Sudaquia, 2015. 160 pp.
¿Se busca ser “feliz” o sólo
evadir temporalmente una sensación perenne de desilusión y fracaso? ¿Qué sucede
cuando no se calza con los “modelos de felicidad” que nos impone la sociedad?
Los doce relatos que conforman el libro de María José Navia (Santiago, 1982)
abordan esos interrogantes con personajes que andan a la deriva, desconectados
e incomunicados, en tiempos donde se suponía que las redes virtuales evitarían
ello y más bien han provocado que las brechas en las relaciones se hayan hecho
más profundas. Lo que Navia anuncia a través de las historias de este volumen
es que al parecer, no hay señales de que esta situación vaya a cambiar en el
mediano plazo.
Instrucciones para ser feliz es un título, que ayudado por la
precisa portada del libro (un algodón de azúcar rosado, símbolo de lo sintético
y tóxico a largo plazo), ironiza sobre los cada vez más populares y leídos
manuales de autoayuda y las moralejas superficiales que nos rodean. Los relatos
escarban la otra cara de esta “moda”.
París
por la ventana por ejemplo, muestra el contraste entre las relaciones
actuales y pasadas, y cómo es que solo a través del dolor se puede encontrar un
resquicio de emoción capaz de ser compartido. El sufrimiento funge de nexo
entre una joven cuyo bebé ha muerto, y un anciano japonés que viaja a la
capital francesa para cumplir con el anhelado sueño de su compañera sentimental
de toda la vida y es lo que posibilita que dos historias tan distintas puedan
encontrar un diálogo en esos no-lugares como lo son los aviones y los
aeropuertos.
Salir corriendo, o el
relato “Wakefield” como yo lo llamaría por la notoria influencia de ese
estupendo relato de Nathaniel Hawthorne, mezcla por su parte distintas
historias de personas que sin importar su edad, buscan desesperadamente
desvanecerse, zafar de su presente y encontrar la posibilidad de un nuevo
comienzo, aunque de manera infructuosa. Es la ilusión como factor de
resignación frente a la angustiante sensación de soledad, o las metas no
realizadas, como en
Paseo donde un
aspirante a escritor nunca ve cumplido su sueño de lograr crear una ficción que
provoque algo en los lectores emulando a sus autores favoritos.
El anhelo de lo imposible.
Pero también hay lugar para el
humor negro, como en Mantener fuera del
alcance de los niños, donde Navia defiende de forma inteligente su apuesta
narrativa de indagar en problemas cotidianos frente a posturas “serias y
correctas”, con un cuento donde un grupo de escritores latinoamericanos de la
academia estadounidense son llevados al medio de la Amazonía para ser forzados
a escribir en un ambiente exóticos, en los que Lucía la protagonista se siente
más perdida y desmotivada, más aun cuando buscaba escapar de sus profesores y
su insistencia en tocar temas de descolonización y transculturización. El final
de dicho relato no puede ser más divertido y preciso, una estupenda pausa al
lector entre las tragedias de las demás historias. Me gustaría destacar también #Mudanzas
sobre lo patética que puede ser la aparente conexión a través de una red
social entre dos seres con problemas
similares, y que no se replica por lo general en la vida real, y Actualizar sobre qué ocurre cuando la
generación analógica intenta entender a sus hijos millenials sin éxito.
Aunque por momentos abusa de
algunas sentencias o afirmaciones que no
aportan mucho a lo que está contando como “Un
planeta donde mi bandera no lograba enterrarse del todo”, ello no termina
por desmerecer por ningún relato. Con notorias influencias de narradores
latinoamericanos como Alejandro Zambra, Rodrigo Fresán o Maximiliano
Barrientos, María José Navia ha armado un buen libro de cuentos donde logra transmitir
ese rechazo a los edulcorantes que se nos intenta imponer como falsa solución a nuestros problemas y atacar así un
discurso más peligroso de lo que parece. Recomendable.
+Sobre la autora:
María José Navia (Santiago, 1982). Estudió Literatura y Lingüística Hispánica en la Pontificia Universidad Católica de Chile y una maestría en Humanidades y Pensamiento Social en la Universidad de Nueva York (NYU). Es autora de la novela SANT (Incubarte Editores, 2010) y del e-book de cuentos Las Variaciones Dorothy (Suburbano Ediciones, 2013). El año 2011 su cuento “Online”, incluido en Instrucciones para ser feliz (Sudaquia Editores, 2015), ganó el Premio del Público del Concurso Cosecha Eñe. Su cuenta en Twitter es y tiene un blog con reseñas llamado "Ticket de cambio".
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