Anagrama. 2017. 208 pp.
Santuario 2015 164 pp.
El mayor peligro al acabar
de leer este libro es que uno termina pensando que el terror que encierran sus
páginas puede ocurrir en nuestra realidad. Doce relatos donde el miedo se
materializa en situaciones grotescas e impactantes. Capaces de consternar al
lector por la crudeza y frialdad con las que son narradas diversas escenas,
evocando los mejores cuentos de terror.
La literatura que emana de
este libro no tiene por qué ser marginada tan sólo por el absurdo supuesto de
que las historias de terror están bien para ser contadas a los niños de la casa
pero no para ser leídas por un adulto. Un buen relato escalofriante es capaz de
hacer zozobrar a cualquier lector como lo demostró Poe. Y si de algo se han
encargado varios escritores argentinos es de demostrarnos ello, generación tras
generación.
Mariana Enriquez pertenece
a ese selecto grupo de autores, con el talento de crear atmósferas en las que
somos capaces, por ejemplo, de imaginarnos deambulando por las calles de Buenos
Aires o Barcelona, alertas por si aparece algún viejo con un carrito o una
extraña niña rapada llena de cicatrices. Atmósferas donde también se percibe lo
asfixiante que puede ser crecer en una sociedad aún herida por los efectos
devastadores de una dictadura como la argentina. Familias cada vez más aisladas
de otras y cuyos miembros también se sienten como islas dentro de las mismas.
Jóvenes hiriéndose a sí mismos para sentir algo real en sus vidas. Medios de
comunicación inmiscuyéndose en las tragedias personales como buitres vigilando
su carroña. Muertes que no son más que la trágica señal de su presencia
constante alrededor de nosotros. Nadie está a salvo es lo que parece indicarnos
Enriquez en sus ficciones.
Sangre, mutilaciones,
fantasmas, demonios, cadáveres. Piense en algo que tema. Lo más probable es que
esté en este libro.
El desentierro de la
Angelita
La protagonista de este
cuento dice en algún momento lo siguiente: La
primera vez que apareció creí que soñaba y traté de despertarme de la
pesadilla; cuando no pude y empecé a entender que era real, grité y lloré y me
tapé con las sábanas, los ojos cerrados fuerte y las manos tapando los oídos
para no escucharla. Y es que hay
secretos que, literalmente, es mejor no desenterrar pues pueden desencadenar
una pesadilla de la que no hay forma de despertarse. Una abuela que se aterra
cada que llueve pues en cada gota cayendo se esconde el sonido de la furia del
pasado. Una niña aburrida que tortura gusanos cortándolos en pedacitos (Me
parecía que si picaba bien a la lombriz, como a una cebolla, sin dejar contacto
alguno entre los anillos, no iba a poder reconstruirse. Nunca me gustaron los
bichos). Un ser deforme y
grotesco que irrumpe y atormenta la rutinaria vida de una mujer, que termina
por acostumbrarse a ello, concluyendo que al final son algunos de los vivos
mucho más temibles que los muertos. ¿Qué secreto se esconde en los cimientos de
nuestros hogares?
La virgen de la tosquera
En la vida real, pocas
cosas son tan terroríficas como un los celos de una mujer. Y sí es el de
varias, es mejor comprar un pasaje de avión y huir lejos, muy lejos. Un grupo
de chicas se obsesionan con Diego, un chico que siempre sale con ellos. Pero él
parece hacerle caso sólo a Silvia. Ella es la chica que siempre han envidiado.
Tiene buen trabajo y siempre sabe más que ellas. Y encima les quita al hombre
de sus deseos. Deseos que son incapaces de contener, llevándolas a maquinar
peligrosos planes. La oscuridad va apoderándose de ellas, llevándolas al único
final posible de sus paseos a la tosquera .
El carrito
Un viejo harapiento llega
al barrio empujando un carrito. Súbitamente, se baja los pantalones y se caga
así sin más. Algunos reaccionan mal. Gritan, insultan, amenazan. Lo expulsan y
este se va. Pero allí sigue el carrito del viejo en medio de la calle. Como una
metáfora de lo más execrable a lo que puede llegar una comunidad compuesta por
seres incapaces de ver sus propios defectos pero que tienen un ojo clínico para
notar los de otros. No tardará en caer una maldición en el barrio que diezmará
cualquier atisbo de razón en sus miembros. Pero para ese momento, ya habremos
empezado a dudar si lo que daba más asco era la mierda del viejo o los corazones
de quienes lo despreciaron.
