"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


jueves, 26 de mayo de 2016

“Ejército enemigo” de Alberto Olmos

Literatura Random House. Barcelona, 2011. 288 pp.
 

«Estoy convencido de que todo el mal del mundo empieza en ellas. En las palabras.» escribió Rodrigo Blanco en The night (Alfaguara, 2016), una afirmación que se cumple en la novela de Olmos. Daniel, uno de esos activistas sociales que surgieron tras los sucesos del 15M en España, es asesinado en misteriosas circunstancias. Santiago, un publicista treintañero amargado, cínico y hastiado de su tedioso trabajo, recibirá como herencia una palabra. Una sola palabra que alterará su vida, llevándolo a hurgar de forma obsesiva en la intimidad del que fue su amigo. Un simple vocablo que dispara la trama de Ejército enemigo, un libro que como se indica en la contraportada (y esta vez de forma acertada), es obscenamente actual.

La novela se sitúa durante los primeros años de este siglo, cuando la publicidad ya se ha establecido como la nueva religión de las organizaciones, un negocio que consiste en hacer pensar que la publicidad es necesaria. Todo anuncio es un anuncio del anuncio. (pág.21). Santiago es una pieza más de esta maquinaria, cuestión de la que reniega sobre todo por su incapacidad para renunciar a ello. La rutina laboral lo lleva a refugiarse, primero en el sexo de forma compulsiva con su practicante, y tras el alejamiento de esta, en el inagotable mundo del internet, donde un internauta avanzado al que le tomaras la medida pasaba a serte más conocido que tu propia madre (pág.49).

Sí, internet. Cómo hacía falta una novela que indagara en ese mundo, un texto sobre las empresas de internet (…) cómo se están apropiando de la vida privada de los ciudadanos sin que éstos se den cuenta. La publicidad está destrozando la intimidad, con nuestro total consentimiento, además. (pág. 125).Un territorio donde la intimidad ha sido hipotecada con tal de lograr aunque sea una pizca de notoriedad y la sensación de que a través de un correo o una red social, se puede lograr la permanencia.  ¿Qué imagen proyectamos? ¿Cuál es la real, la que finalmente va a quedar? Olmos nos recuerda el principio del internet, salvaje y feroz. Cavernícolas tecleando animalizados: Pederastia, terrorismo, vejaciones, insultos, infidelidades, calumnias, rumores insidiosos, fotografías privadas sacadas a la luz, vídeos, información sucia, apologías deleznables, homenajes a asesinos en serie, altares a lo atroz, robo de propiedad intelectual, suplantación de identidades, contratación de sicarios, alianzas delictivas, sectarismo, proselitismo de la antropofagia, del racismo, del antisemitismo: fueron días gloriosos. Internet lo inventó Hobbes. (pág. 143) En la novela destaca, la adicción de Santiago a la pornografía (narrando un video porno casero viral, con link incluido) y a ChatChinko, una web donde la gente común busca conectar de alguna manera (sexual más que nada) con gente común. La mayoría ya no busca cuerpos ideales. Buscar hurgar en la intimidad de los demás. Las revistas pornográficas tradicionales nos habían enseñado toda la intimidad de las mujeres, a excepción de una: su dormitorio. (pág. 85) La compañera de la universidad que nunca socializa con nadie, la vecina cuarentona, el chico del delivery. Cualquiera de ellos puede ser la nueva estrella del internet. Quince minutos de fama, y un link que te asegura la inmortalidad. Permanecer.

Ya mencioné la publicidad y el internet. Toca referirme a la “solidaridad” que se aborda en la novela. La solidaridad fracasada. Esa que cada uno “muestra” en sus posts de Facebooks, en sus likes, en sus comentarios, en sus tweets. ¿Se acuerdan cuando pensábamos (me incluyo) que pagando por una “pulsera solidaria” estábamos poniendo nuestro granito de arena? Seamos sinceros: lo hacíamos por pose. Porque era lo “correcto”. Asumimos que es muy fácil arreglar el mundo a distancia: parece que hasta funciona. Pero no funciona, lo siento mucho. (pág. 75). Se escriben y dicen discursos para vender la idea de estar en un plano moral superior, parte de un oasis de gente que “sí quiere mejorar el mundo” en contraste al ciudadano común “preocupado sólo en sobrevivir y no en los demás”. Ya no se hacen las cosas con la idea de cambiar la realidad, sino para que los demás se den cuenta que se “hacen las cosas”. La campaña social-publicitaria emite este mensaje: nos preocupamos… pero no hacemos nada efectivo. Quien entiende que el mundo es así consigue el éxito (pág. 124) ¿La solidaridad concebida como un producto? Si se puede mercantilizar, sí. Causas sociales como campañas de marketing: “Responsabilidad social”. Un nuevo eje surge entonces: solidaridad-publicidad-intimidad. ¡Oportunidad de negocio! El capitalismo aplicado a un sector en auge: la culpabilidad. (pág. 41) Puedes ser un despreciable ser con tu familia, tus amigos y tus vecinos, pero si te unes a una campaña solidaria en redes sociales, “todo está bien”. Nos llenamos de buenas intenciones y creemos que con eso basta. Ya ni se conoce la real dimensión de los problemas, o incluso, cuáles son estos. Siempre es alguien más quien nos dicta las cosas sobre las cuales indignarnos. Uno de los personajes afirma lo siguiente por ejemplo: Cuando pensamos en Cuba no imaginamos un país que no vota, o que no tiene distintas opciones de voto, sino un país que no compra, que no tiene distintas marcas de atún para comprar. (pág. 192) Andamos tan saturados de información, que no reflexionamos sobre lo que consumimos. No cuestionamos lo que de verdad necesita ser transformado:

El conocimiento de la verdad, en efecto, se nos revela inútil. Carece de sentido el concepto “concienciación”. Todos llevamos veinte años concienciándonos… para nada. Lo único que tendría sentido es otra realidad dentro de la que concienciarse. No cambiar el mundo, sino descambiarlo. (pág.  191)

Puede estar dando la idea de que esta es una novela sólo de reflexiones políticas y sociales, pero en Ejército enemigo también hay una trama. Un detective, un crimen y un intento por esclarecerlo del cual no quiero dar más detalles para no arruinarles la lectura. Todo está integrado de buena forma. Ejército enemigo cuestiona, incomoda, fastidia y engancha. Un libro incorrecto, pesimista, necesario y recomendable.


+Sobre el autor:
Alberto Olmos (Segovia, 1975) ha publicado las novelas A bordo del naufragio (1998), Trenes hacia Tokio (2006), El talento de los demás (2007), Tatami (2008), El estatus (2009), Ejército enemigo(Literatura Random House, 2011), Alabanza (Literatura Random House, 2014) y el libro de relatosGuardar las formas (Literatura Random House, 2016). Su labor literaria en internet dio lugar al volumen Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder (Caballo de Troya, 2009), donde reunió textos ajenos, y a Vida y opiniones de Juan Mal-herido (2010) y Pose (2013), que recogen buena parte de su narrativa digital. Fue el responsable de la antología Última temporada. Nuevos narradores españoles 1980-1989 (2013) y es el editor encargado de Caballo de Troya en la cosecha de autores del año 2016.

www.malherido.com


(Una versión de este texto aparece en el portal Punto y Coma)

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