Y es que existen pocos momentos hay de tan profunda soledad que puedan superar al de un examen de admisión. Todos los rostros a tu alrededor son de chicos y chicas que quieren la vacante que tu también quieres. Rostros que por lo general denotan angustia y miedo.
Miedo de decepcionar a:
a) Tu padre.
b) Tu madre
c) Tus tíos, abuelos y/o hermanos
d) Tu enamorada que te puede dejar
e) La chica que te gusta con la que ya no tendrás alguna oportunidad
f) Tus amigos
g) Todos los anteriores
Porque en ese momento además, se interceptan tu pasado, tu presente y tu hipotético futuro. Mientras vas buceando en el lago pantanoso de tu memoria tratando de rescatar los conceptos de razonamiento verbal y matemático que paporreteaste en el colegio o la academia se aparecen escenas de tu pasado como :
a) Tus padres llorando por no tener dinero para pagar una cuenta
b) Las enfermedades que te quitaron a los abuelos que te criaron
c) La chica que te terminó el año previo.
d) Tu profesor diciéndole a tu clase que nadie de ahí tendrá éxito
e) Otro
f) Todas la anteriores
Escenas de tu presente como:
a) Tus compañeros de clase sin grandes aspiraciones
b) El barrio de clase media venido a menos donde has vivido toda tu vida
c) El cáncer que puede estar incubándose en tu interior en ese mismo momento
d) Tu madre abrazándote antes de partir a dar el examen
e) Otro
f) Todas la anteriores
Y escenas del futuro que podrían ocurrir si no entras como:
a) La vergüenza de entrara al salón durante las semanas siguiente.
b) Otros exámenes de admisión en los cuales tampoco lograrás ingresar.
c) Terminar estudiando por descarte una carrera que no te gusta en una universidad que no te gusta y trabajando en algo que no te gusta
d) Una relación amorosa insípida y apática que te causará una vejez frustrante
e) Tu muerte sin pena ni gloria
f) Todas las anteriores y más.
Uno comienza a sentirse perturbado por las culpas que carga su existencia y el vacío de varios aspectos de su vida. Vacíos que uno va tratando de llenar como quien macilla una pared cuya pintura se descascara continuamente.
Y esa hoja de papel en la que armado con un lápiz vas construyendo y perfilando tu historia que sigue ahí esperando que se llene durante las siguientes tres horas de examen.
Facsímil es capaz de evocar todo lo que he escrito y muchísimo más. Es un libro escrito como si fuese un examen de admisión a la universidad, inclasificable, que bebe de la poesía, la novela y el relato en un experimento que nos puede hacer llorar, gritar y reír, mientras reflexionamos sobre nosotros, los que nos rodean o nos rodearon y el país donde nos ha tocado vivir y/o sobrevivir.
Para los que no han tenido la grata experiencia de leer a Zambra, encontrarán ecos de sus anteriores novelas. Y para los recién van a entrar, descubrirán a los demonios con los que siempre lucha el chileno: los pecados de los padres, las relaciones líquidas de pareja, la angustia de los hijos, la dictadura de Pinochet, el pasado y el presente de Chile, el vacío de la ausencia, la infancia y sus cicatrices. Pero a ellos les suma otros como el sistema educativo tanto de la educación básica como la superior, el rol de los profesores, el matrimonio, el divorcio, la enfermedad, las normas, el rompimiento de las normas, Dios, el ateísmo…
Y la familia. Acá está lo que creo yo, termina absorbiendo y potenciando todo lo demás. La apertura del individuo a los demás a través de la interacción inicial con su familia, esté como esté conformada esta.
En las páginas de Facsímil uno recuerda la magia de la literatura. Ese arte donde los lectores hacen cobrar vida a los libros, convirtiendo las palabras impresas en un cúmulo de sentimientos que permiten entendernos un poco más. Porque aquí como en Rayuela, los lectores empiezan a jugar tomando un rol menos pasivo y como la vida, son las elecciones que tomamos, las alternativas que marcamos, las que definirán como construimos y disfrutamos este artefacto literario.
Corra y vaya a leer (o releer) a Alejandro Zambra. Lo más probable es que una vez que comience, ya no deje de hacerlo.
+Algunos párrafos y/o frases:
- 3.- Educar
a) enseñar
b) mostrar
c) entrenar
d) domesticar
e) programar
-14.-Prometo:
a) silencio
b) completo
c) prometo
d) silencio
e) completo
- 19.-Culpa:
a) pecado
b) desliz
c) caída
d) tropiezo
e) tuya
- 35.3 Cuando niño estabas enamorado del silencio. Luego quisiste que las palabras te inundaran y te hundieran. Pero sabías nadar, no tuvieron que enseñarte. A nosotros, piensas, como a los perros, nos echaron al agua y aprendimos a nadar altiro.
-37. _________ las mil reformas que le han hecho, la Constitución de 1980 es una mierda.
a) Con
b) Debido a
c) A pesar de
d) Gracias a
e) No obstante
-41. Los estudiantes van a la universidad a ___________, no a _________.
a) dormir/ morir
b) tomar/pensar
c) estudiar/protestar
d) llorar/leer
e) comprar/vitrinear
-Ahora soy un texto que lees y no quieres que exista.
-Hay momentos en que nos odiamos a nosotros mismos, y si tenemos enfrente a alguien que, en casi todos los aspectos, es igual a nosotros, se hace inevitable orientar el odio en esa dirección.
-Chile es una inmensa sala de espera, y vamos a morir esperando el número.
-En ese consiste la vida: en borrar y ser borrado.
Alejandro Zambra nació en Santiago de Chile en 1975. Es autor de Bahía Inútil (1998), Mudanza (2003), Bonsái(2006), La vida privada de los árboles (2007), No leer(2010), Formas de volver a casa (2011) y Mis documentos (2013). Sus novelas han sido traducidas a más de diez idiomas y algunos de sus relatos han aparecido en revistas como Quimera, Letras Libres, Piauí, The New Yorker, The Paris Review, McSweeney’sy Zoetrope. Estudió literatura en la Universidad de Chile. Actualmente es profesor en la Universidad Diego Portales.
+Booktrailer:
No hay comentarios:
Publicar un comentario