El aljibe
Ese día el cielo estaba
nublado, pero el calor era pesado, como siempre en Corrientes antes de una
tormenta. Los secretos más oscuros de una familia son
expuestos en este relato. Secretos conectados con males como el egoísmo y la
cobardía. Viejos demonios a los que una mujer que toda la vida ha convivido con
el miedo debe enfrentarse si quiere dejar de padecer una existencia que es peor
que la muerte. La figura de lo fantástico no es más que un soporte para resaltar
lo podrido de algunos espíritus.
Rambla Triste
La barbarie circula por
Barcelona como un virus que infesta cualquier rezago de civilización. El olor
intenso de un pasado que se resiste a ser olvidado y aparece para dar señas de
que el terror de sobrevivir en una ciudad puede ser más aplastante que el de
muchos libros de ficción. La locura empieza a instalarse como un modo de vida
común. (A veces pienso que los
locos no son personas, no son reales. Serían como encarnaciones de la locura de
la ciudad, válvulas de escape).Las crisis urbanas de nuestros tiempos
juntos con males aberrantes como la pedofilia son retratados en esta historia
dejando una huella de tristeza difícil de olvidar, mientras no sabemos si los
protagonistas de este cuento serán capaces de sobrevivir por más tiempo.
El mirador
Esperaba que cada verano
fuera el último, y pasaba cada vez más tiempo en el mirador, adonde apenas
llegaba el rumor de los vivos, que ella sabía imitar tan bien, pero no
comprendía. Fantasmas, depresión, una
chica que recorre la vida como si estuviese muerta. Es difícil explicar
la trama de este cuento sin revelar alguna señal del desenlace, al que somos
conducidos por voces que parecen susurrarnos sus penas al oído.
Dónde estás corazón
Perversiones y fetichismos
sexuales son narrados aquí sin ningún temor ni tabú que impida a la autora
explayarse en la historia de una chica obsesionada con los latidos de un
corazón. Una forma de asumir lo cercano de una muerte, para nada normal. La
soledad de una obsesión que raya en la locura retratada de una manera más que
genial. La entrega completa al goce de una protagonista que podría fácilmente
tomar el rostro de cualquier chica que veamos en la calle. Y un final
deliciosamente escalofriante que corona uno de los mejores cuentos de este
libro.
Carne
Este relato puede convivir
sin ningún temor al lado de Las
ménades de Julio
Cortázar. El fanatismo por una estrella de rock llevado a extremos de
cine gore. Dos chicas abandonadas a la sinrazón. Una figura mítica capaz
de conducir a una legión de personas al abismo de la desesperación. Y lo
más macabro: los medios de comunicación peleándose por el último vestigio de
privacidad de las estrellas de turno. Carnes
es comida. Carne es muerte. Ustedes sabes cuál es el futuro. ¿Suena conocido?
Ni cumpleaños ni bautismo
La obsesión audiovisual de
nuestros tiempos sirve para sacar a la luz los más sórdidos instintos seres que
se ocultan en la sombra de la ciudad. Seres que han caído en la desmoralización
y se dejan llevar por sus perversiones. Voyeurismo, pedofilia, posesiones
demoniacas. Todo registrado en una cámara, que enfoca sin atenuantes lo más
sucio de los seres humanos y a la que accedemos gracias a Enriquez.
Chicos que faltan
La desaparición ha sido un
tema recurrente en la literatura de los países de nuestra región. Las lacras de
gobiernos pasados han dejado huellas en sus sociedades enraizadas en su
conciencia colectiva. Huella que se deja ver en aspectos cotidianos como la
desconfianza hacia el otro y la falta de solidaridad con otros. Y sobre todo en
la memoria de quienes vivieron (o sobrevivieron) en dicha época. En este caso,
se privilegia la idea de usar los recursos de una ficción fantástica para
potenciar las sensaciones de angustia y dolor que provocan la desaparición de
un ser querido. En eso piensa uno mientras recorre los párrafos hacia un final
desolador que parece pronosticar la desaparición del mundo que conocemos. Y es que cuando se llega a
ese límite, cuando no queda más lugar para las almas, empiezan a volver a este
mundo. Esa vuelta es el anuncio del fin del mundo, en realidad.
Los peligros de fumar en
la cama
Una atmósfera enrarecida
rodea al relato que presta su título al libro. Tóxica, dañina. En sus pocas
páginas, somos capaces de comprender que hay dolores incapaces de sobrellevar y
que es mejor que nos caiga un cielo de fuego y ceniza a seguir insistiendo en
una existencia que sólo causa daño.
Cuando hablábamos con los
muertos
Jóvenes
transgrediendo las leyes de lo físico. Un juego de quija como puente que
comunica dos mundos paralelos. Los temores y debilidades de la adolescencia. Y
un intento por darle voz a los que desaparecieron de nuestras vidas. Un
magnífico final para cerrar las páginas de este libro, y sentir que hemos sido
testigo de doce actos de una ópera macabra y atrapante.
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