Literatura Random House. 2015. 304 páginas,
Desde hace tiempo quería escribir
sobre este libro y no por muy buenas razones.
Adquirí el libro durante la Feria Internacional del Libro de Lima del
año pasado motivado, más que nada, por la
interesante trama que anunciaba la contratapa de la novela. Y si bien
las primeras páginas, con una llamativa introducción apoyada en curiosos datos
históricos, las leí con ganas captando mi interés, éste fue diluyéndose de
manera alarmante luego de la página 80 más o menos. Leí la novela en
octubre, y si la terminé fue por mi vieja manía de acabar casi todo los libros
que empiezo (manía que ya estoy empezando a dejar atrás por cierto). Volví a
cogerlo hace un par de semanas, y al hojearlo, confirmé que no me había
equivocado la primera vez: el alto precio pagado por la novela de Ospina no
tiene justificación.
La calamitosa erupción del volcán
Tambora en Indonesia, allá por el año 1815 sumió a la mitad del mundo en una
completa oscuridad, teniendo implicancia directa en la reunión del 16 de junio
de 1816 en Villa Diodati, situada junto
al lago Leman en Suiza, de Lord Byron,
John Polidori , Percy Brian Shelley y su esposa Mary Shelley. Dicha reunión se extendió por tres días, que
podrían ser considerados como “una sola, larga y tenebrosa noche”, en un
ambiente cargado de nervios, misterio y miedo. Ello pasaría a ser una anécdota
más sobre interesantes personalidades que por azar coinciden en un mismo lugar,
de no ser porque probablemente, en esos días, hayan empezado a gestarse dos
grandes mitos: el vampiro y la criatura de Frankenstein. Hasta allí se puede
resumir la historia en la que buscaba profundizar Ospina, quien intenta partir
de ello para establecer reflexiones sobre la relación entre la belleza y lo
monstruoso, y el uso del género fantástico como medio para develar los traumas
y los más profundos miedos humanos. O por lo menos parece que eso ambicionó en
algún momento.
Los problemas empiezan cuando el
colombiano busca alternar la historia antes mencionada con la suya. Nos va narrando en una gran cantidad de
pasajes, su obsesión por contar de una manera decente los sucesos de hace 200
años, forzando de manera insistente el establecimiento de paralelos entre ambos contextos. Dichas referencias
personales llenas de cursilerías no logran llamar la atención en ningún
momento, provocando que el lector empiece a rogar que estas sean cada vez más
breves, para retomar la historia principal que a partir de cierto tramo también
(hacia la mitad del libro) , se empieza a notar repetitiva y tediosa. ¿Por qué
añadir encuentros, viajes y conferencias si es que no se aporta nada a la
historia principal? ¿Egocentrismo? ¿Por qué desviarse de una trama súper
interesante para mostrar reflexiones banales
e innecesarias? ¿No hubiese quedado mejor el libro con menos páginas y
si se seguía sólo por un solo camino en este caso? Esas y más preguntas son las
que van surgiendo conforme se va avanzando con la lectura de este libro. Una
muestra sobre cómo se puede echar a perder una buena historia. Decepcionante.
+ Sobre el autor:
William Ospina nació en Padua, Colombia, en 1954. En su carrera como poeta, ensayista y novelista, se ha hecho merecedor de diversos reconocimientos, como el Premio Nacional de Ensayo (1982), el Premio Nacional de Poesía (1992), el Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada de la Casa de las Américas (2003) y el Premio Rómulo Gallegos (2009).
(Una versión de este texto aparece en el portal
Punto y Coma)
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