Cuando la sangre se escarcha
Random House, 2024. 256 pp. Traducción de Summe Yoon.
¿Qué hacer cuando la pesadilla persiste al despertar? Gyengha, la protagonista de la novela de Han Kang (Gwangju, 1970), empieza a tener un sueño recurrente en el que el futuro se presenta como un lugar lleno de tumbas y lápidas. Dicho vaticinio absorbe todas las aristas de su vida, impidiéndole captar la belleza que la rodea.Con la percepción del mundo resquebrajada y sus ganas de
vivir esfumándose, la presión que siente Gyengha ante la posibilidad de que su
desaparición genere una carga para los demás y la sorpresiva llamada de su
amiga Inseon, son dos motivos que la llevan a cuestionarse sobre qué es lo
realmente importante en su vida, conduciéndola a asumir una misión suicida en
una isla lejana. Allí, el horror del pasado empezará a revelarse con tal ímpetu
que la frontera entre la realidad y el mundo onírico se disolverá casi por
completo.
Kang explora la fuerza del
amor maternal y amical, en las figuras de Inseon y su madre, al confrontar dichos
lazos afectivos con la crueldad ejercida por el ser humano cuando tortura y
diezma comunidades enteras enceguecido por el odio y la rabia. Las intensidades
de estos dos polos del alma se ven representados en la feroz belleza de una
tormenta, capaz de cubrir todo a su paso, pero también de revelarlo bajo otra
forma al amanecer, como las historias de las masacres que ocurrieron en
territorio coreano, las cuales se mantienen vivas en el día a día de quienes amaron
a los asesinados. Un dolor que, cual copo de nieve, se transforma y va
adquiriendo distintas formas con el tiempo.
En cierto momento se dice
que “cuando alguien sobrevive a semejante
infierno, quizá no tome las mismas decisiones que cualquier otra persona”
(pág. 227), y es por ello que el camino fantástico que se abre en la narración
hacia la mitad, se convierte en la única forma de abordar el mundo interior de
los personajes. El lente de la realidad informada por nuestros sentidos no
basta para captar la potencia de la imaginación humana y su capacidad para tanto
amar como detestar la vida, por lo cual recurrimos al lenguaje poético, como
hace Han Kang, para poder adentrarnos en la zona abisal de los sueños sin naufragar
en el intento.