mu1la4jzKNu46Mt_6lKqf2SOi-ViU1ypLpcANibmOh-qD4Gs5S6Oz6FLZkXFVNFEm21t9p9R7XFqkJsFliOL_UB/w254-h400/el-camarada-jorge-y-el-dragon.jpg" width="254" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><span> </span>La mayoría de los comentarios que leí en redes
sobre <i>‘El camarada Jorge y el Dragón’</i>
de Rafael Dumett (Lima, 1963) se han centrado en la biografía de Eudocio
Ravines, en repetir datos que circulan por la internet. Esto parece un
despropósito al momento de valorar una novela que se construye más bien en la
tensión entre lo histórico y lo mítico alrededor de este personaje, clave de
lectura que se puede atisbar desde el epígrafe de Hilary Mantel: ‘<i>No importa lo que recuerdas, / sino lo que
piensas que recuerdas’</i>. </div><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES">“<i>Pensar lo
que se recuerda</i>”, un laberinto donde la posibilidad de perderse puede ser fatal.
El alimento de una paranoia como la del primer capítulo, en el cual el autor nos
presenta a un Ravines mayor perdido en la capital mexicana, acechado por
fantasmas, lecturas y prejuicios. ¿Cómo se llega a un estado de desconfianza en
la realidad misma? Dumett elige hurgar en la raíz de todos los miedos: la
infancia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES">“<i>Shitoh no se ha atrevido. </i></span><i><span lang="PT-BR">No se atreve. No se
atreverá. </span></i><i><span lang="ES">Es sólo un niño indefenso al que el destino ha
apartado cruelmente de su padre y conducido a las puertas del infierno. Solo le
queda salir de ahí cuanto antes y sin hacer ruido, y tratar de encontrar solo
el camino a casa</span></i><span lang="ES">”.
(pág.47)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES">Dumett retrata las configuraciones sociales de los
albores del siglo XX en una Cajamarca alejada del centro político y económico
de un país aún herido por la guerra perdida contra Chile, situación aprovechada
por políticos y militares para imponer su propia ley. En ese contexto, dibuja a
un Ravines que añora la vuelta a casa. En la melancolía, el recuerdo del padre
ausente por una decisión apresurada es lo que hará que su conducta errática sea
más bien una forma de nostalgia ‘infantil’. Un resguardo frente a todo aquello
que pudiera indicar debilidad frente a los demás, en una situación en donde
cualquier síntoma de flaqueza podría derrotarlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES">La narración describe las experiencias juveniles
del protagonista, con un lenguaje que busca reproducir los dichos de la época y
las turbaciones del tránsito de la infancia hasta la adultez, pero que, por
largos tramos, se excede en la solemnidad, lo cual menoscaba la caracterización
de las experiencias de los personajes. Dicha monotonía, no obstante, se ve interrumpida
cuando Ravines, renegado del catolicismo de sus años tempranos, lee un ejemplar
de ‘Vida de Jesús’, una reconstitución de la vida de Cristo elaborada a partir
de los evangelios apócrifos y en la que encuentra una imagen con la cual
emparentarse, aun cuando esta no calce necesariamente con los valores
cristianos inculcados por la religión de su niñez. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES">“<i>Igual tengo
que defenderme de sus acciones, como Jesús. Está en mis manos no dejarme
arrastrar por ella en sus desgracias. Si la dejo, si los dejo (también están
mis hermanitos), serán mi lastre. Me quedaré anclado al pueblucho atrasado en
que malviven y vegetan y del que no podré salir jamás</i>”. (pág. 119)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSEbrR76xVx_siCeVCw2C5t6GRfmASOdwKfVH-OwdY_TDFNgGWJEx1aS7Xnj2esSN7q9L5WUvxyKkZFraUko7czla72D3_SnnoJrbN1YKJ96wykMcnk3zxuubj3csay92MbLaq7TfXvKAe-fyHu0PLXkbKNUjubEp4L19RWm2iTl4GnvGlV8hdQRLCvkNa/s1200/dumett.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1200" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSEbrR76xVx_siCeVCw2C5t6GRfmASOdwKfVH-OwdY_TDFNgGWJEx1aS7Xnj2esSN7q9L5WUvxyKkZFraUko7czla72D3_SnnoJrbN1YKJ96wykMcnk3zxuubj3csay92MbLaq7TfXvKAe-fyHu0PLXkbKNUjubEp4L19RWm2iTl4GnvGlV8hdQRLCvkNa/s320/dumett.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"> En esta escena de revelación la novela brinda una clave de lo que se está contando: no hay
Historia sin lo apócrifo, sin esa ficción que se encuentra en orilla de lo
canónico y establecido. Es la propia historia de Ravines la que se narra a
través de los recursos de la ficción –de lo que pudo o no pudo haber pasado–
como una forma de aproximarse a la sensibilidad de la figura histórica y de quienes
lo rodean. Entre esos personajes secundarios destaca, por lejos, el personaje
de Belisario Ravines, el prefecto vilipendiado por el pueblo cuyos soliloquios
llenos de delirio, miedo y culpa, quiebran el relato a la vez que lo dotan de
vitalidad. Es un momento clave cuando este declara ante Ravines que no cree en
Dios, a lo que este responde:</div><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><i><span lang="ES">“Yo
tampoco. Pero creo en los pecados. Los que empozan el alma y la ensucian para
siempre”. </span></i><span lang="ES"> (pág. 238)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Es el pecado y la culpa que acarrea lo que
gangrena a los personajes. Ante ello, el protagonista opta por la libertad como
la única manera de no acatar órdenes de nadie, como el principal motor para
desenvolverse en el mundo. Esta consigna marcará sus decisiones y determinará
su futuro. Será el matiz con el que forjará un moral y una conciencia: su
propio evangelio. Dummet, en esta novela apenas nos ha empezado a mostrar el
camino que ha trazado para contar la vida de Eudocio Ravines (este es el primer
tomo de una trilogía anunciada). Un camino que, tras esta lectura, anticipo con
buen augurio. <o:p></o:p></span></p><br /><br />(Texto publicado en <a href="https://elhablador.com/blog/2023/07/20/resena-el-camarada-jorge-y-el-dragon-2023-de-rafael-dumett/" target="_blank">El hablador</a>)Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-27072438589566467662023-07-04T20:47:00.000-07:002023-07-04T20:47:03.491-07:00[Reseña] "Libertadores de América" de Alejandro Droznes<p><u> <b style="text-align: justify;"><span lang="ES">Fuego que libera</span></b></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Pesopluma,2023. 220 pp.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">¿Cómo aproximarse al fútbol desde las letras sin
caer en la parodia y la hipérbole? Como toda pasión, acercarnos más de la
cuenta puede cegar y confundir. Por otro lado, exagerar la distancia puede
derivar en un relato frío, una prosa del lugar común. El camino alternativo
puede ser la aproximación tangencial, el acercamiento desprovisto de la lógica
racional, reconfigurada para captar la complejidad de un juego capaz de alterar
la manera de desenvolverse en el mundo. El fútbol reclama una intensidad
narrativa de la que Alejandro Droznes (Buenos Aires, 1980) se apropia y responde
desde el respeto y la emoción. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSle0OZ7di8WQHPnXcHqpb7AXAkkPjhwcz2fhihVJwws5Uysry20BL8vSr7Uf6j9KqE7OTpUeNqv3w6lVosY31XTjKYn83mf8_3StHQe-ZhOJZI_zXqt7y9QRKnqrwTfunvNK4c08NNliUGWDXpxLiYZi8DXG9cDvp-y391xxnp01FECQJtxeTHYNkRAVF/s2365/portada-libertadores-de-america.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="2365" data-original-width="1669" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSle0OZ7di8WQHPnXcHqpb7AXAkkPjhwcz2fhihVJwws5Uysry20BL8vSr7Uf6j9KqE7OTpUeNqv3w6lVosY31XTjKYn83mf8_3StHQe-ZhOJZI_zXqt7y9QRKnqrwTfunvNK4c08NNliUGWDXpxLiYZi8DXG9cDvp-y391xxnp01FECQJtxeTHYNkRAVF/w283-h400/portada-libertadores-de-america.jpg" width="283" /></a></div><br /> Viajar, instalarse,
desempacar, recorrer una nueva ciudad, perderse, partir otra vez. Las diez
crónicas que conforman el libro representan una búsqueda por plasmar las
atmósferas particulares en las que se respira el fútbol en distintos puntos del
continente sudamericano, al mismo tiempo que se buscan los elementos comunes
que las unen. La gesta de un equipo argentino menor, la algarabía de una ciudad
boliviana otrora poderosa, la indiferencia venezolana, la épica rivalidad
llevada a otras latitudes y el sincretismo sospechoso de las autoridades de los
entes futbolísticos profesionales son algunos de los elementos abordados en el
libro. El proyecto de Droznes no era fácil de por sí, pero halla una vía
unificadora a través de la alternativa más compleja y ambiciosa a su vez: la inclusión
de la Historia. <o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Salpicada de mitos,
leyendas y rumores instalados cual canon cultural, la ficción de las
inexactitudes que salpican la Historia oficial de los países de la región es un
campo perfecto para estrechar los lazos entre el fútbol y la narrativa. Un
presente siempre frágil donde los ecos del pasado se actualizan, como en el
capítulo dedicado a Asunción, Paraguay en el que Droznes hilvana los tiempos
hasta dar con una línea propia y particular:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Paraguay fue visto desde su
descubrimiento como un territorio en el que experimentar formas de vida
bastante autónomas y absolutamente ignorantes de toda ley, dándole a aquel
paraje, perdido en la demencial sucesión de afluentes y meandros que van a
alimentar el Río de la Plata, una palpable impronta de la libertad. Ya los
fundadores de La Asunción vivían, según comenta en una carta un vecino de la
época, con “poco temor de Dios””.</i> (pág. 101)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Y continúa páginas después:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">En la
avenida Sudamericana había poco tránsito, el aire traía un acento vegetal y en
los detalles se percibía la inapelable presencia del dinero: los autos
estacionados en los alrededores eran nuevos, el césped de los jardines estaba
perfectamente cortado y había una cancha de fútbol en la que relucían los
logotipos del fútbol sudamericano</i>”. (pág.104)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">El escándalo de corrupción en el que se vio
involucrada toda la jerarquía de la CONMEBOL se complejiza al precisar el
contexto histórico del territorio en el que dichas prácticas se desarrollan. Los
vicios y la falta de escrúpulos como una forma de no escapar de la repetición del
pasado y la circularidad de la Historia son algunas de las ideas que se
desprenden del capítulo, uno de los más notables del volumen. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Las exploraciones de
Droznes logran sortear el carácter divulgativo de la acumulación de datos históricos
al verse enriquecidas con los modismos propios del español en cada país, lo
cual les proporciona a los diálogos un tono picante. A ello, se añade la
perspectiva de un narrador que se sabe siempre extranjero y que no pierde la
curiosidad en los detalles que rodean ese fervor incontrolable del fútbol. Esto
es una manera de avivar y controlar a la vez el relato de las tensiones
generadas por ‘<i style="mso-bidi-font-style: normal;">los nuevos patriotismos
forjados a partir de vagos ideales nacionales´</i> (pág. 44). Esto se vuelve una
manera de enfrentarse y actualizar conceptos asociados comúnmente con el
fútbol, como el honor y el orgullo. Un intento de vindicar una forma de
mostrarse al otro, proyectar una imagen, si no ganadora, al menos llena de
pundonor y lealtad a una fe como lo es hinchar por un club de fútbol que
participa en la Copa Libertadores o Sudamericana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Droznes sale airoso de un proyecto complejo con un
libro que emana, aún en sus líneas más informativas, la pasión de ese hincha
ansioso por saberlo todo de su equipo y sus rivales de turno. Narra la manera
más religiosa de encarnar un orgullo local y revivir la adrenalina bélica de
defender lo que se considera como propio e inalienable, más allá de la
progresiva mercantilización que acecha, propia del relato civilizatorio siempre
presente alrededor:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">“La
Copa Libertadores tiene, como el continente, un relato civilizatorio. Los
registros tanto literarios como periodísticos refieren una primera época,
previa a los brillos de la televisión y los patrocinadores oficiales en la que
el torneo estaba sumido en su propia barbarie: proliferaban los hechos de
violencia, abundaban las actitudes deshonrosas, los escándalos se sucedían”. </span></i><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">(pág. 156)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Martin Kohan afirmaba que el viaje es un factor
determinante en toda configuración heroica, puesto que de las peripecias
derivadas de dicho acto a la vez se desprenden pruebas y desafíos, y de la
superación de estas emerge el destello de la figura del héroe<a href="file:///C:/Users/USER/Downloads/LibertadoresDeAmerica_Droznes_VFF.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Entre la barbarie subrepticia de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hinchada</i>
y el discurso de la hiperprofesionalización de este deporte, este libro irrumpe,
narrando la épica alrededor de un balón y las historias de los héroes de
nuestros tiempos: jugadores que llevan en sus pies el destino de su tribu. El
fuego libertador.<o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/USER/Downloads/LibertadoresDeAmerica_Droznes_VFF.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: ES;"> <span lang="ES">En la pág. 12 de ‘Fuga de
materiales’. Ediciones Universidad Diego Portales, 2013.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoFootnoteText"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span lang="ES"><br /></span></span></p>(Texto publicado en <a href="https://elhablador.com/blog/2023/06/29/resena-libertadores-de-america-2023-de-alejandro-droznes/">El hablador</a>)
</div>
</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-2168125420988889922023-06-20T09:41:00.000-07:002023-06-20T09:41:40.490-07:00[Reseña] "Cuentos completos" de Mario Levrero<p><b> </b></p><b>Fiebre levreriana</b><p><b>Literatura Random House, 2019. 656 pp. </b></p><div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">¿Por qué uno
se vuelve levreriano? ¿Cuándo es que el apellido se vuelve un adjetivo que
describe un estilo capaz de impulsar y formar una fervorosa comunidad de
admiradores de una obra que conecta a lectores de distintas latitudes y
generaciones? Una respuesta a esta última cuestión puede ser la diversidad de
caminos que existen para acceder a su escritura. La vía más común sería abordar
como punto de inicio <i>El discurso vacío</i>
y <i>La novela luminosa</i>, sus novelas más
elogiadas, ambas épicas de la cotidianeidad y la trascendencia del ocio. Pero
el lector también podría optar por la ruta más onírica con la llamada «Trilogía
involuntaria» (conformada por las novelas <i>La
ciudad, El lugar y París)</i> y <i>Fauna/
Desplazamientos</i>. Sugiero una tercera vía, un híbrido entre ambos caminos: <i>El alma de Gardel</i> y <i>Dejen todo en mis manos</i>; o sus deliciosas observaciones vitales
recopiladas en sus <i>Irrupciones</i>,
textos imposibles de adscribir a un solo género en particular. Afortunadamente,
la publicación de sus <i>Cuentos completos</i>,
conecta todas las vías anteriores.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM_sBrcCbhWIV-JANXk08qWJcpmb4_ynfJYSoWNXRPVLXvZNqhkpC0vAJtShgdO7rKinyHJhS4bA5fKzLMG6n7rH1EsRktvsfB55SacEI3XnA9Mq7piLUqTN4xb8L3rRFF7MAkaoeOd-ea_6zE2KG_jvlX7NdoqNvtVvStf0Z_sspsUvWcqvvjs1o5YItn/s3027/cuentos-completos-mapa-de-las-lenguas.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="3027" data-original-width="2000" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM_sBrcCbhWIV-JANXk08qWJcpmb4_ynfJYSoWNXRPVLXvZNqhkpC0vAJtShgdO7rKinyHJhS4bA5fKzLMG6n7rH1EsRktvsfB55SacEI3XnA9Mq7piLUqTN4xb8L3rRFF7MAkaoeOd-ea_6zE2KG_jvlX7NdoqNvtVvStf0Z_sspsUvWcqvvjs1o5YItn/w264-h400/cuentos-completos-mapa-de-las-lenguas.jpg" width="264" /></a></div><br />Propongo
empezar leyendo el relato «La calle de los mendigos», donde una ligera y
aparentemente inocua alteración de la rutina diaria, como lo es la falla de un
encendedor, lleva a una búsqueda desesperada por desentrañar un misterio que no
hace más que crecer hasta el punto de desviarnos de lo absurdo de la situación,
para situarnos en el laberinto de la curiosidad. En el «El sótano», «Las
sombrillas» o «Nuestro iglú en el Ártico» ocurre lo mismo: reconfiguraciones de
la realidad que se logran al recuperar la capacidad de asombro de la infancia,
cuando la línea entre lo lógico y lo onírico era más difusa, e insertarla en
una atmósfera ensuciada por una mecánica adulta, sucia y gris. «Más de una vez
pensé en mí mismo como en un triste adulto, de esos que pasan la vida
acumulando cosas en previsión de un invierno que raras veces llega», menciona
en «Capítulo XXX» (p. 320), sugiriendo su resistencia a «la opacidad cotidiana,
a este frío y a este apego insensato a las cosas. Yo no puedo darme ese lujo»
(p. 337, «Surkville»)<o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">El retorno a una
capacidad de asombro infantil, aparentemente perdida en las batallas diarias de
la adultez, se entremezcla con la urgencia sexual y el humor. En los cuentos de
Levrero existen ambientes cargados de tabúes y reglas, cuyos límites son
transgredidos mediante un lenguaje aparentemente desmesurado y descontrolado
(«La casa de pensión»). Esta transgresión no es sino la solución frente a tanta
solemnidad impuesta, a la que Levrero golpea sin pudor, apelando a escenas que
si bien podrían escandalizar en un primer momento, poseen un efecto que va más
allá de la impresión superficial. Son metáforas de la libertad del ejercicio de
la ficción. El resquebrajamiento de la «seriedad» es un acto de resistencia,
desde la literatura, en el cual el uruguayo encontró una herramienta
invaluable. Una síntesis de ello puede ser la respuesta que brinda a un
divertido cuestionario formulado por nada menos que él mismo: «Yo utilizo la
imaginación para traducir a imágenes ciertos impulsos —llámalos vivencias,
sentimientos o experiencias espirituales. Para mí esos impulsos forman parte de
la realidad o, si lo preferís de mi “biografía”. Las imágenes bien podrían ser
otras; la cuestión es dar a través de imágenes, a su vez, representadas por
palabras, una idea de esa experiencia íntima, para la cual no existe un
lenguaje preciso» (p. 589, «Entrevista imaginaria con Mario Levrero, por Mario
Levrero»).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAewbTgugIDSyAkZuBLbSxqTLddlbmNsY6n3vZBcXh8CaSctu9C1wo50A-_3G3OFp98bbvohwjMr_YpV3vCeryYWgfSrpCg1OKKInt6ySqDdlnscczBFuuPuOL2rUby8tfWA32KJsWW_VLONqbQgQ_IQBa3-R6SKtDnO-MNilq3djDqMjqJbynCulqacOl/s900/Levrero-lentes-negros.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="864" data-original-width="900" height="307" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAewbTgugIDSyAkZuBLbSxqTLddlbmNsY6n3vZBcXh8CaSctu9C1wo50A-_3G3OFp98bbvohwjMr_YpV3vCeryYWgfSrpCg1OKKInt6ySqDdlnscczBFuuPuOL2rUby8tfWA32KJsWW_VLONqbQgQ_IQBa3-R6SKtDnO-MNilq3djDqMjqJbynCulqacOl/s320/Levrero-lentes-negros.jpg" width="320" /></a></div><br />Levrero
prefería denominar relatos a este tipo de narraciones para escapar a las
fórmulas repetitivas que se le asignan al cuento, como se puede constatar en
las 59 piezas que conforman el presente volumen. A diferencia de la concepción
tradicional, el relato para el autor representa una oportunidad para romper con
ideas preconcebidas de causa-efecto-solución, para tomar opciones más azarosas
y delirantes, pero no por ello menos atrapantes. «Los ratones felices» y
«Espacios libres» son prueba de ello, con episodios donde lo que menos hay es
la lógica en detrimento de la vitalidad. Esto confirma que uno no lee a Levrero
para descifrar un enigma, sino para emocionarse durante la persecución del
mismo. Desde la angustia inquietante y asfixiante de «El inspector» al
cuestionamiento existencial de «Diario de un canalla», pasando por la
melancolía de «Algo pegajoso», el humor de «Confusiones cotidianas», el horror
fantástico de «Aguas salobres» o la sensación de aventura de «La cinta de
Moebius» y «Alice Springs», el lector reconoce que está frente a verdaderas
obras maestras verdaderas obras maestras. Cabe decir que algunos textos
contienen una mayor dosis de densidad en contraste con los otros relatos, como
ocurre con «Ya que estamos» y «La toma de la Bastilla o cántico por los mares
de la luna», lo cual podría confundir al lector. Sin embargo, al menos habrá un
párrafo o frase que denote la genialidad del escritor que en una segunda o
tercera lectura permita transportarlo a planos de conciencia desconocidos. Tal como
anota Nicolás Varlotta, la persona que estuvo a cargo de esta edición.<o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Retomo mi
pregunta inicial, ¿Por qué uno se vuelve levreriano? Ensayo una respuesta: porque
al leer a Levrero, uno se percibe cómplice, como quien lee a un amigo (según mencionaba Diego Otero)<a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/Resen%CC%83a.%20Cuentos%20Levrero_rev.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Su literatura irrumpe en nuestras rutinas, hipnotizándonos con escenas que
ensanchan nuestras experiencias y nos sumergen por completo en una materia
artística formada por diversas fuentes. Todas ellas conjugadas de tal manera
que uno se olvida que está leyendo. Leer a Levrero no solo es una forma de
escapar a la realidad, es una invitación a desarmarla y volverla a armar. «Cuando
creíamos que todo había terminado, todo estaba recién por comenzar» (p. 208,
«Todo el tiempo») La recopilación de estos relatos nos sigue atrapando con una
obra de irradiación incombustible, una nueva oportunidad para empezar.<o:p></o:p></p>
<div><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/Resen%CC%83a.%20Cuentos%20Levrero_rev.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> En
Buensalvaje N° 10, marzo del 2014 https://revistabuensalvaje.wordpress.com/2014/03/20/las-bromas-espirituales/<o:p></o:p></p>
</div>
</div></div><br />(Texto publicado en <a href="https://elhablador.com/blog/2023/06/18/resena-cuentos-completos-2019-de-mario-levrero/" target="_blank">El hablador</a>)<br /><br />Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-8802090463507148192023-06-04T13:27:00.004-07:002023-06-04T13:27:57.715-07:00[Reseña] ‘Vidas conjeturales’ de Fleur Jaeggy<p><i><u> <b style="text-align: justify;"><span lang="ES">Notate bene</span></b></u></i></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Ediciones Universidad Diego Portales, 2022. 68 pp.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">¿Cómo trazar un perfil sobre seres iluminados, distantes
en el tiempo? ¿Cómo se aproxima uno a esa genialidad por una vía distinta a la acumulación
de datos biográficos? La respuesta puede ser tan simple como arriesgada:
conjeturar. Buscar entre los resquicios, residuos, sobras. Reunir la información
de aparente carácter ordinario, que por sí sola no podría decir mucho sobre la
vida de alguien y obtener de ella un retrato íntimo y emotivo. Así como lo
logra Fleur Jaeggy (Zúrich, 1940) en este breve compendio de vidas.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6nw3jCIIf4x_sggJHoLfbzwfq0hZGJF1TTo5gDAAXLgX5dC85hMOAlRJkPGjeW9OI03Kbr0T_lmqU-Qv9pUbyGzRHaoT8-CyttWJdYr2QZi-NDIZTWJsTP0B2chohIpakKFB-cO-BPp7UMlP7tKSDDiHr2YhdzDQH3R3Fzlzc2DnfMq9vJugOzAe2aA/s1024/Vidas-conjeturales-641x1024.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="641" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6nw3jCIIf4x_sggJHoLfbzwfq0hZGJF1TTo5gDAAXLgX5dC85hMOAlRJkPGjeW9OI03Kbr0T_lmqU-Qv9pUbyGzRHaoT8-CyttWJdYr2QZi-NDIZTWJsTP0B2chohIpakKFB-cO-BPp7UMlP7tKSDDiHr2YhdzDQH3R3Fzlzc2DnfMq9vJugOzAe2aA/w250-h400/Vidas-conjeturales-641x1024.jpg" width="250" /></a></div><br /><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Thomas de Quincey (1785-1859), John Keats
(1795-1821) y Marcel Schwob (1867-1905) son las figuras literarias elegidas en
este volumen recopilatorio. Si bien escritos y publicados en distintos años, la
misión de estos tres proyectos narrativos parece partir de una misma
motivación: conocer cómo se forma (y deforma) una sensibilidad artística. Y una
primera estación ineludible para ello es la infancia, germen de padecimientos y
alegrías; de intereses y miedos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Jaeggy, con gran capacidad imaginativa,
caracteriza a los escritores mencionados. Los recrea para volverlos personajes.
Se apropia de ellos. Los tres son seres con infancias difíciles, como muchos,
pero a la vez genios signados por una marca de la iluminación. Una marca que es
capaz de hacerlos trascender y subvertir la condena del olvido, de ubicarlos
por encima de los demás por su talento, y, al mismo tiempo, distantes a sus
coetáneos, acompañados por una sensación de no pertenencia impuesta y luego,
voluntaria. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">‘<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
felicidad jugó con él, después se transformó, casi como si el dolor fuera una
felicidad encolerizada, una agraciada convulsión de la naturaleza’</i> (pág.
19) La aproximación a De Quincey se apoya en la realidad padecida: pobreza y
adicción. Esta última surgida como respuesta a los efectos nocivos de lo
primero. La adicción se convierte en una vía de escape a la memoria de vivir
atormentado por los maltratos infringidos en la escuela. De Quincey llega al
punto de apartarse de los asuntos de los vivos, todos sospechosos de conspirar
contra su persona, en un aislamiento radical que probablemente haya sido uno de
los factores predominantes en la extenuación de su organismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Quién sí resistió lo más que pudo con tal de dar
respuesta a sus enemigos fue Keats<a href="file:///C:/Users/USER/Downloads/Vidas%20conjeturales_Fleur%20Jaeggy_SRUD_R.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
según se consigna en el perfil más apasionado del libro. Keats, ‘<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Devoraba los libros, copió, tradujo
fragmentos, hizo de escribano y de copista de su mente. Hizo saber a sus amigos
del Guy’s Hospital que la poesía era ‘la única cosa digna de atención para una
mente superior’. Y esa era su única ambición’. </i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(pág. 33). En este ensayo, llama la atención
cómo Jaeggy dedica muchas líneas a las distintas descripciones fisionómicas del
poeta. Lo describe como poseedor de una mirada abrasante (a la que se le
atribuía la de posibilidad de ver el futuro) y unos labios siempre dispuestos a
demostrar su imperecedera personalidad<a href="file:///C:/Users/USER/Downloads/Vidas%20conjeturales_Fleur%20Jaeggy_SRUD_R.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Un carácter avasallador, capaz de anular la identidad de todo aquel que se le
acercara. Quizás por ello el número de páginas dedicadas a su agonía resulta
apropiado. Como una forma de ver si la vulnerabilidad de una sombra tanática permitía
revelar más acerca de la personalidad del poeta, quien no deja de brillar en sus
horas más aciagas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Y si bien a Schwob, Jaeggy le dedica un menor
número de páginas respecto a los dos anteriores perfiles, estas le bastan para señalar
la gran importancia que tuvieron las relaciones amicales y sentimentales en la
vida del escritor judío. Amigos que se torna refugios, musas que se vuelven
fantasmas. ‘<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ese viaje de la memoria hacia
las sombras de los encantamientos se había desvanecido. Quedaba el catálogo
arrugado de un largo deambular</i>’ (pág. 58) Agotado tras sus viajes, Schwob
se rinde ante la nostalgia y opta por volver. El perfil llega a su fin con una
escena de fantasmas, lo cual tiñe de luto el ambiente en el que yace el
escritor y también el lector de estos perfiles quien, al cerrar este breve
librito, seguramente añorará a estos personajes. Esta lectura se convierte en
el pretexto perfecto para acudir a los libros de los autores perfilados y por
qué no, también, los de su aguda retratista. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 119.25pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;">(Este reseña fue publicada en la revista virtual '<a href="https://elhablador.com/blog/2023/05/28/resena-vidas-conjeturales-2022-de-fleur-jaeggy/" target="_blank">El hablador</a>' )<br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/USER/Downloads/Vidas%20conjeturales_Fleur%20Jaeggy_SRUD_R.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: ES;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES">‘“</span></i><span lang="ES">Si muero<i style="mso-bidi-font-style: normal;">”,
le escribe a Brown, “</i>debes hundir a Lockhart<i style="mso-bidi-font-style: normal;">”. Era un tipo que escribió un artículo contra Keats, aprovechándose de
chismes e informaciones personales: combinó su talento de sabueso y chivato de
la policía con el de enemigo de la Literatura</i>”<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>(pág. 43)<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/USER/Downloads/Vidas%20conjeturales_Fleur%20Jaeggy_SRUD_R.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: ES;"> <span lang="ES">‘Aquí yace alguien cuyo nombre fue
escrito en agua’ es lo que Keats solicita se inscriba en su lápida en un
intento de unir su recuerdo al poder transformativo del líquido elemento.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-9598470140853489312023-05-30T11:21:00.004-07:002023-05-30T11:23:23.152-07:00[Reseña] ‘El trabajo de los ojos’ de Mercedes Halfon<p> </p><p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><u><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><i>La luz que nos aleja<o:p></o:p></i></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal"><b><span lang="ES">Las afueras, 2019. 104 pp.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Todo entra por los ojos, reza el dicho. La primera impresión es la imagen
que uno proyecta y la que va a instalarse en la memoria del otro. Ritos de
preparación, ensayos, preocupación. Se centra la atención en uno, en lo que
puede prever. Pero, ¿y si la mirada que nos ausculta no es la que se espera? ¿Si
esta se desvía de lo normal? Existe una narrativa visual que se replantea a
partir de las posibilidades de su autor y receptor, uno cuya vista le alcance
una escena distinta a la que llega a los demás. ¿Cómo se lidia con percepción alterada
de la realidad?<o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM2g6Sow8-jg5HpHRHa63TDaq-OgPuhMLj5ux0smzl4xkJQhILgnF-cnuqeKXQbRXC4HGPtYULjVuizvxJxeEv5hy7YXvm0R-j_ZmRabdNHnSjsf7JCoP96eQGrRIOdwhCzxPfP4kQfgirkJaTDKYprYfbqkAR9PDJntfvWASwZ4VoUigsZb91gUONbg/s766/cubierta_ojos-alta-consombra_540x.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="766" data-original-width="540" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM2g6Sow8-jg5HpHRHa63TDaq-OgPuhMLj5ux0smzl4xkJQhILgnF-cnuqeKXQbRXC4HGPtYULjVuizvxJxeEv5hy7YXvm0R-j_ZmRabdNHnSjsf7JCoP96eQGrRIOdwhCzxPfP4kQfgirkJaTDKYprYfbqkAR9PDJntfvWASwZ4VoUigsZb91gUONbg/w283-h400/cubierta_ojos-alta-consombra_540x.jpeg" width="283" /></a></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">‘El trabajo de los ojos’ empieza con la noticia muerte del oculista de la
narradora y la revelación de su estrabismo como una enfermedad aparecida en la
infancia y la multiplicidad de males oculares que pueden aparecer, a causa de
ella, a lo largo de su vida. Sobre estos tres ejes, Mercedes Halfon (1980)
erige un bello libro, en el que, hilvanando pasajes llenos de humor,
curiosidad, asombro y reflexión, profundiza en la amalgama de aquellos
elementos que posibilitan y dificultan el acto de ver. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Es una máxima que puedo aplicar a
otros aspectos de mi vida. En vez de apoyarme en lo que funciona bien, pongo
sistemáticamente la energía sobre lo que falla. Es un mecanismo de la crítica”.</i>
(pág. 21)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">La predisposición surgida a temprana edad para mirar de manera distinta,
debido al estrabismo, se torna en la obsesión de la narradora. Explora cómo
ello afecta sus relaciones familiares y amicales. Una familia caracterizada por
esta marca física. Una herencia indeseada. Madre e hijos compartiendo estas
carencias oculares. Años de visitas a centros oftalmológicos. La dificultad
para hallar las cosas. Esforzarse siempre más que los demás y cómo ello puede
resultar por ratos tortuoso y cansino. Halfon vuelve esta característica
indeseada en motor de escritura pues, como dice, “(…) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cuando empezamos a notar los procedimientos es porque algo se está
malogrando</i>” (pág. 40)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Y que sean los oftalmólogos especialistas en niños las autoridades
científicas en lo referido al estrabismo, le confiere a este mal una seña de
cicatriz de infancia inamovible.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Una
herida que arde en cada visita médica, en cada chequeo y tratamiento nuevo. Una
niñez permanente en los ojos, la imposibilidad de desarrollar una mirada
adulta, “como los demás”. Ello provoca a lo largo de la vida otra lectura de lo
que se percibe.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Un código distinto para
entender el mundo, menos definido y más subjetivo. Más aún con la ceguera, la
extinción total de la luz:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">“A veces creo que la vista
es un bien de ese tipo. Algo que existe de forma irrefutable, muchos la poseen,
pero hay un punto oscuro, un precipicio rocoso desde donde cae a un fondo de
pantano inaccesible”. (pág. 22)<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Este andar por puntos ciegos, distorsionados, estrecha el vínculo de la narradora
con su vocación literaria, en un intento de aprehender lo que no se puede
captar fácilmente con la mirada, a través del lenguaje. El pasar horas
incontables de soledad tratando de descifrar emociones, experiencias, el
sentido de la realidad. Escribir como una forma de guiarse por la vida:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">‘<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llorar por un dolor opaco y
persistente. El conocimiento sería un calmante al permitirnos encontrar una
forma reconocible, una regularidad. Convertirlo en relato. Tenga o no una
solución’</i>. (pág. 86)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">La estructura fragmentaria dota al libro de un ritmo pausado en el que se
invita al lector a detenerse en cada pasaje. Hay ensayo, aforismos, datos
históricos. Historias personales y familiares. Un enfoque heterogéneo con un
efecto cautivante. Y si bien, en cierto pasaje se dice que el relato esconde la
trampa de conocer el final de la historia y ser una ocasión perfecta para la
exageración, el recomendar con entusiasmo este libro no lo es.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p> <br /></o:p></span></p>(Este reseña fue publicada en la revista virtual '<a href="https://elhablador.com/blog/2023/05/28/resena-el-trabajo-de-los-ojos-2019-de-mercedes-halfon/" target="_blank">El hablador</a>')<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p><br /></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-5728378834505401082023-05-21T16:12:00.001-07:002023-05-21T16:12:43.610-07:00[Reseña] ‘Desubicados’ de María Sonia Cristoff<p> </p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><i><u>Cuando ser humano cansa</u></i></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><b>Libros del Laurel, 2014.
140 pp.</b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">‘Tengo
el ritmo de las máquinas’ cantaban Los Prisioneros<a href="file:///C:/Users/USER/OneDrive/Novelas,%20cuentos%20y%20rese%C3%B1as/Rese%C3%B1as/Desubicados_Cristoff_SUD_rev.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> con un pulso siniestro e
irónico. Una canción sobre jornadas cronometradas hasta el mínimo, responsabilidades
fijadas. Una tranquilidad forzosa, disimulada bajo la creencia de que
adaptándose uno logra la estabilidad interior. Es así que cualquier
interrupción se vuelve un fastidio, algo que suprimir a la mayor celeridad
posible. La protagonista y narradora de ‘Desubicados’ comienza a padecer
insomnio tras ver interrumpido sus sueños por la aparición de nuevos vecinos y
sus sonidos sexuales cerca de las tres de la mañana (macho y hembra, los
califica). Lo que al inicio valora como un acontecimiento positivo para su
propio matrimonio, deviene en un incordio insuperable, especialmente, al no poder
identificar con exactitud de dónde provienen los ruidos. Ante ello, la única
salida que concibe es dormir en una banca de zoológico alejada de los seres
humanos, lo cual calma su ánimo al transformarse voluntariamente en un bicho.
Una situación tan banal y hostil provoca que dicha solución no se perciba tan
descabellada.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqPXszn2YJS2HutGTMMEwIvm4GU4_8b8IA3Xht1G_O0RSQaqOZr4UzXFqLvEmuEMePdJyE1UYllgSY8NWxtgYQKlz-BrVS1y0WwRc3n4BnDDjJsevR1SlS_BO6CFrwXYqEnNenlU7ZndCH6_bEVTV6WfOeZEGOxCXTfIrcit51oNOrPp4Rew2oVO92vA/s1274/Desubicados.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1274" data-original-width="920" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqPXszn2YJS2HutGTMMEwIvm4GU4_8b8IA3Xht1G_O0RSQaqOZr4UzXFqLvEmuEMePdJyE1UYllgSY8NWxtgYQKlz-BrVS1y0WwRc3n4BnDDjJsevR1SlS_BO6CFrwXYqEnNenlU7ZndCH6_bEVTV6WfOeZEGOxCXTfIrcit51oNOrPp4Rew2oVO92vA/s320/Desubicados.jpg" width="231" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;">Los
libros de Maria Sonia Cristoff (Trelew,1965) interrumpen y frenan el vértigo de
la rutina. Uno podría, de forma superficial, definir a sus personajes como
desequilibrados y asociales –¿Lo son realmente? –. La exploración de esa
pregunta es la que lanza a uno a develar capa por capa lo narrado en sus
novelas. ¿Hay de verdad tanta distancia entre uno y esa protagonista que duerme
en zoológicos y se siente más cercana a los animales que a los seres humanos?
¿Por qué no podríamos tomar la decisión de arrancar y optar por ese camino? En
medio de esas interrogantes, un pasaje:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“¿Tendré miedo de comprobar que no es cierto
que la inadecuación es una cuestión de orden geográfico? Porque saber lo sé:
siempre es sencillo reconocer la falacia de los lugares comunes, lo que no es
tan sencillo es comprobar cómo a pesar de eso, de ese saber, un día el lugar
común hizo carne en nosotros, nos convirtió en sus súbditos. ¿Será el pánico a
vivir en un lugar sin zoológico?”</span></i><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> (pág. 73)</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">A
lo largo de la novela, la narradora viaja con la mirada atenta al
comportamiento animal en cautiverio y recrea cómo el hombre va dejando su
huella, negativa por lo general, en la existencia de estos seres con cuya
vulnerabilidad se ve identificada y comprendida. Las imágenes de ciudad, el
invento humano por excelencia, son de aturdimiento y zozobra, una cadena de extirpación
de aquello que escapa de la norma humana, capaz de mellar toda voz y aplastar
todo gesto de incomodidad.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">“De
todas las cosas que los animales van perdiendo a medida que se integran a un
zoológico, los sonidos propios son una ¿Será que ya no hay nada que avisar?
¿Qué ya no hay a quien avisarle?” </i>(pág.34)</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">'Resaca
existencial' se repite en varias páginas y vaya sustantivo. Resaca. Molestia,
escozor, esa sensación molesta tras tanto ruido y celebración a la que se nos
empuja en la contemporaneidad. ¿Celebración por la explotación disfrazada de
‘hiperproductividad’ como medida máxima de eficacia y éxito? ¿Por la
disminución de horas de ocio? Cristoff, como en ‘Inclúyanme afuera’ y ‘Mal de
época’, logra captar los sentimientos de desajuste interno e inadecuación en la
mirada respecto al resto. Expone el momento en que el disfraz de heterogeneidad
que se propugna como emblema moderno esconde un exotismo controlado, un zoológico
de puertas abiertas en las que ser humano, cansa.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“Salgo a caminar entre las
jaulas, a moverme un poco tal vez me ayude a pensar mejor. Solo que no puedo
sacarme de encima este sueño, este sopor. Lo cubre todo, me absorbe, no me deja
terminar de entender nada. ¿Será este el estado de aturdimiento del que hablan
algunos filósofos contemporáneos cuando analizan la cuestión de lo animal y lo
humano? ¿Cómo puede alguien tomar una decisión adecuada -y no solo eso:
trascendental- en este estado?”</span></i><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"> </span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">(pág. 67)</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Y es que, ¿quién define lo humano hoy? ¿Desde dónde se
hace? Son preguntas que inciden en los derechos sobre cuya ausencia se erigen
las prisiones que nos encierran, asfixian; construidos cual espejos que nos
motivan a la reflexión y –en última instancia– a atormentarnos. A removernos y
desubicarnos.<o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><br /></div><div style="mso-element: footnote-list;"> (Este reseña fue publicada en la revista virtual '<a href="https://elhablador.com/blog/2023/05/21/resena-cuando-ser-humano-cansa-2014-de-maria-sonia-cristoff/" target="_blank">El hablador</a>')<br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/USER/OneDrive/Novelas,%20cuentos%20y%20rese%C3%B1as/Rese%C3%B1as/Desubicados_Cristoff_SUD_rev.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: ES;"> <span lang="ES">En ‘Otro Día’, track n° 12 de ‘La
cultura de la basura’ (1987)<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-63599494031801394202023-03-07T12:14:00.000-08:002023-03-07T12:14:34.852-08:00"Por favor, rebobinar" de Alberto Fuguet<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><b>Vértigo y futuro</b></div><div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><br /></div><div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><br /></div><div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal"><span lang="PT-BR">Alfaguara, 2014. 396 páginas. | Random House,
2022. 430 páginas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="PT-BR"> </span></p>
<p class="MsoNormal">La edición sobre la que escribo
es la definitiva. Veinte años después de haber sido lanzada, Fuguet decidió
saldar deudas en el 2014 con su segunda novela y publicarla tal como la
concibió, sin cortes<a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/Resen%CC%83a_PorfavorrebobinarVF.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Como libro adelantado a su tiempo, <i>Por
favor, rebobinar</i> interpela a quien lo lee debido a la contemporaneidad de
los temas. Aborda problemas de la década de los noventa, es cierto. Sin
embargo, estos no se han ido y más bien han mutado. Algunos de estos son: la
sobreexposición, la inmediatez, la falta de vínculos reales. El enemigo ya no
es el Estado sino uno más peligroso, poderoso e invisible. Cada ser humano es visto
como un elemento que puede ser eliminado sin consecuencias fatales. Existen jóvenes
que le temen a la soledad, pero no saben cómo escapar de ella. Hay gente
incompleta y dañada buscando un refugio, algo a lo cual aferrarse antes de
ahogarse.</p><p class="MsoNormal"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaQh3C6dA3-qF4pTfPl5NMVGZF_WsDjWi9TfNXEqeiUj6kPLQhCj0eO0TV0kaVI4NVW-64_oLKesJYyLqbqbRbt92p-QlovGd_0pI8E7eoyrEx38yILZeyzX5kW0eT9RaR9PdzPRYUDeKG7jCqgC_2AvJnFC6REwUS8Y4XnRscbNlNroatDMeWkntUSA/s526/9786287552265_1.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="526" data-original-width="526" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaQh3C6dA3-qF4pTfPl5NMVGZF_WsDjWi9TfNXEqeiUj6kPLQhCj0eO0TV0kaVI4NVW-64_oLKesJYyLqbqbRbt92p-QlovGd_0pI8E7eoyrEx38yILZeyzX5kW0eT9RaR9PdzPRYUDeKG7jCqgC_2AvJnFC6REwUS8Y4XnRscbNlNroatDMeWkntUSA/s320/9786287552265_1.jpeg" width="320" /></a></div><br /><o:p></o:p><p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal">Los personajes de la novela
entran y salen de la misma con aparente facilidad. Entre ellos, están los que
se salvan y los que no lo podrán lograr. Quienes caen y se hunden, porque no
encuentran la manera o las armas para combatir. Los personajes principales son
ocho. La novela se puede concebir como un
reparto con muchos extras quienes relatan el proceso de su hundimiento. Allí
está Lucas García, el cinéfilo compulsivo quien busca en el celuloide lo que la
vida real se empeña en negarle; Andoni Llovet, una especie de narciso incapaz
de superar sus miedos y dudas. También Damián Walker, un dealer siempre a la
deriva. Finalmente, Pascal Barros, estrella de rock, ídolo y símbolo: el futuro
ángel caído de su generación. Todos ellos intentan conectar de manera verdadera
con alguien y fallan en el intento. Forman amistades en base a mentiras y
deslealtades, en la mayoría de casos. Para Fuguet lo principal es construir
personajes. Entenderlos y acompañarlos. Observar cómo evolucionan o caen sin
remedio. Analizar cuáles son sus mecanismos de protección. Fuguet muestra a una
generación agobiada por la cultura del éxito, aquella que te expulsa sin perdón
si no logras sobresalir a tiempo. Una eterna competencia donde todo está
permitido, menos escapar.</p><p class="MsoNormal"><br /><o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjk3omy0Fm8URTm7mlnzwbTVVFWINqSzw--iZ0JcMzejYkStlTHDaG2wBUG_ct-MZ49ZlnwIUSjaEfsD1EybzhLkALo0_ZSya1RTBIOf25EkKNXY8KhSNxCKUvXowISfD3nr8yZu0S-5zlNYci_OpObABh3r059-83LXbB8ml1kH35sjbBNAUO9mRsPJA/s700/9789563478037_1.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjk3omy0Fm8URTm7mlnzwbTVVFWINqSzw--iZ0JcMzejYkStlTHDaG2wBUG_ct-MZ49ZlnwIUSjaEfsD1EybzhLkALo0_ZSya1RTBIOf25EkKNXY8KhSNxCKUvXowISfD3nr8yZu0S-5zlNYci_OpObABh3r059-83LXbB8ml1kH35sjbBNAUO9mRsPJA/s320/9789563478037_1.jpeg" width="320" /></a></div><p></p>
<p class="MsoNormal">Es así que se producen las
adicciones: surgen como una alternativa para lidiar con dicho sistema. Están
las drogas, pero también el cine, los libros, la música, la televisión o el
sexo. En la novela, todo pasa demasiado rápido, deslizando sutilmente la noción
de poder en las relaciones afectivas. El verdadero anhelo no es la conexión,
sino consumir y desechar mientras se sobrevive como puede. Rebelarse puede ser
un ejercicio inútil frente a un engranaje que te puede destrozar sólo por
intentarlo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Los años han pasado y le han dado
la razón a la novela. No envejeció, más bien se enriqueció con estos. En
tiempos de redes sociales donde los lazos se diluyen en la inmediatez, <i>Por favor, rebobinar</i> se erige como un
libro que avizoró este mundo “hiperconectado” en apariencia. El miedo a crecer
y asumir responsabilidades como forma protegerse de un eventual dolor sigue
vigente. La novela muestra cómo se busca disfrutar y gozar sin correr riesgos,
sin nada significativo. Fuguet advirtió la sensibilidad de nuestros tiempos y
la volvió novela, con personajes con los que uno puede empatizar porque
reconoce en ellos ciertos defectos de sí mismo o de su círculo de amistades. Fuguet
captó el zeitgeist del nuevo milenio, lo retrató y hoy podemos leer esta novela
de mejor manera. <i>Por favor, rebobinar</i>
es una novela cuya radiación alcanza toda la obra posterior de su autor y que
sus lectores, por supuesto, agradecemos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/Resen%CC%83a_PorfavorrebobinarVF.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> En
noviembre del 2022 se reeditó, con una nueva portada, en el sello Random House <o:p></o:p></p>
</div>
</div>
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzHmwahkcj4QjTtfO_1MyW5xQICn6o9UnPhOYXtJxvW1E1ImmMRbiejlA6Dt0u5yYCKQ6JbALIGU6w0xowH7fsLpzckxOkLWa9h9Do1noTjFsn3F4HQMBlJhK9BJ5VmCHRawWaVOB_Zd_A/s1600/B0z4ZphCUAAtCXY.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="374" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzHmwahkcj4QjTtfO_1MyW5xQICn6o9UnPhOYXtJxvW1E1ImmMRbiejlA6Dt0u5yYCKQ6JbALIGU6w0xowH7fsLpzckxOkLWa9h9Do1noTjFsn3F4HQMBlJhK9BJ5VmCHRawWaVOB_Zd_A/s400/B0z4ZphCUAAtCXY.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6a-17CMv_oruhyphenhyphenbsXCkzL-m5YduEtKx9qiiIzPD2smSj0wTXUUqEh6R8LGOlwosmNry9NGpSJ3ngEEX-3InYPNR1J_Ar_JE_CKi4iVOOj7EIcR4ikmCJqExvFcgN43DmLBYCYl17Ip4Bk/s1600/339978.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><br /></a></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<br />
(Una versíón de este texto aparece en el portal web "<a href="https://elhablador.com/blog/2023/03/07/resena-por-favor-rebobinar-2014-2022-de-alberto-fuguet/" target="_blank">El hablador</a>")</div>
Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-830277582298335972022-10-12T15:06:00.000-07:002022-10-12T15:06:03.017-07:00Reseña: "Pura pasión" de Annie Ernaux<p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="text-align: justify;">Tusquets, 2020.80 pp. S/.39</p><p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="text-align: justify;"><i><br /></i></p><p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="text-align: justify;"><i>Cuando empiece
a escribir este texto a máquina, cuando se me aparezca en letras de molde, mi
inocencia se habrá terminado</i>. Cito la última frase de la nouvelle de Annie
Ernaux (Lillebonne, 1940) por su
exquisito juego temporal y la extinción de la condición a la que alude,
concebida como un estado de obnubilación sin culpas y no cual mero período de
ingenuidad que se deba superar por imposición externa. El único lamento del fin
de la inocencia es el tránsito del éxtasis emocional del título a experiencia
pasada y la imposibilidad, por más que se agoten todos los recursos de la
ficción, de replicar de manera real un tiempo en el que el futuro y sus
consecuencias importan poco o nada frente al objetivo de extender el presente a
como dé lugar, misión en la que se es capaz de apostar la vida misma.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu56QX5rVCZIyfgSsDaEO1kYnnqSQQr_maesHWkAuRcy-Ol44hysBjSjhxaBLjvHh8zfolfl-MYWRxZUwDJgjd4cgRd0Ta2v16PV3g4Bn3zDKYd-c6aZshcgdiAu6VfbYhyl2AjnbW4ExC/" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="" data-original-height="1440" data-original-width="1440" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu56QX5rVCZIyfgSsDaEO1kYnnqSQQr_maesHWkAuRcy-Ol44hysBjSjhxaBLjvHh8zfolfl-MYWRxZUwDJgjd4cgRd0Ta2v16PV3g4Bn3zDKYd-c6aZshcgdiAu6VfbYhyl2AjnbW4ExC/w400-h400/image.png" width="400" /></a></div><p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;">¿Cuál es la
frontera entre el deseo amoroso y la obsesión enfermiza?¿Existe? No son
preguntas nuevas las que surgen al leer esta novela corta, cuya trama, la
confesión de la amante de un hombre casado, es tan antigua como la literatura
misma. Lo que causa la disrupción, esa sensación de estar ante algo novedoso y
único, es la intensidad que emana,
posible por la capacidad de Ernaux de contar y reflexionar en poquísimas líneas
sobre el delirio al que la ha llevado una relación amorosa y en el que no cabe
interés alguno por responder a los
juicios externos que esta puede provocar. La narración entrecortada, con cada
anotación dispuesta cual resquicio de un discurso que se sabe intraducible del todo y con el
que solo es posible trabajar mediante sus
residuos y esquirlas, le impregna
un matiz único de urgencia y zozobra a la experiencia de lectura. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;">Gran parte del
presente hastío que generan algunas novelas autobiográficas responde a que
estas se amparan de manera exclusiva en el morbo y la pérdida gratuita de pudor.
“Pura pasión” se ubica en la otra orilla por una diferencia esencial: un texto
sobre la pasión solo es posible al término de ésta, no mientras está vigente.
El lapso que media entre ambos estados es determinante para salvar a lo narrado
de un exhibicionismo vacuo y ramplón, cuyo
único destino posible es un abismo de perpetuo e irremediable tedio. La pasión
no avergüenza; su publicación y lectura sí, nos da a entender Ernaux, y es ese
miedo, ese pudor, lo que sostiene el riesgo, la sensación de que la autora se
está jugando el todo por el todo al publicar lo que ha escrito, algo que el
lector agradece y ,por qué no, aplaude.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;"><o:p> Texto publicado en la web de <a href="https://elhablador.com/blog/2022/10/07/resena-pura-pasion-2020-de-annie-ernaux/" target="_blank">El hablador</a></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 18pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p><span style="text-align: justify;"> </span> </p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-69871779416094521182022-07-23T08:54:00.000-07:002022-07-23T08:54:03.698-07:00[Reseña] ‘¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos?’ de Michel Nieva<p> <b style="text-align: justify;"><i><u>Costumbres
ciberargentinas</u></i></b></p><p><b style="text-align: justify;">Colmena Editores, 2021. 100
pp.</b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> <span> </span> </span>“Porque
me da risa.”<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aunque pueda sonar como una razón menor, es lo
primero que respondería si alguien me preguntase por qué recomiendo este libro.
Y es que más allá de sus escenas de sodomización robótica o la espeluznante
descripción anatómica de un ex presidente conservado en formol, algo que
resalta del libro de Michel Nieva (Buenos Aires, 1988) es cómo este posee un ingenio
ficcional y tono paródico que aúna un humor no exento de hondura al explorar
los sentimientos de sus personajes, condenados a lidiar con su existencia
artificiosa.<o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_0GM7zMuWYpDkgs5zdKfm5O1wbjvvGiXr-UBxmJX3w5V3cYVAi774vmlzAbmdpVaQr57mZGio2OTrAnGNsu_CvK-Yb5LdN9u0R0c68NoFldFumLIyhrNnhxWApmld4-XoPBOaBXo57IpQ1UJZjnikyCQwRM29UqenA4_DiBN2vjtY-3JbaJQ4ZfLn4Q/s1280/Sue%C3%B1anlosgauchoidescover.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="842" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_0GM7zMuWYpDkgs5zdKfm5O1wbjvvGiXr-UBxmJX3w5V3cYVAi774vmlzAbmdpVaQr57mZGio2OTrAnGNsu_CvK-Yb5LdN9u0R0c68NoFldFumLIyhrNnhxWApmld4-XoPBOaBXo57IpQ1UJZjnikyCQwRM29UqenA4_DiBN2vjtY-3JbaJQ4ZfLn4Q/w264-h400/Sue%C3%B1anlosgauchoidescover.jpeg" width="264" /></a></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Nieva
crea un universo en el que contextualiza arquetipos ya clásicos de la ciencia
ficción, como lo son los androides y los zombis, dentro de una atmósfera
argentina (o de la idea que se tiene de “lo argentino”.) Mejor dicho:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de los gauchos a las crisis económicas (el
corralito del 2001 como epítome<a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/Suen%CC%83an%20los%20gauchoides%20con%20n%CC%83andu%CC%81es%20ele%CC%81ctricos%20VF.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 11pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>),
pasando por la hiperlocuacidad de los libreros porteños y la vehemencia con la
que estos son capaces de defender una posición ideológica, en la poética de
Nieva existe un sincretismo exhuberante de elementos disímiles. ¿Cómo,
entonces, Nieva logra que una mezcla así no se sienta impostada?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En
<i>‘¿Sueñan los androides…?’</i> el lector conecta con una propuesta de lo que
podría ocurrir si efectivamente existiera un mercado de androides basado en idiosincrasias,
y estos decidieran asumir una posición bartlebyana (‘<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Y habría preferido no hacerlo!</i>’, exclama constantemente) contraria
a las funciones paras las que fueron programados.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con el ascenso y metórica debacle de un
joven inventor que de la noche a la mañana saborea el rotundo éxito y la
consecuente traición, en una estupenda ridiculización de las cansinas historias
de vida que buscan validar al emprendedurismo como dogma: <i>‘La verdad, a
veces me sorprende que los acontecimientos más importantes de la vida obedezcan
a razones tan estúpidas, a azares sumamente vulgares</i>’ (pág. 29) expresa uno
de los personajes en este cuento.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>¿Qué
ocurriría si el monstruo de Frankenstein deambulara por Buenos Aires? Mi relato
favorito de este conjunto es ‘Sarmiento zombi’, donde Nieva recrea la desolación
de un chico ninguneado amorosamente<i>: ‘y ¿cuándo uno está enamorado no es, en
el fondo, todo el tiempo, toda experiencia vivida sin esa persona que nos obsesiona,
un pretexto, una necesidad de traducirla en anécdota con el único objetivo de
poder compartírsela?’</i> (pág. 65) para luego, sumergirnos en el delirante
deseo de una secta (cuando Emiliano, el protagonista, se une a esta) que busca
revivir a Domingo F. Sarmiento, obviando los nefastos efectos que un evento así
puede provocar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Nieva reactualiza el mito de la bestia
desprovista de control que arrasa con la naturaleza que le rodea, rechaza la
condición que le ha sido impuesta, y que además se ve obligada a combatir los
tormentos sobre qué significa albergar sentimientos, como bien lo expresa
Bodoque, uno de los artífices del nuevo monstruo:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">‘<i>Y ansí la tosca criatura<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Injustamente agraviada<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Entendió que el mundo finito<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Extenso como el chorizo<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>No estaba aún preparau pa<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Los zombis o muertos vivos</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">(…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Todavía corre el pobre monigote<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Buscando el resto que aún falta<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>A su cuerpo pa ser hombre<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>¿Será ausencia tal vez de alma?<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>¿O bien este el mismo es<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Sentimiento de insipidez<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Que a todo hombre corroe?’<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">(págs. 84-85)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">Empatía que se logra generar también con el llanto
desconsolado y adolorido del gauchoide del primer relato, en lo que es una muy
buena revitalización del conocido soliloquio de la criatura creada por Mary
Shelley:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>‘¡Qué daría yo por tener<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>un caballo en que montar<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>y una pampa en que correr!<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>¡Diga, patrón, si tal vez,<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>De otro gauchoide gimiente<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>Deba yo hacerme padre y juez<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>pa no ser tan contingente!<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><i>¡Soledá, patrón, soledá!</i> ‘ (pág. 13)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">Ruptura de la cuarta pared por parte de los
personajes, referencias a la propia obra de Nieva, un uso lúdico de distintas
tipografías y, sobre todo, un humor ácido que hace que dichos elementos
converjan de buena manera, son elementos que destaco de un volumen muy
recomendable. Como para reírse de las ficciones con posturas nacionalistas,
sosas y solemnes, que cunden en buena parte de la narrativa realista actual. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> (Este reseña fue publicada en la revista virtual '<a href="https://elhablador.com/blog/2022/07/23/resena-suenan-los-gauchoides-con-nandues-electricos-2021-de-michel-nieva/" target="_blank">El hablador</a>')</o:p></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/Suen%CC%83an%20los%20gauchoides%20con%20n%CC%83andu%CC%81es%20ele%CC%81ctricos%20VF.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Para mayor referencia, sugiero escuchar este episodio de ‘El hilo’: “Argentina,
20 años del corralito y la crisis interminable” (<a href="https://elhilo.audio/podcast/corralito/#:~:text=El%20pa%C3%ADs%20estall%C3%B3%20en%20diciembre,en%20la%20historia%20de%20Argentina">https://elhilo.audio/podcast/corralito/#:~:text=El%20pa%C3%ADs%20estall%C3%B3%20en%20diciembre,en%20la%20historia%20de%20Argentina</a>
)<o:p></o:p></p>
</div>
</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-45219471786751200792022-07-19T10:06:00.002-07:002022-07-19T10:06:22.764-07:00[Reseña] ‘La vía del futuro’ de Edmundo Paz Soldán<p><b> Páginas de Espuma, 2021. 176 pp.</b></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><i><b>Inventando de nuevo a Dios</b></i><o:p></o:p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><i><span style="font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">“La tragedia moderna es el intento
vano de la adaptación del hombre al estado de cosas que él creó”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">-Clarice Lispector en ‘Cerca del corazón salvaje”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Mientras más
nos adentramos en los misterios del universo, más insignificantes nos sentimos dentro
de este. ¿Cómo lidiar con esta sensación de desamparo, de soledad y prescindibilidad?
¿Cómo permanecer con los pies en la tierra en tiempos más vertiginosos? Ya no solo
son descubrimientos científicos o avances tecnológicos los que asombran y
causan estupor, sino las herramientas que una élite va diseñando y arrojando al
mundo, ¿De qué sirve tanto progreso técnico, entonces? ¿De dónde viene esa
obstinación? <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhAmPrEwwWnCAlh7wL_ScFJZXwjeVliZFe5KT82OQJsaz2pTetHTooXiXyugr-NcsS9O1NlJnQuOTQyr4o2OMtQ2-fr0D2G8puGRNYYZ8Oe3W6-7-lQbbNkqSMxTcm2An-_S5UDfM3yNR1FtM8ZWWx96l79vOKQBcRbzXjSwVZ92hU6Y12uA5A2t_zwTg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="" data-original-height="1024" data-original-width="640" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhAmPrEwwWnCAlh7wL_ScFJZXwjeVliZFe5KT82OQJsaz2pTetHTooXiXyugr-NcsS9O1NlJnQuOTQyr4o2OMtQ2-fr0D2G8puGRNYYZ8Oe3W6-7-lQbbNkqSMxTcm2An-_S5UDfM3yNR1FtM8ZWWx96l79vOKQBcRbzXjSwVZ92hU6Y12uA5A2t_zwTg=w250-h400" width="250" /></a></div><br />Ya en 1925<a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/La%20vi%CC%81a%20del%20futuro.%20Versio%CC%81n%20final%20.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
César Vallejo distinguía instrumentos de progreso ‘<i>que no se dejan sentir
(…) que no nos angustian, ni nos dan de trompicones, ni nos dominan, ni
obstruyen el libre y desinteresado juego de nuestros instintos de señorío sobre
las cosas; en una palabra, que no nos hacen desgraciados</i>’. Casi cien años
después, Edmundo Paz Soldán (Bolivia, 1967) nos entrega ocho historias en donde
ese discernimiento es más complejo, y en donde el futuro se lee desde una
situación de zozobra constante. En estos relatos, la relación del ser humano con
sus creaciones coexiste con una sensación de desgracia que se extiende
aceleradamente en la sensibilidad de sus personajes: en sus líneas –cada vez
más apesadumbradas–, se hace evidente la imperiosa necesidad de evadirse,
acompañada por la menguante esperanza de una realidad mejor. Deseando que ese
progreso que tanto se pregona en los medios masivos llegue, por fin, a sus
vidas.<o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">‘La vía del
futuro’, el relato que abre el volumen, nos muestra a través de distintas voces
(periodistas, estudiantes, niñeras, CEOs) las consecuencias de un sistema de
Inteligencia Artificial; así como a un culto que, adherido a este sistema, funge
de secta. Ante la complejidad para entender el funcionamiento de dicha creación,
se forma una fe inquebrantable hacia esta (La fe no exige explicaciones). Se entrega
el control de uno mismo ante el desconocimiento. La sensación de misterio que
guarda toda religión, ahora configurada para adorar a una máquina, es alimentada
por el miedo de lo que esta pueda hacer a futuro con la Humanidad . Dado que el
hombre no está haciendo capaz de sobrevivir a su entorno, ¿por qué no
entregarle el control de las máquinas?<a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/La%20vi%CC%81a%20del%20futuro.%20Versio%CC%81n%20final%20.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Como dice uno de los personajes:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">“<i>Coincidían
el hombre y la máquina en el tiempo y el espacio, mientras el universo giraba
hacia su desintegración. Me sentí triste por nuestra especie finita, por esos
chicos tan jóvenes que algún día no estarían más ahí, por ese yo que algún día
desaparecería. Nos iríamos pero esas máquinas con las que nos fusionábamos día
a día se quedarían. Entendía que debíamos cuidarlas, quererlas y respetarlas
para que ellas nos permitieran subsistir</i>”. (pág. 27)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Tras este
inquietante inicio, ‘El señor de la palma’ y ‘Mi querido resplandor’ siguen
explorando esas búsqueda de amparo en alguna fe para lidiar con la precariedad.
En el primero, mediante el dominio usurero de una comunidad de agricultores a
través de un aplicativo móvil; y en el segundo, jugando con la posibilidad de
realizar avistamiento de ovnis. Aunque parezcan disímiles, la devoción –en
ambas piezas– juega un rol fundamental como vía de escape a esa precariedad que
asfixia y no permite imaginar otra vía, abrirle la puerta a otro universo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Y es en esa
capacidad de imaginar un futuro mejor (¿o quizás un presente?) que se ha visto menoscabada
en los últimos años, donde Paz Soldán encuentra una oportunidad. A través del desmoronamiento
de una relación amorosa debido a la irrupción de una androide<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>paraguaya, copia pirata a su vez de una
japonesa, y la obsesión que esta causa en el protagonista (‘La muñeca
japonesa’); las confusiones entre lo virtual lo físico (‘Las calaveras’); o la
drogadicción y la violencia como virus (‘En la hora de nuestra muerte’) Aquí
encontramos ficciones que avizoran un camino donde las sociedad parecen haber
priorizado su ambición digital por encima de la resolución de sus males
sociales, al punto de heredar los horrores de las anteriores generaciones y
nacer ‘con la droga en el cuerpo’ (pág. 130)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">El último
relato, ‘Bienvenidos al nuevo mundo’, es un buen cierre para este volumen, con
una historia de campus, que muestra el lado b del culto mencionado en el primer
relato (‘El Profundo’). Aquí se imagina: ¿Cuál es una alternativa a la
felicidad cuando esta no es una posibilidad ni una vía? Ante el constante
estado de paranoia en el que se vive, se expande el deseo por desvanecerse del
sentido de conciencia. Se opta por entregarse a esos nuevos Prometeos que
representa algunos avances tecnológicos:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i>“Para mí
Dios es el GPS (…) Una máquina qué te dice cuál es el mejor camino a seguir,
nunca te falla y está encendida las veinticuatro horas. ¿Qué otro Dios quieres?</i>”
(pág. 133)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
vías del futuro</i>, Paz Soldán plasma, con un estilo particular y una
habilidad notable, la angustia de una sociedad que se encuentra varada entre el
artificio y la fatalidad que este provoca. En estas historias existen
situaciones imaginarias, pero que que no se sienten, en absoluto, imposibles. Son
retratos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de cómo se va quebrando el
mundo interior de cada uno de sus personajes debido al miedo provocado por<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>estos nuevos dioses inventados. Unos que,
como toda invención humana, no están tardando mucho en ponerse en contra
nuestra.<o:p></o:p></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/La%20vi%CC%81a%20del%20futuro.%20Versio%CC%81n%20final%20.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> En
‘Wilson y la vida ideal en la ciudad’, crónica de diciembre de 1925 recogida en
‘Del siglo al minuto. Crónicas sobre máquinas y ciencias’ (Casa de la
Literatura, 2021)<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/La%20vi%CC%81a%20del%20futuro.%20Versio%CC%81n%20final%20.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> La
sensación de temor sobre las posibilidades de replicarse en la vida real la
trama de este relato se vio catalizada por la siguiente noticia de hace unas
semanas: ‘El ingeniero de Google que asegura que un programa de inteligencia
artificial ha cobrado conciencia propia y siente’ (<a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-61787944">https://www.bbc.com/mundo/noticias-61787944</a>)
<o:p></o:p></p><p class="MsoFootnoteText"><br /></p><p class="MsoFootnoteText"><br /></p><p class="MsoFootnoteText">(Reseña publicada en '<a href="https://elhablador.com/blog/2022/07/19/resena-la-via-del-futuro-2021-de-edmundo-paz-soldan/" target="_blank">El hablador'</a>)</p>
</div>
</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-72057693637221956152022-05-04T10:13:00.001-07:002022-05-04T10:13:37.211-07:00[Reseña] ‘El mundo en vilo. La ilusión tras la Gran Guerra’<p style="text-align: left;"><b><i><span style="font-size: medium;"><span style="text-align: center;">'Un aleteo al fin de la guerra¨</span></span></i></b></p><p><span style="text-align: center;"><b>Turner, 2020. 288 pp.</b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><p class="MsoNormal"><b><o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiAkFKjoNyNRLNH0hUFcNq4o7uuk_LHfqGHRWRNNkGhJH6fHjmFYI5zYP-KIYgk9NIepMXdZRzkpWeRxgClrYvLElN9IhnZONv2P1FCscsVwT4ZRW7nAyS9WiU1qpgD5lSazou2X21Di5MnI5ZtoEdPqqBT40vJNB5htDMnlBknneKsbhXis-dMKVGbTQ" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="" data-original-height="2560" data-original-width="1630" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiAkFKjoNyNRLNH0hUFcNq4o7uuk_LHfqGHRWRNNkGhJH6fHjmFYI5zYP-KIYgk9NIepMXdZRzkpWeRxgClrYvLElN9IhnZONv2P1FCscsVwT4ZRW7nAyS9WiU1qpgD5lSazou2X21Di5MnI5ZtoEdPqqBT40vJNB5htDMnlBknneKsbhXis-dMKVGbTQ=w255-h400" width="255" /></a></div><br /><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El ‘efecto mariposa’ es un
término que se popularizó a raíz de una película de inicios de este siglo. Sin
embargo, la idea ha inspirado, desde mucho antes, a autores como Ray Bradbury y
hasta un episodio de los Simpsons. Incluso, esta idea fue llevada a inspirar a
científicos, como sucedió con los múltiples pronósticos del tiempo del
meteorólogo Edward Lorenz al intentar diseñar un modelo certero de predicción
de fenómenos climáticos en 1961<a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/El%20mundo%20en%20vilo%20revisado.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Cambios numéricos que –aunque diminutos y casi imperceptibles– podían tener efectos
monumentales y ser capaces de provocar una sensación generalizada de caos
debido a la a falta de predictibilidad. Este concepto de sistemas inestables
que bien podría aplicar a lo que expone el libro de Daniel Schonpflug, quien,
partiendo de datos históricos, recrea la indefensión generalizada en distintas
partes del Hemisferio Norte tras el fin de la Primera Guerra Mundial.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Es posible aprehender toda la
devastación emocional que involucra la
posguerra? ¿Qué supone la vida tras sobrevivir la batalla? Schonpflug brinda un
retrato del fin de la primera confrontación a gran escala de la mayoría de los
países europeos y el acelerado posicionamiento de los Estados Unidos como
potencia mundial a través de retazos biográficos de distintos personajes de
dicha época: de Harry Truman a Virginia Woolf, pasando por Gandhi, Lawrence de
Arabia, el príncipe Guillermo de Prusia, Terence McSwiney y otros menos conocidos,
pero de participación significativa, como Soghomon Thelirian o Marina Yurlova. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">‘El mundo en vilo’ es un libro que
apela a la narración de las vidas de dichos personajes durante años que
siguieron al cese de las armas a fines de 1918. Schonpflug combina datos
históricos con la exploración del mundo interior de sus protagonistas frente a
estos hechos, ya sea mediante la revisión de las notas de sus diarios o una
nutrida serie de libros biográficos<a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/El%20mundo%20en%20vilo%20revisado.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
con el propósito de ilustrar ese estado de aturdimiento que cundió por los
países europeos y las sociedades colonizadas por estos. Un estado de optimismo
forzado (y finalmente erosionado) tras un furor de violencia que hizo que
millones de hombres se enfrentaran a la muerte por la ambición de sus líderes.
¿Se podía aspirar a un momento de paz y calma en 1919?¿El hombre sería ya
consciente de lo que podía provocar la falta de entendimiento y conciliación?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>“’Eran años locos’: así resume
Grosz la posguerra en Berlín. Tras la guerra, parecía como si todas las
ataduras hubieran desaparecido. ‘Una oleada de vicio de pornografía y
prostitución recorría el país entero. Todos decían ‘Je m’en fous, por fin ha
llegado el momento de divertirse un poco’. En realidad, los tiempos son
agotadores y nada divertidos’. Lo único que parece animado es la espuma
multicolor de la vida nocturna y el arte, al menos superficialmente. Por debajo
hambre destrucción y violencia’.”</i> (pág. 155)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Veinte años es la distancia
temporal entre las dos Guerras Mundiales. ¿Por qué tan poco tiempo? Hay muchos
factores implicados, pero ‘El mundo en vilo’ se centra en el inicio de este
lapso, con la fragilidad de los acuerdos de paz, la humillación a los vencidos
y el desorden político de los vencedores. ¿Para qué sirvió el triunfo? ¿Hubo
mayor bienestar? ¿Qué futuro se vislumbraba? Hay dos fragmentos del libro que ilustran
una posible respuesta a dichas cavilaciones:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiAZ32HhM36KOdw2hllpLUoswe3eKMvYDUiJQISb74A8PSbzdXyqPlzwUhdoe_tuK2MTjHmx_vt-c32YaqCuW1gad7leMoj_TlCrFJkJRGhzfOreq5u6WVff1IGyhqPEP10-fSGSYhZZqX1OAedrdINM4rOS8IIYTGmE9VAQY8sAVwFnXyAW7ifbqwlgw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="'Flamingo' (1917) de Curt Hermann" data-original-height="562" data-original-width="886" height="254" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiAZ32HhM36KOdw2hllpLUoswe3eKMvYDUiJQISb74A8PSbzdXyqPlzwUhdoe_tuK2MTjHmx_vt-c32YaqCuW1gad7leMoj_TlCrFJkJRGhzfOreq5u6WVff1IGyhqPEP10-fSGSYhZZqX1OAedrdINM4rOS8IIYTGmE9VAQY8sAVwFnXyAW7ifbqwlgw=w400-h254" title="'Flamingo' (1917) de Curt Hermann" width="400" /></a></div><br /><p></p>
<br /><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“(…) parece como si en la pintura
se desvaneciese la esperanza de una victoria gloriosa y también la <i>belle
époque, </i>anunciando el crepúsculo del Viejo Mundo, de las viejas élites y su
época de esplendor. La muerte de una criatura bella simboliza, más allá de su
contexto histórico concreto, el fracaso de algo magnífico, algo bello pero
demasiado frágil para resistir a la cruda realidad. Ese fue el destino que la
primavera y el verano de 1919 reservaba a las quimeras de tantos”. (pág. 176)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Finalmente, una de las mayores
virtudes de ‘El mundo en vilo’ es la mención de los efectos de la guerra
europea en las sociedades de la India, Siria, Arabia o Vietnam. El fuego de los
anhelos de independencia que empezó a encenderse y no se ha extinguido hasta
nuestros días. La interdependencia global es uno de los mayores símbolos de la
modernidad, donde los aleteos de una mariposa en cualquier lugar del mundo
provoca tempestades al otro lado del orbe. El actual conflicto de Ucrania y
Rusia es un ejemplo más. ‘Los recuerdos, gracias a Dios, no pueden
fotografiarse’, se cita hacia el final, y tal vez esté ahí la clave para que la
humanidad siga aprendiendo, entre tanto sacudón violento, a convivir algún día
en paz. A descifrar la subjetividad tras los hechos. <o:p></o:p></p>
<div><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/El%20mundo%20en%20vilo%20revisado.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-59525600">https://www.bbc.com/mundo/noticias-59525600</a>
<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/SURIBE/Downloads/El%20mundo%20en%20vilo%20revisado.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Véase la Bibliografía del libro. Págs. 277-286<o:p></o:p></p>
</div>
</div></div><p></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-60689057356386794642022-02-21T09:47:00.002-08:002022-02-21T09:47:21.039-08:00[Reseña] "Silencio administrativo" de Sara Mesa<p> <b style="text-align: justify;">Una historia de horror</b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">“Silencio administrativo. La pobreza en el laberinto burocrático” de
Sara Mesa<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Anagrama, 2019. 122 pp.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Toda historia de pobreza es una
historia de horror. Una caracterizada por la incertidumbre persistente de si se
logrará llegar al final del día con al menos un plato de comida, un sorbo de
agua limpia o un lugar para el aseo. En la olla del pobre todo es condimento,
como dijo João Guimarães Rosa. Un infierno sin escape que se habita a diario y por
la cual, quien lo padece se convierte en objeto de juicio. Conlleva la condena
social, el rechazo y la fobia. Una conjunción de miedos (¿a ser uno de ellos?)
en su contra que se aúnan en actitudes agresivas (insultos, pedidos de
expulsión, violencia física), o pasivas y silenciosas, igual o más peligrosas
al tomar como único rumbo la indiferencia, disfrazada bajo caridad. Las
personas pobres reciben una negación de la justicia por ser consideradas
responsables de su propia situación. La deshumanización se convierte en la
única vía para evitar la incomodidad que supone tomar conciencia de que, en
efecto, la pobreza existe.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjW7peWfu8f4OhX5ObEIO-ADxbpJOxkMxoCP15hukSKMTllzDJ6tFHrI3VP5p72IrYr3ZTOg_SWLPrGPSJhwtF4dp0R0PdbKzQ9XQ7FfgIRQkMkfB9T0gqf4vhNH0lmSlunPkbrWfUXfvdOtlA3qW0t_7tPcckwaf-bn0pM1vdMdwX3OuDmSmqCXBujXw=s600" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="359" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjW7peWfu8f4OhX5ObEIO-ADxbpJOxkMxoCP15hukSKMTllzDJ6tFHrI3VP5p72IrYr3ZTOg_SWLPrGPSJhwtF4dp0R0PdbKzQ9XQ7FfgIRQkMkfB9T0gqf4vhNH0lmSlunPkbrWfUXfvdOtlA3qW0t_7tPcckwaf-bn0pM1vdMdwX3OuDmSmqCXBujXw=w239-h400" width="239" /></a></div><br /> <o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sara Mesa (Madrid, 1976) escribe
la historia de Carmen y su relación con Beatriz, con quien, tras cruzarse
varias veces, realiza un acto extraordinario para la sociedad en la que vive:
se fija en ella. Ya no es solo un escollo a evitar en la calle, o la causa para
acelerar el paso tras darle unas monedas. Es una persona: con historias, con emociones,
con necesidades. Tiene un nombre. Es alguien que requiere ayuda y espera.
Espera y espera. ¿Qué espera? ¿En qué nivel y condiciones? Beatriz empieza a
actuar. Se involucra en la desesperante situación de Carmen, la escucha y la
acompaña. No como una salvadora ni para aliviar su propia culpa, sino para intentar
que Carmen salga del pozo al que la han empujado una serie de trabas y desidia
social. Un pozo cuya profundidad aumenta con la infinita burocracia de los
programas sociales destinados a ayudarla. Un pozo del que la misma Beatriz no
está libre. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si hay un elemento que vertebra el
laberinto burocrático al cual se refiere la autora en el subtítulo es la
desconfianza. La presunción inicial es de culpabilidad y la solución
institucionalizada para ello es la demostración constante de lo contrario. Validar
que alguien es confiable mediante papeleo: documentos, constancias,
autorizaciones, recibos, avales. Una constante búsqueda de que la palabra de
uno sea considerada cierta por los demás. Pero, ¿cuáles son los límites de esta
exigencia? ¿Qué efectos puede causar?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>“(…) ¿cómo es posible exigir a
quien vive en la calle, sin recursos de comunicación- teléfono, internet- ni de
transporte, que haga su peregrinaje a través de oficinas, ventanillas y colas
como si nada”. (pág. 50)<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como bien se señala, un problema
neurálgico es la indefensión de las personas empobrecidas ante la exigencia de
precisión documentaria sin un acceso adecuado a la información. A estas
personas –sumidas en su propios laberintos– se les exige recorrer otro más,
para chocar con la indiferencia de funcionarios con una agotada capacidad para
la empatía. Además, son personas que, en la mayoría de casos, están formadas en
un sistema diseñado para rechazar al solicitante, proteger el estatus quo y evitar
que quienes conforman el sector más precario de la sociedad adquieran un rostro
o una voz propia. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La autora, asimismo, le da
énfasis a cómo el género resulta ser un factor determinante para la experiencia
de la pobreza. La misma estructura socioeconómica es la que que lleva a muchas
mujeres a ocuparse en exclusiva de la familia y el hogar o a trabajar en puestos
escasamente remunerados y/o sin contratos. Esto deviene en su incapacidad para
generar ingresos considerables por cuenta propia y en la dependencia económica
plena de su cónyuge. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>Una ruptura sentimental o la
muerte de los padres, por ejemplo, puede conducir a una mujer joven
directamente a la pobreza más absoluta. Muchas se agarran a la supuesta
protección que le ofrecen otros hombres, se prostituyen o son extorsionadas
(pág. 46)</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A ello se suman las situaciones
de acoso –como las que sufre Carmen– que se presentan a diario en las residencias
de personas indigentes. Mesa trasciende la frialdad de las cifras y recoge los
testimonios que reflejan esta vulnerabilidad y su influencia en la historia de
vida de cada persona. Con cada testimonio, Mesa elude el paternalismo habitual
en este tipo de textos, así como su condescendencia deshumanizante. Ella emprende,
ante todo, una batalla por la dignidad, reflejada en el acto de escritura. Y es
que la elección del lenguaje es otro elemento clave en esta historia. Con este
texto, Mesa denuncia la impenetrabilidad de la documentación de asistencia
social, escrita en forma críptica e inaccesible. A ello, Mesa contrapone la estructura
y tono del libro, con el fin de demoler la concepción de la pobreza como una
serie de números que suben y bajan. A través de una mirada profundamente
humanizante, el texto nos muestra un retrato de Carmen que dista del melodrama
periodístico:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg3YfBZghoMHFa6dsMF0ytRXqmYh-Iw_CGFzIJ0Pbhr9aObghecsVXW0xp3Qqv7gTeMTeJ13xCC4OiXf-JqmWVBBMWopPFTq8lkCGrFn1OWteJnR4AOtoRMOmTfXM-UNDjryb1i0PYBbUAKs0_1_q85mEMwqYy9nvtII_e6wEm_hlJ8iDo6YCURd5Sh7g=s678" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="452" data-original-width="678" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg3YfBZghoMHFa6dsMF0ytRXqmYh-Iw_CGFzIJ0Pbhr9aObghecsVXW0xp3Qqv7gTeMTeJ13xCC4OiXf-JqmWVBBMWopPFTq8lkCGrFn1OWteJnR4AOtoRMOmTfXM-UNDjryb1i0PYBbUAKs0_1_q85mEMwqYy9nvtII_e6wEm_hlJ8iDo6YCURd5Sh7g=w400-h266" width="400" /></a></i></div><i>“Carmen muestra una gran
dignidad cuando relata su vida, no cae jamás en el victimismo, es capaz incluso
de reírse, con un oscuro y franco sentido del humor. Es agradecida , pero nunca
carga las tintas. Frases como “qué buena eres” o “¿qué haría yo si ti?”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>jamás salen de su boca. Da las gracias porque
es educada, pero lo hace siempre con discreción, en términos de igualdad”.
(pág.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>41)<o:p></o:p></i><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Qué queda cuando se ha perdido,
aparentemente todo? ¿Acaso no es la historia propia aquello que no nos puede
ser arrebatado? Sara Mesa denuncia la aporofobia de las instituciones llamadas
a resolver la pobreza. En la recuperación de la historia de Carmen, Mesa
escribe lo ilegible para las estadísticas oficiales. Recoge lo que conforma a
una persona cuando todo lo demás se ha socavado, que no es –ni jamás podría
remitirse a– una cifra. Allí están los gestos, sus aficiones y vicios, tan
reales como los de las personas que conforman ese elefantiásico laberinto que Carmen
y otros tantos tienen que recorrer a diario. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ese laberinto que, como Mesa
advierte, no es anónimo. Tiene nombres y apellidos al frente: autoridades y
funcionarios que alimentan el infierno de la pobreza con lo que hacen o dejan
de hacer cuando se olvidan de su vocación de servicio. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Que mueven los engranajes de una maquinaria orientada
a señalar el error, maximizar la falla y encontrar aquel detalle que le dé la
razón de desconfiar de las personas que requieren la ayuda. De lograr que la
desesperanza prevalezca entre estas como sentido común. Si bien la historia de
Carmen se sitúa en Andalucía, España, es posible extrapolar y maximizar lo que
el libro denuncia aplica a cualquier región latinoamericana, con instituciones
más endebles y Estados con menor presencia. Con oligopolios obsesionados con
precarizar más a sus trabajadores, una distribución económica cada vez más
desigual y demandas de justicia social que no hacen más que crecer año tras
año, por más que el culto a las cifras deseen minimizarlas. En este contexto de
precarización normalizada, cualquier escenario alternativo se vuelve utópico, y
cualquier intento de solución cae en una postergación indefinida:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿Renta básica universal? ¿Impuestos a quienes
más ganan? “No, para después” se suele decir. Que va a tomar años. Muchos años
con muchos días en los que mucha gente como Carmen se despertarán con un mismo
fin: sobrevivir.<br /> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La lectura de este libro confirma
el logro de su propósito: estamos frente a una crónica cuya perspectiva, no
exenta de subjetividad, aborda una realidad social que casi nunca es el centro
del debate político. Una crónica que fastidia e interpela, sobre todo si uno se
dedica a la gestión pública –como quien escribe–, y se encuentra, en teoría,
llamado a contrarrestar esta realidad. Una realidad insoslayable la cual no se
resolverá invisibilizándola mediante juicios preconcebidos o la sola atención a
sus síntomas a distancia, en silencio cómplice. En un <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>perverso y diabólico silencio administrativo
que, con su libro, Mesa, quiebra. Y, como lectores, nos encontramos llamados a
oir. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p>(Este texto se publicó en la revista "<a href="El hablador" target="_blank">El hablador</a>")</o:p></p><br /><p></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-37703280569768379652021-10-19T15:29:00.000-07:002021-10-19T15:29:18.509-07:00[Reseña] “Troyano” de Alex Vella Gera<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: georgia;">Colmillo Blanco,
2021. 256 pp.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: georgia;">¿A qué
velocidad se erosiona un mundo? En la novela de Alex Vella Gera (Malta, 1973)
se esbozan respuestas a dicha interrogante producidas por el miedo a los
cambios sociales y familiares, y los distintos efectos perniciosos. Entre
estos, una inmediata sensación de desilusión por no poder detenerlos hasta un
estilo de vida conservador que el fanatismo clerical exacerba y sustenta en una
de las armas más poderosas del hombre: la idea del pecado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYx2XTbbsxksS5CuoznpVVFy8z3PL4tfrKItAFMzFb6isgDyLdLefbNuQCSwjGV1AQf-HidGxuOKaAg-IY5m68Ga3rzPEgcRiVgLZ_QfpSA6HaKbXw8gU3uN-IcMnPhnJF6EhTWWsP_Kb3/s526/246505472_10224474373423477_6243293428071307042_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="526" data-original-width="526" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYx2XTbbsxksS5CuoznpVVFy8z3PL4tfrKItAFMzFb6isgDyLdLefbNuQCSwjGV1AQf-HidGxuOKaAg-IY5m68Ga3rzPEgcRiVgLZ_QfpSA6HaKbXw8gU3uN-IcMnPhnJF6EhTWWsP_Kb3/s320/246505472_10224474373423477_6243293428071307042_n.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;"><br />A Ġanni
Muscat, el protagonista, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la vejez lo
halla en circunstancias relativamente estables: escribiendo quejas al diario
local, una esposa y la seguridad de una fidelidad inamovible,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el interés de universitarios por la única
novela que publicó hace décadas y un hijo que parece restablecido por las
drogas. Sin embargo, el atropello de un gato y los sucesos extraños que
seguirán a este hecho revivirán una serie de emociones que parecían ya oxidadas.
Esto, no sólo desestabilizará su conciencia sino que permitirá revelar
circunstancias del pasado que permiten <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>hurgar
en la formación de las culpas en el microcosmos de Muscat sin que alguna se
explique.<o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“Sus
ideas eran anticuadas, ideas de alguien que no supo andar con los tiempos, de
quien se oxidó, reaccionario, con un aire patético, pasado de moda. Pero el
hecho era que cuánta más la gente lo veía así, o cuanto más imaginaba que lo
veían así, más sentía que se fortalecía, como una voz en el desierto ante la
aproximación del día postrero”.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(pág.11)<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">El cómo
se llega a una postura conservadora es un proceso que ha causado interés en los
últimos tiempos debido a la creciente existencia de agrupaciones sociales con
esta ideología. La mayoría, surgen amparadas en circunstancias de precariedad
socioeconómica que generan en sus miembros adhesiones recalcitrantes. ¿Qué le
queda al hombre más que su fe y su patria?, parece preguntarse Ġanni. ¿No son
acaso lugares seguros frente a los proyectos no concluidos, los anhelos no
logrados, a la sensación de incomprensión por parte del resto de la sociedad? Desde
su visión, es mucho más digerible vivir anclado en un pasado idealizado que
enfrentarse a la modernidad de los tiempos que corren y le son más inciertos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“Estaba
rodeado de esta infección que contagiaba a todos. Una sociedad enferma. Una
epidemia. Todos infectados. Se olía en el aire, al salir, al encender la tele;
ese olor a putrefacción espiritual, a fe mutilada”.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(pág. 13)<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">Vella
Gera funde esta frustración en el miedo de Muscat por la revelación de aquello
que puede contradecir lo que pregona, la debilidad de su lugar en el ideario de
quienes lo rodean y revivir esa sensación de abandono, de desierto que tanto lo
ha agobiado en el pasado:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 99.25pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“El
miedo al futuro lo había llevado a cometer el pecado del hombre débil. Nada
malo, al fin y al cabo el hombre no es más que un hombre, nada más”. (pág. 177)<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 99.25pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">Otro de
los logros de la novela es el retrato de aquellos personajes que conocen o han
conocido de cerca a Muscat y permiten ahondar en los temores de este mediante
el contraste de personalidades, con diálogos que revelan un hastío por estas
posturas conservadoras con una visión arcaica de la nacionalidad, como el
siguiente:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“¿Y tú
te crees que la pornografía es el mayor problema que tenemos? El problema de la
gente como tú es que se lo toman todo tan en serio y ven tanto peligro por
doquier que acaban fijándose más en las cosas que en las personas que condenan.
Y luego una amenaza de verdad ni la ven, como la contaminación del
medioambiente, la caza, el neoliberalismo desenfrenado…”. (pág. 94)<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 99.25pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: georgia;">Es
en la frase anterior donde se encuentra una de las claves de la novela y la
historia de Muscat: el fijarse en sí mismo. Es la gravedad del pecado percibido
lo que acelera su frustración, su inutilidad, su culpa. Es la sensación de
traicionarse a sí mismo y a sus creencias lo que determina las decisiones de
los personajes en la novela. Esto se manifiesta, sobre todo, en la esposa del
protagonista, quien es sometida a una vida condenada a la justificación
continua de purga y castigo, con concesiones inexplicables para quienes la
rodean. Ellos, también hombres de letras, en apariencia son más sensibles a las
emociones humanas, pero cargan también con los vicios más terrenales:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“(…)
¿para qué sirve leer libros, quedarse tan tranquilo leyendo en la cama hasta que
te lleve el sueño, heredero del espejismo de que leer tenga alguna ventaja,
cuando nunca en la vida has hecho algo realmente útil para la humanidad?” (pág.
28)<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“(…) la
vida de un escritor es mísera. Escribes para sacar lo que llevas dentro pero,
una vez terminado, descubres que sigues igual. Lo que llevas dentro sigue allí
y la escritura no es sino un reflejo mediocre de todo esto”. (pág. 52)<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="tab-stops: 99.25pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">Las
mejores páginas se dan hacia la segunda mitad del libro, cuando los personajes,
contrariados por las circunstancias y los refugios internos que han erigido
para protegerse, vacilan entre seguir obcecados o revelar sus secretos. Ellos
se tornan cada vez más claustrofóbicos en la sociedad insular de Malta, donde se
desenvuelven. Sobre todo Muscat, que si bien resultaría insoportable en la vida
real, no irrita al lector. Este, al verse inmerso en un mundo de agobio, siente
compasión, por tramos, sobre todo cuando uno se topa con la sensación de no
estar libre de un juicio a sí mismo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“Ganni llevaba
mucho tiempo luchando para sobrevivir, de ahí el fundamentalismo, de ahí su
cabeza dura que juzgaba y condenaba a todos. Porque, a fin de cuentas, lo que
Ganni tenía en la cabeza era la condena de sí mismo, el juicio de sí mismo,
algo que no pudo revelar porque tuvo miedo, porque admitirlo lo habría hecho
pedazos tras todos estos años, sobre todo porque sabía que su mundo estaba
construido en el barro y que todo se iba a derrumbar apenas admitiera que había
vivido una mentira”.(pág. 189)<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">“Troyano”
es una novela donde la esperanza ha sido erosionada y sólo queda el consuelo de
restablecer los instantes previos a esa destrucción. De reanimar, como en la
primera escena, los años de gloria y esplendor mediante el recuerdo y su barniz
nostálgico. Es el alivio del recuerdo, frente a un presente de desolación, un
pasado idealizado, un paliativo para sobrevivir al derrumbe.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;"> </span><span style="font-family: Garamond, serif;"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: georgia;">(Texto publicado en <a href="https://elhablador.com/blog/2021/10/18/resena-troyano-de-alex-vella-gera/?fbclid=IwAR1j8Wtfxdk_g5jO0rOmz5fuZ-vhqHqI_m5sXENcIgSPYpuu-irCadPih2I" target="_blank">El Hablador</a>)</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-73893043971669215822021-09-16T10:06:00.003-07:002021-09-16T10:06:45.761-07:00[Reseña] "Un verdor terrible" de Benjamín Labatut<span style="font-size: large;">La tentación de la caída</span><div><span style="font-size: large;"><br /></span><div style="text-align: justify;"><b>Anagrama, 2020. 216 pp. S/.89</b></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: right;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: right;">¿Qué viento lo arrastra con la furia de un ángel lanzando desde el cielo, cayendo y cayendo y cayendo?</span></div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">-Karl Schwarzschild</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hay momentos estelares en la vida de un lector cuando un libro irrumpe modificando su forma de leer. Cuando una propuesta literaria lo aproxima a un ámbito de la vida inasible hasta ese momento, desestabilizando algunas estructuras mentales percibidas como inamovibles. “Un verdor terrible” del chileno Benjamín Labatut (Rotterdam, 1980) representa un parteaguas en la narrativa contemporánea reciente por ejecutar una operación compleja y riesgosa con infinitas posibilidades de fracasar: intervenir en otros campos vedados por la complejidad de sus técnicas como son los de la física, la química y las matemáticas, desde la literatura. Y lo hace, no a través de la simplificación de las complejas fórmulas sobre las que estas ciencias se erigen, sino sobre la inoculación del pecado en su naturaleza pura y abstracta, al desacralizar las mentes detrás de estas y navegar entre las sombras que dejaron, con el fin de mostrar su lado más emocional y vulnerable. De esta manera, se reconfigura no la realidad, pero sí la óptica desde la que esta se concibe; con el fin de poder vislumbrar la frontera que separa a la genialidad y la locura por la multiplicidad de vías existentes y las limitaciones de recorrerlas por la restricción más humana de todas: el tiempo y nuestra mortalidad.</div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Gran parte de la brillantez que se exhibe en “Un verdor terrible” de Benjamín Labatut radica en la posibilidad de ser concebida como el ejercicio de lectura de alguien empeñado en descifrar e iluminar aquellos aspectos que se encuentran vedados para el común de los mortales puesto que dicha aproximación significaría el sufrimiento, alejarse de lo que se concibe como “normal”, e incluso la pérdida de la vida misma. Como parte de este ejercicio, Labatut empieza a destejer e hilar de manera particular eventos históricos desde la ficción literaria, para hurgar en esos agujeros negros a los que se arrojaron muchos de los personajes clave del siglo XX. ¿El resultado? Una forma de leer la existencia y la complejidad de vivir, pues como él declara en una entrevista:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i><span> </span>“Por eso admiro tanto a los científicos (y me aburre tanto buena parte de la literatura), porque están atrapados en un baile, en una pelea a muerte con la realidad. A mí me interesa todo aquello para lo cual las explicaciones actuales no bastan. Es un placer muy específico, porque la mente exige explicaciones para todo, la razón quisiera alumbrar hasta el último rincón de nuestras almas. Y sin embargo, no puede. De ahí surge un cierto delirio, una facultad creativa desatada, porque el ser humano es un mono porfiado, no acepta el vacío, se rebela contra esa falta y fabula, crea realidad, inventa todo tipo de explicaciones e historias para arropar lo que es misterioso. Y luego todos vivimos enredados por los hilos de esa red”<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2iyLoI20jGdG1PJHOBJP5pvjOP7osHFwhdKyfyNC5KXui8tESq2RTqw2tIaK3A7G2elDJ1rrt3Ktuitzy0DY4HYCNK0zxwDb7Kr0jP_3jtuEFAmgLy01FdEAnqZzbQryQRsMalagDCwu_/s960/242097750_10224289982813827_2308477410633761588_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="960" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2iyLoI20jGdG1PJHOBJP5pvjOP7osHFwhdKyfyNC5KXui8tESq2RTqw2tIaK3A7G2elDJ1rrt3Ktuitzy0DY4HYCNK0zxwDb7Kr0jP_3jtuEFAmgLy01FdEAnqZzbQryQRsMalagDCwu_/w400-h400/242097750_10224289982813827_2308477410633761588_n.jpg" width="400" /></a></div></i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>La política, decía Ricardo Piglia, todo el tiempo está definiendo qué cosa debe ser entendida como verdadera y qué cosa debía ser excluida de la verdad, y que frente a ese tipo de relatos cristalizados, la literatura trabaja con las inestables e incómodas incertidumbres acerca de lo real y lo verdadero. Los cinco textos de “Un verdor terrible” extrapolan este choque de narrativas al campo de la ciencia, donde sus más célebres protagonistas –como los grandes lectores de novelas–, se toman en serio la incertidumbre de la realidad y la forma de un relato: el químico Fritz Harber creando un método de exterminio a escala industrial bajo la premisa de que “la guerra era la guerra y la muerte era la muerte, fuera cual fuera el medio de infringirla”; el astrónomo, físico, matemático, y teniente del ejército alemán, Karl Schwarzschild remitiéndole a Einstein la primera solución exacta a las ecuaciones de la teoría de la relatividad general desde su unidad de artillería en el frente ruso, entre estallidos y nubes de gas venenoso, consciente de que habiendo alcanzado el punto más alto de la civilización, la caída es inminente; el genio de Alexander Grothendieck sumergiéndose en su propia psiquis en un intento por entender el todo, dejando expuesto un intelecto vasto y aterrorizador, precariamente balanceado entre la iluminación y la paranoia, cada vez más despojado de volver a la cotidianidad de los que lo rodean; el enfrentamiento titánico entre Werner Heisenberg y Erwin Schrödinger, que tuvo al primero alejándose más y más del mundo real con cada nuevo avance de sus cálculos y lo llevó a contratacar usando esos instrumentos de ficción suprema que representan los números para describir el inobservable mundo subatómico, mientras el austríaco lidiaba con la restricciones de su propio cuerpo para potenciar su mente, en una batalla por redefinir no la realidad, sino lo que se puede decir acerca de ésta; y finalmente, la historia de un jardinero nocturno en los extramuros del mundo, para quien las matemáticas se ha vuelto una mezcla de anhelo y temor, al afirmar que estas son las que están cambiando el mundo a tal punto, que en tan sólo un par de décadas, a lo sumo, no seremos capaces de entender qué significa ser humano, evitando cualquier comprensión verdadera.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i><span> </span>“El físico -como el poeta- no debía describir los hechos del mundo, sino solo crear metáforas y conexiones (…) Heisenberg entendió que aplicar conceptos de la física clásica -como posición, velocidad y momento- a una partícula subatómica era un despropósito total. Ese aspecto de la naturaleza requería un idioma nuevo”</i> (pág. 110) ¿No son las ciencias, en sus múltiples variantes, una serie de batallas por nuevos lenguajes? Las polémicas a lo largo del libro de Labatut se erigen sobre la hegemonía de una teoría que domine a las existentes y la rebeldía contestaria que estas generan. ¿No es acaso más atractiva una idea cuando se percibe un posible desmoronamiento? ¿No radica ahí la génesis de una obsesión y el gesto de desafiarlas? Leyendo “Un verdor terrible” y pensando en posibles hilos que conecten a los textos, recordé el mito fundacional del avance científico y sus peligros: Ícaro. Su padre Dédalo trabajando día y noche en la creación de un mecanismo para escapar de la oscuridad de la cueva en la que se encuentran encerrados hasta dar con las alas que lo salvarían, pero pagando el precio de la muerte de lo más preciado de su existencia. La aproximación al sol, la curiosidad desmedida, el desvío del sosiego que brinda lo conocido. Labatut reactualiza el mito griego demostrándonos que está más arraigado que nunca en nuestra época. La pregunta es cuál destino nos depara, si el de Dédalo o Ícaro.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tal vez la mejor forma de terminar este texto sea con una cita de Lovecraft que Labatut mencionó durante la presentación del libro vía Facebook y dejó estupefactos a sus interlocutores y, sospecho, a la mayoría de los lectores:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i><span> </span>“Creo que más que lo misericordioso del mundo es la incapacidad de la mente humana para correlacionar todos sus contenidos. Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros del infinito, y eso no significaba que viajáramos lejos. Las ciencias, cada una de las cuales se esfuerza en su propia dirección, hasta ahora nos han hecho poco daño; pero algún día, la reconstrucción del conocimiento disociado abrirá perspectivas tan aterradoras de la realidad y de nuestra espantosa posición en ella, que nos volveremos locos por la revelación o huiremos de la luz mortal hacia la paz y la seguridad de una nueva era oscura”.</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Una obra maestra.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(Reseña publicada en la web de <a href="https://buensalvaje.com/la-tentacion-de-la-caida-un-verdor-terrible-de-benjamin-labatut/" target="_blank">Buensalvaje</a>)</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-71880078869394929362021-08-03T11:23:00.000-07:002021-08-03T11:23:48.117-07:00Reseña: “La diáspora” de Horacio Castellanos Moya<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<div class="MsoNormal">
<b style="font-family: Garamond, serif;">Literatura Random House, 2018. 160
pp. S/.69</b></div>
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Ya quisiera uno escribir una primera novela con el ímpetu y soltura que exhibe Horacio Castellanos Moya (Tegucigalpa, 1957) en “La diáspora”, publicada originalmente en 1989. Vaya manera de irrumpir en la ficción narrativa con un libro que, en una época tan álgida como fueron los ochenta, aborda y critica de manera aguda las desilusiones de una generación que creía de forma inquebrantable en el poder de la Revolución al punto de arriesgar la vida por ella. Escribir una parodia de la derecha lo hace todo el mundo. Lo arriesgado es hacer una de la izquierda desde la misma izquierda, denostando la mercantilización de sus causas en un negocio que reclama un aura de ética intachable que no merece muchas veces. Y más difícil aún, hacer esta diatriba con una maestría que mostrará también en libros posteriores como “Insensatez” (2004) o Moronga (2018), confirmando que cada texto suyo es una pieza más de un proyecto narrativo coherente como pocos a nivel mundial, para no acotar su alcance solo a nivel hispanoamericano donde compartiría espacio con titanes de la talla de Piglia y Bolaño.</div>
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Uno de los más gratos hallazgos de este libro es corroborar que las principales preocupaciones temáticas y emocionales de Castellanos Moya ya se encontraban aquí, comenzando por el cuestionamiento de las convicciones ideológicas. Los personajes de esta novela se encuentran a la deriva, apartados y marginados en el DF, alejados del campo de acción, pero sobre todo de una causa que les brinde la sensación de pertenecer a un colectivo que le dé sentido a sus nimias vidas. Tanto Juan Carlos y el Turco reniegan del Partido, el colectivo al que consagraron su vida por muchos años y que desvió su rumbo al punto de desvirtuar su accionar debido a las ambiciones de sus dirigentes y la pugna por el control que terminaría causando al asesinato de la comandante Ana María y el aparente suicidio del comandante Marcial, máximas figuras de las guerrillas salvadoreñas. La sensación de orfandad y desamparo terminará por convencerlos de que la única salida posible es romper con sus ideales e intentar descifrar que hay más allá de la lucha política, en un territorio ajeno, lidiando con la única herencia que les legó su participación en el conflicto además de la pobreza: la paranoia.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJa7TVVOpKBle3-s6L2N8TOWj5t94IeOCt_RWDvlP83QpB7u_aARmocN3V9fGwFuCrSOCInRHs3wp4qdfBpFvNEtZLhYRTFxV-46FvpIm1KVfmyAxzlgifLe1E_ov5WTwfBExcS5Guo4CQ/s1600/IMG-0088.JPG"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJa7TVVOpKBle3-s6L2N8TOWj5t94IeOCt_RWDvlP83QpB7u_aARmocN3V9fGwFuCrSOCInRHs3wp4qdfBpFvNEtZLhYRTFxV-46FvpIm1KVfmyAxzlgifLe1E_ov5WTwfBExcS5Guo4CQ/s400/IMG-0088.JPG" /></a></div>
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Si algo hermana a la mayoría de los personajes de la novela (y de la narrativa de Castellanos Moya) es la constante sensación de paranoia y desconfianza hacia todo aquel que quiera acercarse. Siempre estar en guardia y relacionarse lo menos posible con alguien desconocido, es la marca con la que deambulan por la vida tanto los dos personajes mencionados, como Quique, el exguerrillero ansioso por regresar a combatir con un rifle en las manos. El temor de ser emboscado y traicionado es la secuela más duradera no solo de un conflicto sino del rompimiento con una ideología, viendo en cada rostro a un potencial enemigo, en contraste con aquellos denominados “burgueses” que no padecen ello y hasta tienen empleos y familias. Aquí la semilla de violencia impregnada en cada uno no explota como en “El arma y el hombre” o “La sirvienta y el luchador”, pero sí se trasluce de manera más sutil al momento de concebir las relaciones posibles con sus antiguos camaradas o sus potenciales conquistas sexuales, además de que puede ser una buena manera de adaptarse a la urbe capitalista: “<i>Si San Salvador le resultaba grande y extraña, la ciudad de México le produjo escalofríos, las calles enormes repletas de autos y buses. Pero las costumbres del peligro crean un poderoso instinto de sobrevivencia</i>.” (pág. 81) </div>
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Y aunque los personajes mencionados son los protagonistas de la novela, Castellanos Moya dedica algunas páginas a otro que se lleva todas las palmas: Jorge Kraus. Este periodista que evoca a esa inolvidable y tenebrosa voz de “Insensatez”, es una suma de arribismo y aprovechamiento ramplón capaz de causar escozor en el lector debido a que su ambigüedad y capacidad camaleónica provocan que su toxicidad corrosiva pase desapercibida frente a los demás. Castellanos Moya muestra esta frialdad extrema para seguir trepando en líneas como las siguientes:</div>
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"<i>Kraus barajeaba las diversas alternativas para la escritura del libro, los argumentos a los que recurriría para convencer a las FPL y a los sandinistas de que un libro de esa naturaleza ayudaría en gran medida al proceso revolucionario salvadoreño. Se regocijaba por las tremendas posibilidades editoriales que se le abrirían: escribiría un verdadero best seller, que le produciría fama y dinero. De inmediato tendría ofertas de traducciones, adelantos por la escritura de nuevas obras. Porque su idea para la estructuración del libro le parecía sencillamente genial: lo elaboraría con la técnica de la novela policíaca, pero con puros hechos reales. Algo semejante a "A sangre fría" de Truman Capote o a "Recuerdo de la muerte" de su compatriota Miguel Bonasso. Sólo que el libro de Kraus superaría a éstos por una razón esencial: los sucesos que abordaría constituían una tragedia universal, digna de un clásico griego o de una obra dostoievskana</i>." (Pág, 118)</div>
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Este símbolo de la capitalización individual de una tragedia social es la principal crítica a cierto sector de la izquierda que si bien aparece en otros pasajes, adquiere una dimensión mucho más peligrosa en figuras como la de Kraus en el capítulo seis de la tercera parte de este libro, dándose incluso maña para concebir una metodología capaz de moldear y replicar la escritura de una tragedia, al punto de desvirtuar los hechos con tal de acomodarse a un fin al que se busca justificar de cualquier forma antes que ver cuestionada su veracidad. La sensación de sentirse superior moralmente termina siendo el aceite de un turbio y pérfido engranaje que se vislumbra hasta el día de hoy, refugio de tantos abusos y atropellos sociales. Escrituras de libros que edulcoran y aprovechan el morbo de los conflictos armados, ¿dónde hemos visto eso antes?</div>
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Castellanos Moya vislumbró hace treinta años cómo el tópico de la violencia iba a convertirse en un modelo exótico para armar y desarmar de manera descafeinada en gran parte de la literatura latinoamericana posterior, llena de clichés y personajes acartonados, y se arrojó a escribir esta novela tan potente y vigente. En una época donde las principales apuestas literarias parecen ser las reediciones de libros inhallables, “La diáspora” terminar erigiéndose como uno de los más valiosos rescates.</div>
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<br /></div><div style="text-align: justify;">(Texto publicado en la web de la revista "<a href="https://elhablador.com/blog/2021/08/03/resena-la-diaspora-de-horacio-castellanos-moya/">El hablador</a>")</div>
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Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-61809934704996970132021-08-03T11:18:00.002-07:002021-08-03T11:18:18.432-07:00[Reseña] "Open" de Andrés Agassi<div style="text-align: justify;"><b>Duomo, 480 pp.</b></div><div style="text-align: justify;"><br />Propongo lo siguiente: leer las memorias de personajes famosos cuatro a cinco años después de su publicación. Uno se despeja del ruido mediático del lanzamiento y la morbosa curiosidad para apreciar con calma su calidad literaria. Y vaya que la hay en las páginas de este libro publicado originalmente el 2009. Pocas veces uno se topa con un texto que esté a la altura de los vaivenes biográficos de un deportista que marcó un antes y un después en su campo.<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZjFyDj2B4w_1rUPyDpH1nmG7B9ivwzmXsEdUAfeov1E0XXCOfTGg_XN-xAoggZ_-OgKiRmLEXEnNXHKXo5jm50ze3j2gcB2laFF_ASxp30myCw86kKD4v2uBQX0r0cucgJ84sK_amJ_jp/" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="" data-original-height="266" data-original-width="175" height="338" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZjFyDj2B4w_1rUPyDpH1nmG7B9ivwzmXsEdUAfeov1E0XXCOfTGg_XN-xAoggZ_-OgKiRmLEXEnNXHKXo5jm50ze3j2gcB2laFF_ASxp30myCw86kKD4v2uBQX0r0cucgJ84sK_amJ_jp/w222-h338/image.png" width="222" /></a></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No creo que haya un símbolo tan claro de la acelerada obsolescencia de nuestros cuerpos y su funcionalidad laboral como la vida de los deportistas profesionales. Conminados a mostrar sus dotes desde temprana edad y a responder con rápida madurez al nivel de presión demoníaco con el que conviven, cualquier tropiezo puede devenir en la oscuridad del olvido. Y la exigencia no cesa en ningún momento, solo se acentúa mientras se acorta el camino al Parnaso deportivo, con cada vez más gente dependiendo de uno, desde el público tan ávido de adorar a un nuevo dios atlético hasta los patrocinadores de los que se depende para concentrarse exclusivamente en mejorar sin agobiarse por el dinero. Un nanosegundo puede ser clave para el devenir de toda una carrera y eso lo saben más que nadie los tenistas, sobre todo Andre Agassi (Las Vegas, 1970) cuya carrera fue tan irregular como espectacular.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Si había un tenista que acaparaba las páginas deportivas de fines del siglo pasado e inicios del este, ese era él. Si bien fue una época de feroz competencia, ninguno de sus colegas llevó a este deporte a un posicionamiento en medios tal como lo hizo el chico “Viva las Vegas”. Estilo inconfundible, relaciones con estrellas del firmamento de Hollywood y una actitud que escapaba a los parámetros comunes en el deporte blanco, Agassi era un meteoro que no dejaba indiferente a nadie. Para la prensa y el público era una estrella de rock, el distinto, el rebelde. Nada más alejado de sus deseos como lo revelan estas páginas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><img height="358" src="http://paginaenblanco.pe/wp-content/uploads/2020/08/El-Confidencial-.jpg" width="566" /></div><div style="text-align: justify;">Agassi posa junto a su familia. Créditos: El Confidencial.</div><br /><div style="text-align: justify;">El mayor peligro de este tipo de textos por encargo es el deseo de mostrarse como un ejemplo de superación y centrarse en brindar una moraleja. Aquí no. Aquí se reniega del tenis desde la primera línea. Ser un dotado para el deporte supone una condena a la que es imposible escapar sin herir a alguien en el camino. Solo hay una vida posible: jugar. Jugar y jugar hasta la extenuación, venciendo, aplastando a los demás para poder destacar y ser visible. Peor cuando es en el mismísimo hogar donde se juega para existir, subyugado a la mirada del padre, una figura omnipotente de cuyos deseos se desprenden los hilos que manejarán su vida.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La primera mitad del libro hace hincapié en la sensación de orfandad en la que Agassi se ve sumido por su sombra constante y agresiva, una máquina a la que solo se satisface ganando puntos. Año tras año, Agassi atacaría la ausencia de cariño paternal extrapolando su figura en los diversos amigos que irá consiguiendo, quienes serían clave para los distintos altibajos que supondría sus carreras.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">J.R. Moehringer, el premio Pulitzer elegido por Agassi para llevar a cabo esta empresa, optó por narrar su vida en tiempo presente, confiriéndole a la lectura una sensación permanente de suspenso y expectativa frente a lo que implicará cada decisión a su protagonista, cada experiencia por la que pase. Desde las humillaciones juveniles en la academia en la que pasó su adolescencia hasta la ruptura de su relación con la mega estrella, Brooke Shields.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pero “Open” es una biografía deportiva, y si hay algo que destaca por encima de los conflictos familiares y amorosos es la recreación de la tensión de cada partido, de cada punto que está en juego y del que depende saborear las mieles de éxito o asomarse a una derrota implacable. Cada partido narrado provoca buscar en la web su video correspondiente y disfrutar de cómo ha sido abordado por Moehringer, que supo mostrar la grandeza del norteamericano en el deporte, no como un niño prodigio de carrera incólume sino como un titán que podía pasar de una ominosa racha de eliminaciones en las rondas iniciales de torneos de ínfimo nivel a obtener ocho Grand Slams que lo convirtieron en una leyenda atípica, para lo que contrasta su figura con una galería de personajes, como Peter Sampras o Boris Becker, de forma humorística y feroz en varios pasajes geniales, a tal punto que se le perdona su propaganda filantrópica o el soso misticismo de su viaje para conocer a Mandela.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¿Qué rebelión queda ya? ¿Qué nuevo pecado puedo cometer para demostrarle al mundo que no soy feliz y que quiero volver a casa? Nadie lee las memorias de alguien que te quiere contar lo feliz que ha sido siempre, sino las de alguien que ha pasado por trances tan míseros que permitan, al menos de ese modo, a su ídolo. Y que esté muy bien narrado, claro. Ace.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(Texto publicado en la web "<a href="https://paginaenblanco.pe/resena-a-las-memorias-de-agassi/">Página en Blanco</a>")</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-5996375083762943562021-06-13T17:19:00.002-07:002021-07-20T15:28:26.693-07:00Reseña: "La cucaracha" de Ian McEwan<p> <b>Anagrama, 2020. 128 pp.</b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />¿Y si la falta de humanidad mostrada
por gran parte de la clase política actual se debiera a que en realidad son
cucarachas? Cucarachas que de un día para otro despertaron convertidas en la
especie más peligrosa y dañina de este planeta: seres humanos. Ian McEwan
(Reino Unido, 1948), uno de los más destacados novelistas en lengua inglesa
muestra en “La cucaracha” su historia más divertida y ácida, denostando página
a página a la élite gubernamental más ominosa de Occidente. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Jim Sams, un ser inteligente pero
de ningún modo profundo, se <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>nota
convertido, de la noche a la mañana, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en
el primer ministro del Reino Unido. La huida de la noche anterior por las
calles londinenses culmina con este inexplicable acontecimiento. Sin tiempo
para cuestionar esta peculiar resaca, que incluye nuevo cuerpo y funciones
vitales, tiene que adaptarse rápido por las mil actividades pendientes que tiene
que atender como líder de la otrora todopoderosa potencia mundial. El
reversionismo, una teoría socioeconómica risible, está ganando cada vez más
adeptos a pesar del grado de ridiculez de sus propuestas y dependerá de Sams
que se concrete su aplicación y propagación por el resto del mundo, así que
mucho tiempo para explorar su nueva condición de homo sapiens sapiens no tiene,
forzado a decidir rápido la estrategia que va a tomar mientras se topa en el
camino con <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>un rival político entre sus
filas, un accidente diplomático con Francia y la sorpresiva garantía de tener
como aliados a más de su especie devenidos en ministros o presidentes. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>“Las cosas se estaban
encarrillando bien. En tiempos difíciles como aquellos, el país necesitaba un
enemigo encarnizado. Los periódicos patriotas elogiaron al primer ministro por
enfrentarse con determinación a los franceses y hablar claro en nombre de
“nuestros muchachos caídos””</i> (pág. 74)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Su historial lidiando con
alcantarillas y suciedad lo ayuda en esta nueva etapa al punto<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de convencer a la sociedad inglesa con menos
reparos de los que imaginaba. Haber vivido tanto tiempo entre la oscuridad lo
ha preparado para sobrevivir a tantas amenazas, por lo que la política, más
allá de las dificultades iniciales, no le supone un grado mayor de dificultad, cuando
descubre la mayor arma en tiempos de redes sociales y sobreinformación: la
mentira mediante la fabricación de noticias. ¿Qué es la dignidad de un enemigo frente
a la posibilidad de reconstruir un imperio?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La propuesta de subvertir la
premisa de la más conocida obra de Kafka puede leerse como un gesto que supera
lo lúdico al plantear que lo más vil de nosotros, a cien años después de la
pesadilla del checo, se ha normalizado, camuflado entre el libertinaje de
expresión y los chauvinismos exacerbados en tiempos de crisis. A quienes más
propugnan mensajes de odio y polarización los convertimos en gobernantes,
líderes encumbrados bajo la promesa de defender los valores de antaño , a modo
de refugio frente a la percepción del prójimo como potencial enemigo y amenaza,
en un camino que sólo puede culminar en el más absoluto delirio. McEwan captó
todo ello y en vez de insistir con un ensayo furioso sobre los problemas
contemporáneos como los que publican mucho de sus colegas (llenos de lugares
comunes la mayoría), optó por escribir algo más liviano pero más plausible: una
sátira para nuestros días.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">(Texto publicado en la web de <a href="https://elhablador.com/blog/2021/07/20/resena-la-cucaracha-de-ian-mcewan/" target="_blank">"El hablador"</a>)</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnvZzI5BZaJnY8BVyuIBEGEXjEepqs235VF5jgsOKVYUduL3SXS0BbxB6GHWpCSLEf2RSee_6w-yfbPAPcdCP5Su-dNBAcgqbg5YVSKP5DWUYhSlXjy9nKBU-x3Az_U1oCmT0X2lSaMv7V/s2048/lacucaracha.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="2048" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnvZzI5BZaJnY8BVyuIBEGEXjEepqs235VF5jgsOKVYUduL3SXS0BbxB6GHWpCSLEf2RSee_6w-yfbPAPcdCP5Su-dNBAcgqbg5YVSKP5DWUYhSlXjy9nKBU-x3Az_U1oCmT0X2lSaMv7V/w400-h400/lacucaracha.jpg" width="400" /></a></div><p></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-88531702347202181282021-06-03T10:06:00.002-07:002021-06-03T10:06:58.509-07:00[Entrevista] Farid Kahhat: “Los beneficios de la apertura económica han sido mayores en la costa que en el resto del país”<p></p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXGpHDXgZmf3LLEgNvycSvgkxp4A9W0rOO1s0fmDKbNeMG7SAeTkmrnFM4M2BcTE3dhE2Tp8GAcwObIzs59D7CcDIhHDUAgfg7fcwgfWgQPBWDTUTdZPzySg3iWnVe-pjDAth8fQ1SmavA/s2048/166_1_002A1850.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="2048" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXGpHDXgZmf3LLEgNvycSvgkxp4A9W0rOO1s0fmDKbNeMG7SAeTkmrnFM4M2BcTE3dhE2Tp8GAcwObIzs59D7CcDIhHDUAgfg7fcwgfWgQPBWDTUTdZPzySg3iWnVe-pjDAth8fQ1SmavA/w400-h266/166_1_002A1850.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%;"></p><div style="text-align: justify;"><i>Desde que se publicó hace unos meses, justo cuando comenzaba el fragor de la primera vuelta electoral y en el pico de la segunda ola de la pandemia de la Covid 19, “Pandemias, dragones y muertos vivientes” (Planeta, 2021) de Farid Kahhat y Gabriela Camacho se ha vuelto un faro de análisis político para distintos fenómenos que concentran la atención social, desde la gestión política de una crisis de proporciones apocalípticas hasta los líos en los que se involucran los seleccionados de un país, destinados en el imaginario a unirlos. Por ello, entrevistamos a ambos autores, presentando aquí la primera entrega con Farid Kahhat.</i></div><br /><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">1.-
</span></b><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">“</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">¿En
qué medida hacemos nuestra propia historia con base en nuestro libre arbitrio,
por oposición a la medida en la que la hacemos influidos por las circunstancias
legadas por el pasado?” <i>es una de las preguntas con las que inicia el libro,
y la cual calza perfecta con el contexto electoral actual, lleno de miedos
generados por fantasmas del pasado, muchas veces imaginarios, incluso. ¿Que las
campañas se hayan enfocado en ello y no en una visión a futuro habla de un
miedo a lo que vendrá? ¿Es una sensación de conformidad derivada de este miedo
lo que hace inviable una mirada mucho más optimista?</i><o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Creo
que la respuesta a ambas preguntas es “sí”. Que, por ejemplo, haya gente que,
siendo consciente de todos los crímenes del fujimorismo, crea que votar por su
candidata es la única opción posible sugiere que los motiva un miedo raigal
frente a lo que consideran una amenaza comunista. Y aunque creo que hay razones
válidas para temer la candidatura de Castillo, esa no es una de ellas: se trata
de un equívoco que se repite hace casi un siglo, desde el APRA a partir de los
años 30 hasta Sagasti en 2021, pasando por Belaúnde en los años 60, parte de nuestras
élites ha vivido atemorizada por fantasmas de su propia creación, a los que
asocian en forma invariable con el comunismo (aunque no haya mayor fundamento
para ello).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">2.-
</span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Se afirma que el fútbol puede ser visto como una forma de religiosidad secular,
capaz de proveer cohesión social y dotar de una identidad social, y no recuerdo
unos años en los que esto haya sido tan evidente como cuando clasificamos al
Mundial o quedamos segundos en la Copa América, con una sensación de
fraternidad que ni la conmemoración del Bicentenario ha generado.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pero también es un espejo de nuestras taras,
como cuando tenemos que organizarnos a nivel de clubes y participar en copas
internacionales con resultados paupérrimos. ¿Cuál es tu lectura de que a pesar
de haber tenido logros destacables, no se haya avanzado nada a nivel de gestión
más allá que sea un lugar común pedirlo? ¿Por qué los gobiernos peruanos no han
sido capaces de generar una política nacional realmente efectiva de fomento del
deporte con el capital político que esto podría haberles generado?</i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El
caso del fútbol profesional no es como el de cualquier otro deporte, dado que
en él la máxima autoridad no es el gobierno peruano sino una entidad
internacional: la FIFA. Cuando el gobierno peruano cuestionó el mandato del
entonces presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), Manuel Burga, la
FIFA sugirió la posibilidad de suspender la participación de la selección
peruana de las competiciones internacionales que organiza, lo cual bastó para
que el gobierno retrocediera. A su vez, la FPF reproduce a nivel local las
taras de la propia FIFA (las cuales conocimos a través de sus problemas
legales).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En
cuanto a los equipos de fútbol profesional, se decía que, en lugar de clubes
sociales, debían ser empresas privadas para ser más eficientes. Pero descubrimos
que, si se trata de empresas en las que un individuo es el propietario
indiscutido del equipo en lugar de, por ejemplo, tratarse de una entidad que
cotiza en bolsa (y que, por ende, debe presentar reportes sobre su desempeño a
sus accionistas), la privatización no hace necesariamente una gran diferencia. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">3.-
Al mencionar las ideas de Cappa y Niembro sobre el fútbol peruano como algo que
funciona a nivel micro pero no macro, me es inevitable extrapolarlo a otras
esferas, como nuestra sostenibilidad económica, tan endeble frente a cualquier
choque externo, debido entre otros factores a que las élites económicas se
contentan con los recursos que proveen las actividades extractivas sin alentar
el desarrollo de las otras fases industriales que podrían generar mucho mayor
valor agregado. ¿Por qué ese visión tan ajustada al corto plazo y al beneficio
inmediato pero no duradero?<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Aunque
esta respuesta no agota el tema, creo que parte del problema deriva de los
incentivos institucionales que enfrentan los actores involucrados. Por ejemplo,
los estudios sobre la materia sugieren que los partidos políticos tienen
mayores incentivos para hacer una buena gestión de gobierno cuando tienen
perspectivas razonables de perdurar en el tiempo, y cuando temen un castigo electoral
en caso de realizar una mala gestión. Pero el Perú debe ser el único país en el
mundo en el que, en cuatro elecciones consecutivas, el partido en el gobierno
ni siquiera presenta candidato en la siguiente elección presidencial. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Un
tema más específico del Perú podría tener que ver con los incentivos que, en
ocasiones, ofrecen ciertas actividades económicas, como las extractivas. De un
lado, explotan un recurso finito, no uno renovable. De otro, en ocasiones su
rentabilidad depende menos de la inversión o de la productividad de la empresa
que de un factor fuera de su control, como el precio internacional del recurso que
explotan. Esas características no necesariamente inducen a pensar en la
sostenibilidad a largo plazo del negocio: eso dependerá del entorno
institucional en el que se desenvuelven.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">4.-
<i>Mencionas en el libro la problemática del dengue que tuvo unos picos de
propagación casi al mismo tiempo que iniciaba la actual pandemia y en la que se
corrobora que un problema sanitario no es “urgente” en los medios o la
conversación pública hasta que llega a la capital y las principales zonas
urbanas, símbolo de la falta de políticas efectivas de descentralización
sanitaria. Más allá de lo que depare los resultados de estas elecciones,
¿piensas que los problemas regionales empiecen a deparar, ahora sí, una mayor
atención por parte del Gobierno Central? Y de no ser así, ¿qué más choques se
requieren para que esto se dé?</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El
drama peruano en la materia es que, cuando finalmente se propició un proceso de
descentralización, este terminó siendo un proyecto en lo esencial fallido. Pero
incluso en el mejor escenario, sigue siendo cierto que los beneficios de la
apertura económica hacia el exterior han sido mayores en la costa (que ya antes
tenía una mejor situación económica), que en el resto del país. Un autor
confeccionó un mapa al respecto, y queda claro el patrón: en las presidenciales
de 2006, 2011 y 2021, las zonas que recibían menores beneficios de la apertura
económica votan por Humala en dos ocasiones, y hoy lo harían por Castillo. Las
que obtuvieron mayores beneficios, comenzando por Lima, votaron por García y
luego en dos ocasiones por Fujimori. En ese sentido, cobrar más impuestos a
quienes más tienen para brindar mejores servicios públicos a quienes menos tienen
favorecería no sólo a estos últimos, sino al interior del país secularmente
postergado. Creo que el mediocre desempeño económico del último lustro, unido a
las devastadoras consecuencias de la pandemia hacen algo así más probable, pero
no inevitable.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">5.-
<i>Mencionas el caso de los bancos del Primer Mundo rescatados durante la
crisis del 2008 y pienso que es un caso comparable a lo ocurrido con Reactiva,
donde muchas empresas privadas recibieron ayuda económica por parte del Estado
y siguieron con prácticas que atentaban no sólo contra sus propios
trabajadores, sino contra los consumidores. El caso sueco es interesante porque
se rescató a las entidades mas no a sus propietarios y ejecutivos. ¿Qué podría
establecerse en el Perú donde esa figura podrían asumirla los sindicatos, cuya
importancia ha sido erosionada en las últimas décadas?</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">No
me opongo a programas como Reactiva en tiempos de recesión, y menos aun cuando
esta es en parte consecuencia de las políticas públicas adoptadas para afrontar
la pandemia (como las cuarentenas). El punto es que, para asegurar que los
beneficios de programas como ese lleguen al mayor número posible, el acceso a
ellos debería tener ciertas condiciones (tal como ocurrió en otros países). Por
ejemplo, en algunos casos en que se subsidió a empresas, el subsidio fue directamente
a pagar parte del salario de los trabajadores: si la empresa despedía
trabajadores, perdía el subsidio. En países como Dinamarca, no podían acceder a
los programas públicos de estímulo económico empresas que tuvieran su matriz
fuera del país (habitualmente para eludir el pago de impuestos), y así,
sucesivamente. En el Perú, por ejemplo, tuvimos conglomerados de clínicas que,
mientras accedían a los créditos subsidiados del programa Reactiva, cobraban
150 soles por un omeprazol (que podía conseguirse por 1 sol), o pedían un
depósito de 150,000 soles como garantía para acceder a una cama UCI.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">6.-
<i>Al tratar el tema de la probabilidad de ocurrencias de eventos, se denota
que la irrupción de esta pandemia fue un “cisne blanco” más que uno “negro”,
¿lo mismo podría aplicarse para el caso de estos resultados electorales de la
primera vuelta?<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Tiendo
a pensar que sí, en el siguiente sentido. Desde 1990 (con Fujimori), hasta la
última elección para la alcaldía de Lima (con Muñoz), hemos visto un repetirse con
cierta frecuencia la siguiente experiencia: una proporción significativa de
electores, inconforme con quienes ocupan los primeros lugares en las encuestas,
espera hasta la etapa final de la campaña antes de decidir su voto. Y, en ese
tramo final, se decanta en su gran mayoría por una candidatura relativamente rezagada
hasta ese momento en la competencia: tras cinco años en los que los niveles de
pobreza se habían estancado sucedidos por un aumento dramático de la misma
producto de la pandemia, era previsible que podíamos esperar una reedición de
ese fenómeno y que una candidatura crítica del orden establecido podía ser la beneficiaria.
No digo que fuera un desenlace necesario, pero sí uno probable.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">7.-
<i>Mencionas el caso de las mujeres liderando los gobiernos en los países que
mejor afrontaron la problemática de la Pandemia, y en el Perú se habló de ello
al ver cómo habían cambiado las jerarquías en los tres poderes del Estado en
los últimos meses.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿Pero qué ocurren en
los mandos medios y más operativos?</i> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En
el libro cito estudios que sugieren que, producto de una socialización
diferente, las mujeres en puestos de liderazgo son más proclives a trabajar en
equipo y menos proclives a tomar grandes riesgos, y que ambas características
resultaron beneficiosas para enfrentar la pandemia. Pero antes digo que, según
esos mismos estudios, para que las mujeres en posiciones de liderazgo lo ejerzan
de manera diferente a los hombres, parecía ser una condición necesaria que
hubiese una masa crítica de mujeres en puesto de liderazgo, a todo nivel. Es
decir, no sólo que hubiera mujeres en los cargos más altos, sino además que su
entorno general incluyese una proporción considerable de mujeres ,cosa que no
suele ocurrir, por ejemplo, con las ejecutivas que ocupan los cargos más altos
en grandes corporaciones. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">8.-
Resulta curioso cómo los republicanos analizaron las preferencias
televisivas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de los estadounidense (los
zombis de The Walking Dead) para la campaña de Trump en el 2016. Si tuvieras
que analizar la evolución de los contenidos televisivos más consumidos por los
peruanos hoy en día, ¿qué crees que podrían aprovechar los candidatos políticos
si tuvieras que idear una campaña de marketing a partir de los valores más
importantes para los peruanos?<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los republicanos identificaron sólo a un
segmento de los cultores de The Walking Dead como votantes potenciales, y creo
que ese es el mensaje fundamental: hace medio siglo no existían internet, redes
sociales, televisión por cable, etc. Por esa razón, uno podía esperar que, por
ejemplo, un sábado en la noche personas de toda condición vieran en gran parte
del país un programa como “Risas y Salsa” (el de mayor audiencia por años en el
Perú). Hoy en día hay menos referentes comunes, razón por la que las campañas
de marketing (político o no), deben afinarse para apelar a nichos específicos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Aunque
añadiría que, la candidatura de Castillo implica una representación simbólica
que apela a identidades que trascienden nichos específicos. Por ejemplo, regionales
(sierra sur y central, sobre todo rural), estratos socio-económicos (población
en situación de pobreza y extrema pobreza), en incluso étnicas (me sorprende,
por ejemplo, la escasa alusión a este último tema durante la presentación de su
equipo técnico, mientras en el equipo técnico de Fujimori el único que no
parecía provenir de las élites tradicionales era Rómulo Mucho). No es que
Fujimori no tenga capacidad de apelar a grupos más amplios que los denominados
“nichos de mercado”, pero no en la misma proporción (por eso ella necesitaría
en mayor medida complementar esa base apelando a nichos electorales
específicos). Todo esto, por cierto, es mera especulación, dado que no soy
especialista en el tema.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">9.-
<i>¿Qué tendría que hacer el próximo presidente en el corto plazo para
construir una legitimidad que le permita afrontar los futuros cinco años sin
que lo vaquen?</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Creo que el riesgo de vacancia sería menor con
Fujimori. De un lado, el denominado “modelo económico” tiene una serie de
problemas, pero entre sus virtudes está la capacidad de generar crecimiento y,
además, gane quien gane, hacia fin de año podría tener condiciones favorables
para ello (porque la mayor parte de la población adulta ya estaría vacunada y
porque los precios de algunos de nuestros principales productos de exportación,
como el cobre, han crecido en tiempos recientes). En segundo lugar, Fujimori
tiene mayor probabilidad de tener una mayoría parlamentaria y, de otro lado,
tendría menor oposición por parte de los poderes fácticos (prensa, gremios
empresariales, fuerzas armadas, etc.). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por ello la pregunta tiene más sentido en la
eventualidad de un triunfo de Castillo. Diría que cumplir sus promesas
redistributivas sería un paso que ayudaría a sostener su legitimidad social.
Pero, incluso en el mejor escenario, un gobierno que pretende cambiar el statu
quo (incluyendo un cambio de constitución), suscitará incertidumbre y, por
ello, una retracción de la inversión privada hasta que los inversionistas sepan
a qué atenerse. Mientras más demoren en definirse las nuevas reglas del juego,
mayor es el riesgo de que esa retracción de inversiones perdure y termine por
afectar de modo perdurable el desempeño económico. Por ende, creo que Castillo
tendría que resolver ciertos asuntos (como la renegociación de contratos con
empresas en industrias extractivas), lo más pronto posible y de manera que
permita obtener ingresos adicionales para el Estado sin ahuyentar la inversión
privada. Creo que eso es posible por dos razones. De un lado, por los costos
hundidos que implican las actividades extractivas (es decir, costos que ya se
asumieron y que sólo podrían recuperarse en un período prolongado de tiempo),
y, de otro, por la posibilidad de que estemos ad portas de otro ciclo de
precios favorables para nuestras exportaciones primarias (aunque siempre es difícil
prever cuanto podría durar). Repito que, aunque creo que ese escenario es
posible, no me atrevería a afirmar que sea el más probable. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo0SWKuKP6xRRnqhda-__XzjpjO_7q02oUMyioZN1Ig6TeeMZda2w28BSNFZEodQdAJPDpKkVtqjnCIrGWyFtipCzEE9EPTY7kSL373qvyTCo5LOZeGzBJY_it1iiys6WH8mc6KK_y9Lt-/s385/portada_pandemias-dragones-y-muertos-vivientes_farid-kahhat_202101141708.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="385" data-original-width="250" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo0SWKuKP6xRRnqhda-__XzjpjO_7q02oUMyioZN1Ig6TeeMZda2w28BSNFZEodQdAJPDpKkVtqjnCIrGWyFtipCzEE9EPTY7kSL373qvyTCo5LOZeGzBJY_it1iiys6WH8mc6KK_y9Lt-/s320/portada_pandemias-dragones-y-muertos-vivientes_farid-kahhat_202101141708.jpg" /></a></div><br /><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">10.-
<i>¿Cómo percibe la instrumentalización de la selección y la camiseta para
apoyar la campaña de una de las candidatas a la presidencia en las elecciones
más polarizadas que se recuerde? ¿podría menoscabar la imagen de unidad del
fútbol en el mediano plazo?</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Creo
que la mayoría es consciente de que no fueron revelaciones espontáneas por
parte de los jugadores, sino parte de una campaña orquestada. Y, además, creo
que la mayoría pensó poco en las consecuencias de sus actos, porque no esperaban
que hubiera alguna: virtualmente todo personaje que tuviera alguna figuración o
influencia pública optó por la misma candidatura y, por lo dicho respecto a los
poderes fácticos, optar por ella no atraería la animadversión de grupos de
interés poderosos. Creo que el único error de cálculo podría ser el de
Advíncula, que no pareció tomar en consideración el hecho de que la barra de su
equipo (el Rayo Vallecano), tiene una vieja filiación de izquierda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ahora
bien, más allá del fútbol, el que casi todos aquellos que, ejerciendo algún
grado de influencia en la sociedad peruana, hayan tomado partido por Fujimori, podría
terminar teniendo un efecto adverso para su candidatura. Su rival podría, por
ejemplo, usar ese hecho para alegar que se trata del bando de los poderosos, no
del de las mayorías. Y, en cuanto a los futbolistas, lo más interesante no son
las presencias, sino las ausencias: Paolo Guerrero y Renato Tapia son
probablemente los futbolistas peruanos más exitosos de sus respectivas
generaciones (Guerrero, por ejemplo, es el único futbolista peruano que ganó un
mundial de clubes, y Tapia es hoy el jugador peruano mejor cotizado). Guerrero
es, además, ídolo y caudillo indiscutible de la selección peruana. Tal vez eso
lo haya inducido a pensar que ponía en riesgo su capacidad de representar un
símbolo de unidad entre los peruanos si tomaba partido en la elección más
polarizada del presente siglo. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-31690252557199897682021-04-06T12:21:00.002-07:002021-04-06T12:21:36.009-07:00[Entrevista] Cristhian Briceño: “Más que un lector, he sido un televidente”<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%; text-align: justify;">La producción editorial
en nuestros días es tan vasta y precipitada que una de las secciones que más se
ve perjudicada es la de la contratapa, al punto que uno le da la decisión de
Salinger de no poner comentario alguno en ellas. Elogios desmedidos y poco creíbles
o sinopsis llenas de lugares comunes. Sin embargo la del más reciente volumen
de cuentos de Cristhian Briceño (Lima, 1986), publicado en Seix Barral, es una excepción pues resulta una invitación a
la lectura. Como muestra cito un fragmento: “</span><i style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11.5pt; line-height: 115%;">En lugar de presentarnos un antihéroe patético y débil inmerso en
su devenir hacia la intrascendencia, </span></i><b style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%;">Su seguro servidor</span></b><i style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%;"> da cuenta de un momento
posterior (un futuro cercano) en que a este ni siquiera el intercambio de una
vida entregada al capitalismo, a formar parte del engranaje de una sociedad que
trata a sus ciudadanos como piezas de una perfecta maquinaria autónoma a cambio
de ciertas alegrías menores, es posible”.</span></i><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%; text-align: justify;"> Sobre ese futuro
cercano y otros temas conversamos con él en la siguiente entrevista.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman",serif; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> </span></p>
<ol start="1" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una
de las primeras críticas, desde tus ficciones, al sistema socioeconómico
actual es su afán de homogeneizarnos a todos a gran escala, bajo una
aparente celebración de la diversidad, provocando que nos “extraviemos de
nosotros mismos”. ¿Piensas que la pandemia ha ayudado de cierta forma a
desmantelar esta maquinaria o esta ha encontrado la manera de seguir
intocable?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL91HdnvdNbNzSytajQghofMl5hdfghwuir9cAliKvG22KeHxpzeV744CQPWR6Pfi3lynPH6-C2by8RM2Ea7YPEGiaJtAa_zOw0VmRf0wcxxpP_aU_tY5JrEwl0xaWTo0-I-vcJBK0v_zI/s960/60764EB5-30B0-4959-A190-C3904C6E7946.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="960" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL91HdnvdNbNzSytajQghofMl5hdfghwuir9cAliKvG22KeHxpzeV744CQPWR6Pfi3lynPH6-C2by8RM2Ea7YPEGiaJtAa_zOw0VmRf0wcxxpP_aU_tY5JrEwl0xaWTo0-I-vcJBK0v_zI/s320/60764EB5-30B0-4959-A190-C3904C6E7946.jpeg" /></a></div><br />La homogenización es un instrumento que el sistema emplea a manera
de embrague, es decir, para acoplar y desacoplar ciertas partes que requiere en
circunstancias dadas. No olvidemos que en los inicios del Perú como nación
soberana existía una república de indios y una de blancos. La gran mayoría de
indios, obviamente, no sabía de la existencia del Perú como Estado, ni siquiera
como territorio, ni eran informados del cambio que esto, en teoría, entrañaba.
El Estado, en todo caso, era un ente abusivo y los indios añoraban la autoridad
de un rey que impartiera justicia. Medio siglo después, durante la Guerra del
Pacifico, la siguiente generación de estos mismos indios era obligada a enfrentarse
al invasor vistiendo ropa de diario, con munición enmohecida y usando el mismo
armamento con el que se expulsó al último virrey; obviamente, cada quien debía
agenciarse sus alimentos; casi la totalidad no comprendía por quién o por qué
se estaba arriesgando el pellejo.<p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">No se puede desmantelar la maquinaria porque nunca estuvo cubierta
con nada, siempre ha estado expuesta como un recordatorio de la infamia. La
pandemia no va a cambiar nada, menos en un escenario electoral como en de
ahora, infestado de un caudillismo que apesta a siglo diecinueve. Cambiar eso
es como pretender que un gato ladre.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%;"> </span></p>
<ol start="2" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Bajo
un aparente estado de apatía, tus personajes intentan camuflar ciertos
arrebatos de violencia y rabia contra los que los rodea, y uno como lector
lo conecta con las noticias de estallidos salvajes de ciudadanos que
siempre suelen ser tranquilos y discretos en las noticias, sobre todo en
el primer mundo. ¿Esto ya se replica en Perú? ¿estamos camino a ello?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Ya está desde hace mucho. En la década del treinta del siglo
pasado, un comerciante español mató a su compatriota en una habitación del
hotel Comercio, que quedaba en los altos del edificio donde hasta ahora
funciona el bar Cordano. El asesino parecía una persona corriente, sin visos de
violencia. Clemente Palma escribió una nota entusiasmada sobre el asunto. Decía
que ahora Lima ya estaba a la altura de otras capitales del mundo en cuanto a
crímenes.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<ol start="3" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“Los
recuerdos felices, ah, esos son los peores, le dijo la vieja, porque solo
sirven para medir cuánto hemos perdido”. Inevitable asociar dichas líneas
de “Una temporada en el invierno” con este último año donde muchos
entramos en un período de limbo o agujero negro. ¿Fue este un cuento
escrito o reescrito en plena pandemia?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Fue escrito hace por lo menos cinco años, y apenas tuvo cambios
previa publicación. De cualquier manera el tópico de la evocación dolorosa es
bastante común en la literatura. Basta recordar ese diálogo de muertos en el
que Luciano de Samósata da voz a un Aquiles quebrado, anhelando regresar a la
vida siquiera para trabajar como labriego. O el Dante-personaje de la Comedia,
cuando dice aquello de que no hay mayor dolor que recodar los tiempos felices
desde el lugar de la desgracia. O Enid Lambert, en las Correcciones,
deprimiéndose ante el recuerdo de las navidades pasadas, cuando su familia
estaba reunida y era felices y comían perdices. Miles de ejemplos. También creo
que se tiende a magnificar un hecho, uno tiene la impresión estar venciendo la
adversidad de, por ejemplo, no ver en persona a un amigo para perder el tiempo.
La verdad es que antes tampoco éramos felices, sino que la normalidad se vuelve
valiosa por contraste. Hay gente que en verdad la pasa mal, y el sufrimiento de
las personas que tienen tiempo para leer esto, comparado con el de los otros,
está a años luz.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%;"> </span></p>
<ol start="4" style="margin-top: 0cm;" type="1"><li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“Él
era más humano: creía en la familia, en el ahorro y en el Dínamo de
Moscú”. Tres instituciones erigidas en torno a la fe en el futuro. En este
presente desesperanzador, ¿crees que se hayan visto más debilitadas o se
han vuelto más vitales que nunca como soporte para sobrevivir?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Difícil saberlo. Pero, como dije antes, no creo que la pandemia
cambie demasiado las cosas. El cambio viene de antes, lo demás son
contingencias, eventos que crean una ficción con la que solemos interpretar ese
cambio. Muchas cosas han sido puestas en entredicho el siglo pasado, sobre
todo, a un nivel, más que filosófico, social, del día a día, aunque, claro, las
bases están en textos clave, como por ejemplo cuando lee lo que piensa Stuart
Mill sobre la naturaleza o la libertad, etc. Pero si quieres una respuesta más
personal, yo sí creo en la familia por experiencia propia. Por mi padre creo
también en el ahorro como una forma de adelantarse a las eventualidades. La
tercera institución a la que aludes la podría emparentar con el fanatismo y,
por ello, con la religión. Yo creo en algo que no es precisamente el dios de
los hebreos o cualquier ente que pueda revelar alguna característica
antropomórfica para ser asimilado por mi fe. No confío, eso sí, en cualquier
institución que genere odio entre las personas. La Iglesia, por ejemplo, y sus
falsas atribuciones. Cualquier institución con poder tiende inevitablemente a
corromperse, es axiomático.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<ol start="5" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En
“Los trabajos”, recreas un mundo donde la oscuridad lo ha sumido todo por
completo, transformando las formas de contacto humano debido a esta
externalidad inesperada. Al terminarlo uno corrobora que la situación de
peligro constante termina tornando en seres más indolentes que antes.
¿Podría interpretarse como una lectura del mundo en general o de
sociedades bajo regímenes específicos?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">No fue escrito con esa intención. El relato parte de una noticia
que leí en internet. Al parecer en una ciudad asiática la contaminación era tal
que el alcalde se había visto obligado a poner varias pantallas led en zonas
estratégicas, para que los habitantes puedan saber que estaba amaneciendo. Me
resultó curiosa la idea, aunque podría profundizarse más e intentar una
narración que prescinda de los sentidos que más nos socorren, algo así como El
pozo y el péndulo, pero más extremo. Más que una ficción política es
simplemente el desarrollo de un tema cualquiera que puede ser interpretado a
placer por el lector.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%;"> </span></p>
<ol start="6" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En
“Su seguro servidor” abordas el dolor del duelo y la necesidad de anularlo
mediante el uso indiscriminado de narcóticos, en una especie de relectura
de “Un mundo feliz” de Huxley. Cuando salgamos de este encierro, si
salimos, ¿seguiremos así de aferrados a esta anulación de cualquier
emoción negativa? ¿Le tememos al dolor o a la posibilidad latente de no
salir una vez que caemos en ese estado?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"></p><div class="separator" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7E1uvqsh6uJs3PKRge_BckO05U2xCrIgf9Zc6UIE1m3ukE36aSLN2Hb5q4FoqkFY0myaJR0ZrPpl0ArDCf5t8eK6UuBIjUJxN6Q8l4NhZU-hEZhoQQUi6DliOUm7KUVaVEhwyAkvu0nVS/" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="933" data-original-width="1400" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7E1uvqsh6uJs3PKRge_BckO05U2xCrIgf9Zc6UIE1m3ukE36aSLN2Hb5q4FoqkFY0myaJR0ZrPpl0ArDCf5t8eK6UuBIjUJxN6Q8l4NhZU-hEZhoQQUi6DliOUm7KUVaVEhwyAkvu0nVS/" width="320" /></a></div><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Tal vez la anulación de las emociones cree vacíos aún más nocivos.
El relato intenta formular la pregunta de cómo sería llenar estos vacíos con
otro tipo de emociones, no menos dolorosas, sino más asimilables. El dolor es
un hecho inevitable, es una lección; también es parte de nuestra evolución y va
de la mano con nuestra supervivencia como animales, desde el momento en que los
organismos primitivos “deciden” ser criaturas inervadas. Eso en cuanto al dolor
físico, pero quead el dolor emocional, que también es un rasgo evolutivo que
podría partir desde el momento en que algún homínido empezó a sospechar de la
naturaleza del tiempo y sus implicaciones en la realidad y, a su vez, le heredó
esta característica a su descendencia. Debió haber un momento en que algo muy
parecido al ser humano actual vio a un semejante muerto y de pronto empezó a
llorar sin saber bien por qué, quizá enfrentado a la intuición de lo
irremplazable.<br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Obviamente le tememos al dolor y a que exista un escenario en que
nada pueda lidiar con él, por ello se dice que el verdadero castigo que promete
el infierno no es la severidad de lo que ah´ñi se siente sino la eternidad
misma. Esto me recuerda al </span><i style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Retablo de
Iseheim</i><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">, de Mathias Grunewald, colgado en un hospicio para pobres almas
infectadas de peste y sífilis. La lógica era que ver a un Cristo crucificado y
retorciéndose de dolor te ayudara a aceptar el sufrimiento. Eso, quizá ahora
sería una salvajada, pero entonces debía ser algo parecido a lo que propongo en
ese relato.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<ol start="7" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El
mundo literario descrito en “Es el futuro” está lleno de personajes
indolentes, sin empatía, crueles por decisión, siempre atentos a la imagen
que los demás perciben de ellos, sobre todo atentos a no mostrar signos de
debilidad. Y al analizar históricamente el medio local, este no ha sido
ajeno a confrontaciones y disputas, sobre todo al ser tan reducido. Sin
embargo, parece que las redes han exacerbado los desencuentros a la vez
que las han banalizado las discusiones literarias. </span></i><i><span lang="EN-US" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">¿Cuál
es tu opinión al respecto?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Siempre he tratado de mantenerme alejado de todo eso. Como en todo
espacio en que se pone en juego algo de poder o beneficio (y en la literatura
peruana actual esta gracia es ínfima, a menos que previamente ya la poseas y no
hagas más que gozarla ostentando un membrete de “escritor”) siempre se
generarán esa rencillas idiotas que son, de por sí, un género literario. Yo
mismo, siendo un autor tan poco conocido, tengo un instagram donde a veces
opino sin censura sobre ciertas cosas, y te creas la ilusión de que la gente
comprende tu postura y la respalda. Pero creo que debo añadir a mis contadas
cualidades como autor la de cerrar la boca y dedicarme a lo mío.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<ol start="8" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una
de las cuentos más entretenidos es “El corazón de los sencillos”, donde
haces haces una especie de “lados-B” de escenas bíblicas clásicas.¿Cuál es
tu relación de lector con la Biblia? ¿Cómo lo percibes desde el punto de
vista literario en nuestros días?<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">No fui un lector precoz, creo que empiezo a leer con cierta
conciencia pasados los veinte años. Sí recuerdo que unos de los pocos libros
que leí de pequeño fue una versión de la Biblia preparada por los Testigos de
Jehová, de tapa dura color amarillo y el título en letras rojas brillantes;
creo que se llamaba Mi primer libro de historias bíblicas. Me encantó desde la
primera página y creo que ese momento me di cuenta de la potencia que subyace
en la lectura. Después, cuando leí varios libros de la Biblia me di cuenta de
que me llegaban a conmover de una forma que no lo hacían otros textos y creo
que es por la idea de fe que tienen todos estos personajes, siempre
esperanzados en encontrar a Dios hasta debajo de la más mínima piedra del
desierto. Debe ser esa construcción de la fe lo que mueve este libro. Los
evangelios sinópticos coinciden en las palabras de Jesús cuando le dice a la
mujer que sufre de descensos y que ha tocado su manto con la esperanza de
sanarse: Tu fe te ha sanado. Es curioso que Yavhé no se enfade con él por no
darle crédito, etc. en fin. ¿Influye la Biblia hoy en día? Obvio. Podría
nombrar un poemario reciente, El libro de la enfermedad, de Mateo Díaz. En un
capítulo de la cuarta temporada de Rick y Morty, Rick dice que la Biblia es el
infierno de los escritores. no sé bien cómo interpretar esa frase, pero podría
ser por su circularidad.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<ol start="9" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><i><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">¿Son
los Simpson una referencia al momento de escribir? Leyendo tus cuentos fue
inevitable asociarlos con capítulos como el del Señor Burns sumiendo a
Springfield en una noche eterna o la revisita de momentos históricos de
manera socarrona.<o:p></o:p></span></i></li>
</ol>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt;">Sí, es un hecho. Más que un lector, he sido un televidente.
Cualquier información que haya podido llegar a mí luego intento revertirla en
la ficción. Hay que saquear todas esas influencias que la academia puede mirar
por encima del hombro. Ciertas animaciones como Los Simpson o Ren & Stimpy
son parte del canon de muchos. Todas las series de bajo presupuesto o lo que
usualmente se desecha a la primera mirada puede llegar a ser valioso en cuanto
el autor revierte los códigos, las procesa y posteriormente las vuelve
literatura a secas.</span><span style="text-align: left;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="text-align: left;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="text-align: left;">(Texto publicado en <a href="https://buensalvaje.com/la-maravillosa-sordidez-de-cristhian-briceno-una-resena-y-una-entrevista/">Buensalvaje</a>)</span></p>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-44855302935186149692021-04-06T12:12:00.002-07:002021-04-06T12:21:50.617-07:00Reseña: "Un artista del mundo flotante" de Kazuo Ishiguro<div style="text-align: justify;">Anagrama, 2006 (Edición Compactos). 222.pp</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hace cuatro años la Academia Sueca decidió otorgarle el Nobel de Literatura a Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954), gesto que se interpretó como un intento por calmar las aguas tras el escándalo que supuso el año previo la premiación a Bob Dylan. Novelista fulgurante a fines del siglo pasado, integrante de esa armada inglesa conformada por figuras de la talla de Rushdie, McEwan, Amis (hijo), Kureishi o Barnes, y autor de una distopía con casi medio millón de puntuaciones en Goodreads (Nunca me abandones), Ishiguro parecía el elegido para congraciar a los críticos y llenar los escaparates de las librerías otra vez. Sin embargo, el efecto no fue el deseado y la recepción fue poco más que tibia. ¿Había pasado su tiempo? ¿Otros lo merecían más? Fue así que me aventuré a leer Un artista del mundo flotante. ¡Qué prodigio de novela!</div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6C1FtQ9SOjCvkjKzT_eNxmZHuJSCyiNFqJK1eiriXxvTFVusgdJawyfzUhakm8OMRObrIw2_MmSkqeQYxMKgjvS9BjF0kTdaLVIELrsXZYW4uPSI8RFZaQC6RDusXcyRIzPDAUr4o6kWV/s960/50552592-C30D-4C8B-BC86-19588898A5C3.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="960" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6C1FtQ9SOjCvkjKzT_eNxmZHuJSCyiNFqJK1eiriXxvTFVusgdJawyfzUhakm8OMRObrIw2_MmSkqeQYxMKgjvS9BjF0kTdaLVIELrsXZYW4uPSI8RFZaQC6RDusXcyRIzPDAUr4o6kWV/w320-h320/50552592-C30D-4C8B-BC86-19588898A5C3.jpeg" width="320" /></a></div>Situada en el Japón de la posguerra, con ciudades erigiéndose sobre los escombros causados por dos bombas atómicas y una sociedad con el orgullo mellado, aunque no capturada del todo aún por el neoliberalismo recalcitrante de las décadas posteriores (“No tenemos ningún interés en recibir una cantidad mayor que la del precio fijado. Lo que tenemos intención de hacer a partir de ahora es, podríamos decir, una subasta de prestigio”, pág. 13), la novela nos presenta a un pintor en el epígono de su vida cuya preocupación mediata es asegurar el matrimonio de su hija y que este no vuelva a ser cancelado, usando como moneda de cambio la fama y el prestigio obtenidos por su arte. Es en dichos trámites y peripecias, que vamos accediendo a escenas, pinturas de su pasado que van iluminando las razones de este reconocimiento y los mecanismos, no siempre honorables para obtenerlo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Marcado desde temprana edad por la censura paternal a su vocación artística, es la ambición el móvil de toda la vida del protagonista:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">“No tengo el menor deseo de verme dentro de unos años sentado ahí donde está ahora padre, hablándole a mi hijo de cuentas y dinero. Si acabara de ese modo, ¿se sentiría usted orgullosa de mí? (…) Yo no me sentiría orgulloso de mí mismo. La ambición de la que he hablado me impulsa a querer llegar más lejos” (pág. 55).</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ambición aunada a un propósito que es el de sobresalir y ascender socialmente, huyendo de la mediocridad de sus contemporáneos, una peste. El capital económico reemplazado por el artístico, que inevitablemente tendrá como consecuencia la obtención del primero, parece ser la premisa del protagonista, aunque sin ser el único motor de sus acciones. Es la vejez el estado desde el cual el balance de una vida permite tener una perspectiva mucho más compleja, completa y, por qué no, dolorosa, capaz de asimilar la vergüenza por el cometimiento de acciones condenables, al punto de reconocerla. Reconocer la traición, por ejemplo, y las vidas torcidas, quebradas y devastadas por acciones personales cometidas bajo el amparo de ideales erosionados por la derrota. O la exacerbación nacionalista, al costo de apoyar una guerra que se llevó consigo a un hijo. Por ello, cada encuentro del personaje con antiguos conocidos supone un estallido de acusaciones y emociones, donde el pasado acecha con furia y arroja todas sus recriminaciones.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El mundo flotante al que alude el título de la novela, va más allá de ese microcosmos de las noches de farra que se menciona en algún momento. Refiere también el valor oscilante de la obra artística y la vida, atadas por el aprecio y la firmeza de su legado. Cómo puede cambiar todo de un momento a otro. ¿Valió la pena intentarlo? Casi hacia el final, el protagonista afirma lo siguiente:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">“Naturalmente, puede ocurrir que, con el paso de los años, ya no valoremos nuestros actos del mismo modo, pero, aun así, siempre es un consuelo saber que en la vida hemos tenido uno o dos momentos de satisfacción como el que sentí aquel día en lo alto del sendero” (pág. 217).</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y no sabemos si está convencido de ello. La virtud narrativa de Ishiguro se ve reflejada en todo su esplendor en pasajes así, donde la grisura de la duda se apropia de cada escena, por más que los personajes afirmen lo contrario, haciendo que la novela pase a tener el efecto de una pintura de Goya, llena de claroscuros y vacilante.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Un implacable retrato de la derrota.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(Texto publicado en <a href="https://buensalvaje.com/retrato-de-la-derrota/">Buensalvaje</a>)</div>Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-46362105599066077172020-07-17T11:20:00.001-07:002020-07-17T11:20:40.047-07:00Reseña: "Cómo comportarse en la multitud" de Camille Bordas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<b>Malpaso, 2017. 288 pp.</b></div>
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<i>Verfremdungseffekt.</i> Este término alemán acuñado por <i><a href="https://www.infobae.com/america/cultura-america/2019/08/14/el-teatro-segun-bertolt-brecht-6-obras-clave-del-gran-dramaturgo-aleman/">Bertolt Brecht</a> </i>al que se alude en la página 248 de la novela de Camille Bordas (Lyon, 1987), es una manera de expresar el distanciamiento entre una obra y el público. El también llamado <a href="http://revistamito.com/el-distanciamiento-brechtiano/"><i>efecto V</i></a> sería el mecanismo por el cual una expresión artística exige una implicación distinta de la empatía emocional, requiriendo que el público se acerque con ojo indagador, no pasivamente. Féretro, el profesor de alemán que menciona dicho vocablo afirma, ante el cuestionamiento de una alumna, la imposibilidad derivada de este tipo de obras de conjugar la interpretación crítica y la “mágica”, entendida esta última como la hipnotización del espectador por un deseo de evadirse del mundo real; en otras palabras, el entretenimiento como escape. <i>Cómo comportarse en la multitud </i>(2017) es la respuesta de Bordas a dicha disociación logrando un libro capaz de cuestionar desde la ficción concepciones actuales sobre temas tabú como el duelo, la vejez, la depresión o el suicidio, a la vez que nos cautiva la voz de su inolvidable protagonista.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8b2nw9wtt7xXeCAJKxEj7w5IwoVVOIqHphXL1YKM93QWwMwQrtQVX1ptzeMW_SbGE2xXwp-HFNZaxnmS4fudPggWsi-r77gTtEYag1rSrS876HPBYDM1sc8d0Ofd-WjZ8g4_0utHR-iVR/s1600/Camille-Bordas-768x511.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="511" data-original-width="768" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8b2nw9wtt7xXeCAJKxEj7w5IwoVVOIqHphXL1YKM93QWwMwQrtQVX1ptzeMW_SbGE2xXwp-HFNZaxnmS4fudPggWsi-r77gTtEYag1rSrS876HPBYDM1sc8d0Ofd-WjZ8g4_0utHR-iVR/s320/Camille-Bordas-768x511.jpeg" width="320" /></a></div>
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La novela de Bordas podría clasificarse, si cabe dicha taxonomía, como un anti bildungsroman. Isidore Mazal se encuentra en esa zona gris de tránsito entre la infancia y la adolescencia. Su mayor particularidad al inicio de la novela es ser el último hijo de una prolífica familia de genios misántropos en la cual él y su madre son los únicos que no están obsesionados con evadirse de la cotidianeidad, preocupados por dejar una obra para la posteridad siempre escribiendo tesis, o preparándose para escalar posiciones a pasos agigantados en el mundo académico. Isidore, o Dory como le dicen sus hermanas, por el contrario, se cuestiona en todo momento el presente, lo que ocurre mientras la tragedia empieza a rondar su hogar y se pregunta si el futuro le depara algo a él, y opta sin tanta convicción por prácticas como la escritura de la biografía de su hermana Simone o el aprendizaje del idioma alemán. Este último interés constituye una vía para construir puentes más sólidos que los que mantiene con aquellos con los que convive, basadas de manera tácita en un monótono silencio:</div>
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«<i>Como teníamos el jardín más pelado del vecindario, salvo por el cerezo, que se las apañaba él solo sin ayuda humana, aquel repaso semanal se llevaba poco con el aburrimiento del que huía cuando salía afuera. De hecho, era igual de aburrido, solo que el silencio del jardín era menos opresivo que el que había dentro de casa. Flotaba en él cierta esperanza en que algo pudiera venir a romperlo</i>.» (p. 178)</div>
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Esta opresión se muestra desde la misma elección del epígrafe de Stanley Cavell: «Si hablar por otro parece una operación misteriosa, ¿no será porque hablar con alguien no parece suficientemente misterioso?»</div>
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Si bien una primera lectura podría aducir que hay una crítica al aislamiento por las pocas charlas fraternales que se dan entre los Malzer, sobre todo desde la pérdida de su figura paterna, la distancia alcanza otros grados, primero intelectual y, más importante, emocional, además de la representación de dicha brecha a través de otros eventos simbólicos como la negativa a responder una carta o la pérdida del idioma materno. Isidore se ve perdido entre las grandes mentes dotadas de sus hermanos, en los que no se ve reflejado por el sistema cerrado en el que estos transitan, no porque lo consideren menos, sino porque simplemente lo consideran solo en la medida en que este pueda servir de apoyo para sus intereses individuales, como la redacción de una biografía o de un trabajo académico sobre, vaya ironía, las relaciones familiares. De ahí que les sea imposible alcanzar un grado de empatía salvo cuando estos entran también en crisis y sus ideales se ven amenazados.</div>
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En esos momentos, cuando sus dogmas son puestos en duda, se logran los mejores diálogos de la novela, rebosantes de vulnerabilidad. Dory se da cuenta de que, si bien ha hallado pares en personas de círculos distintos como su vecina centenaria, la compañera por correspondencia de Simone o una amiga de la escuela también con dificultades para encajar en el grupo, es en los pocos pero intensos momentos con sus hermanos que alcanza a iluminar cuestiones vitales que le angustian. Esto le revela otras vías para sobrellevar el peso de las emociones que le embargan y los moldes sociales que debería asumir como referencia. Denise, su amiga de la escuela, le espeta la siguiente afirmación, toda una declaración de principios: «<i>Dicen cosas como que no estés triste, que seas fuerte; dicen que es fácil abandonarse, que lo que de verdad cuesta coraje y valor es ser feliz y aferrarse a los pequeños placeres del presente… como si la gente que sufre fuera más débil, ¿sabes? Yo eso no lo pillo</i>». (p. 171)</div>
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La anhelada <a href="https://www.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/29/28637_Conocimiento_y_libertad.pdf">libertad del conocimiento</a> a la que se aferran sus hermanos termina siendo una prisión erigida por ellos mismos, una coraza de protección a lo expresado por Denise, tal como le explica Simone a través de su teoría del embudo:</div>
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«<i>Cuando naces, tienes un número prácticamente ilimitado de opciones, estás nadando en lo alto del embudo y las vas analizando, aunque no pienses en el futuro o, al menos, aunque no veas el futuro como un nudo corredizo que se va cerrando sobre ti (…) Al principio ni te das cuenta, empieza con las optativas en el instituto: ¿más literatura, o más física?, ¿te pones a estudiar un tercer idioma o te tomas en serio la música? Y entonces van desapareciendo sin que te des cuenta algunas de esas oportunidades que entrevías para el futuro y te va succionando cada vez más en el fondo, te mete en un remolino de decisiones precipitadas, hasta que haces una tesis doctoral tan específica que solo hay veinticinco personas en el mundo aparte de ti que la entienden, veinticinco personas a las que les interesa</i>». (pp. 155-156)</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWxkUlv-u7_FIrQ1KKbeUvfontM221P2Zz66woZIrda46t7x2y3wkaGhDj9gZXz1AXPeoiKxpUKbGV7flWfKmzS360XONbrCyXwkFQF18sJko7a9fEwQ21FTWV_Uq5WXC45Ct5KPceJEex/s1600/IMG_7167.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWxkUlv-u7_FIrQ1KKbeUvfontM221P2Zz66woZIrda46t7x2y3wkaGhDj9gZXz1AXPeoiKxpUKbGV7flWfKmzS360XONbrCyXwkFQF18sJko7a9fEwQ21FTWV_Uq5WXC45Ct5KPceJEex/s320/IMG_7167.jpeg" width="320" /></a></div>
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La idea de no poder salvarse del destino de los hombres comunes es lo que desencadena la tormenta sobre sus hermanas Berenice, Aurore y pronto Simone, quienes se topan con la frustración de no hallarle sentido a sus vidas a pesar de tener mayores habilidades que el resto, no solo en términos cognitivos sino también económicos, de lo cual son conscientes. De ahí que se aferren a la melancolía (que no es equivalente a la tristeza) de operar sobre sus recuerdos, en los que tienen más capacidad de control que en su presente y así no intentar relacionarse con más personas ante el temor de cargar con problemas ajenos a los suyos o descubrir verdades incómodas con los que más temprano que tarde tendrán que convivir: «<i>Nunca sabes lo que le pasa a la gente por la cabeza, pero cuando te enteras, cuando una pequeña parte de ello sale a la luz, pues lo más probable es que te haga daño, que haga que te sientas fatal</i>». (p. 263)</div>
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Ahora que nos encontramos en un período donde convivir de manera distante se ha convertido en el modo de vida imperante, se agradecen novelas como la de Camille Bordas capaces de brindarnos una literatura capaz de subvertir los lugares comunes en los que se incurre al reflexionar sobre la manera actual de relacionarnos y donde la soledad, la culpa o el sufrimiento no son presentados como males a temer, sino como sentimientos en los cuales se puede hallar resquicios de esperanza y consuelo. En suma, una forma de resistir en el mundo.</div>
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(Texto publicado en "<a href="https://elhablador.com/blog/2020/07/17/un-modo-de-resistir-en-el-mundo/">Bitácora El Hablador</a>")</div>
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Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3104947659566833181.post-41399816270306807312020-07-17T11:13:00.003-07:002020-07-17T11:13:50.256-07:00Reseña: "Adiós a la revolución" de Francisco Ángeles<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<b>Literatura Random House, 2019. 364 pp. S/.49</b><br />
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<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><div style="text-align: justify;">
¿Qué alternativas le restan a una generación desilusionada y cansada de esperar los cambios que sus ideologías prometían? ¿Qué se hace con ese descontento? ¿Y acaso dicho deseo de cambio político no encubre también un deseo por modificar por completo un aspecto más íntimo? «Cuando un guerrillero empuña las armas, en el fondo su único deseo es tirarse a quien los hábitos económicos, sociales, culturales o incluso estéticos no se lo permiten», menciona el protagonista de la cuarta novela de Francisco Ángeles y es a partir de esta afirmación que se empieza a deslizar la tensión entre las pulsiones sexuales y la teoría y praxis política que se desarrollará durante todo el libro.</div>
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Emilio, catedrático peruano en una de las instituciones académicas de mayor prestigio en los Estados Unidos, casado y reducido, según sus propias palabras, a un «revolucionario de escritorio», se ve confrontado con la oportunidad única de cambiar dicho escenario de aparente estancamiento al conocer a Sofía, joven estudiante, inteligente y guapísima, perteneciente a la clase alta norteamericana, con la cual empezará a relacionarse valiéndose del conocimiento de este sobre las revoluciones latinoamericanas, específicamente la liderada por el subcomandante Marcos en Chiapas. Ello expandirá la atracción carnal inicial hacia una obsesión intelectual y, en última instancia, una aventura capaz de llevarlo al corazón de los temas que ha abordado por años desde el plano puramente teórico y que ahora deberá confrontar con la realidad, aun cuando ello implique acercarse al borde del abismo y la posibilidad de perderlo todo, llevándolo a interrogarse si valen la pena los riesgos de sacrificar su estabilidad conyugal y emocional.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAc41nHHgnNaPnZXMRfzanfWCwtw9OWM-m-Xf1V7MoYupAEdmbva7YHobqUnYNd7vaHwyWDwrK0YLne0IwKfyXx4M-s3l8hGy3EJcgadwXfd8APlZ2yQ5RHsp766fG3KtCP4QxNpottbfG/s1600/IMG_7291.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="742" data-original-width="750" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAc41nHHgnNaPnZXMRfzanfWCwtw9OWM-m-Xf1V7MoYupAEdmbva7YHobqUnYNd7vaHwyWDwrK0YLne0IwKfyXx4M-s3l8hGy3EJcgadwXfd8APlZ2yQ5RHsp766fG3KtCP4QxNpottbfG/s320/IMG_7291.jpeg" width="320" /></a></div>
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<i>Adiós a la revolución</i> es una historia donde los principales conflictos parten de revisitar los anhelos y deseos fallidos de la adolescencia, exacerbados por la distinciones producidas a partir del choque de clases sociales y económicas en unas de las esferas donde estas marcas puede alcanzar sus más altos extremos. Pero, además, con un trasfondo policial donde el misterio a resolver es de una profundidad más existencial a la que acostumbra este tipo de género, apoyándose en una galería de inolvidables personajes como Licho Best, el Noventero y el mismísimo Emilio, cuya transformación se alimenta de los sucesivos cuestionamientos en los que se ve sumido y en los cuales estará acompañado por Sofía, quien también ve alteradas sus creencias debido al resquebrajamiento de su fe en un cambio social que parecía tan realizable.</div>
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Una estupenda novela, llena de guiños intertextuales a Bolaño, Fuguet, Marías, Zambra y, como no podía ser de otra manera, Ricardo Piglia, en un homenaje que profundiza en ese arrebato de perseguir una idea, una estética y soportar el impacto que estas pueden tener en las existencias comunes, concibiendo la vida como un terreno para ponerlas a prueba, restaurar de sentido a nuestras experiencias, y así intentar salvarse de la terrible incertidumbre de nunca intentarlo, como lo hace este libro tan desgarrador y redentor del que es imposible salir indemne tras su lectura.</div>
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(Texto publicado en la revista <a href="https://www.buensalvaje.com/la-revolucion-y-el-abismo.html">Buensalvaje</a>)</div>
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Sebastian Uribehttp://www.blogger.com/profile/16919844460007588315noreply@blogger.com0