Las cosas que perdimos en el fuego
(Anagrama, 2016) fue considerado uno de los mejores libros de cuentos
publicados en español el año pasado y se lanza en febrero en EE.UU. Un estupendo
volumen de relatos escalofriantes. Pude conversar con su autora el mes pasado
en el marco de Hay Festival de Arequipa. Aquí la entrevista.
Si
bien, ya habías publicado en distintas editoriales de la región, como Montacerdos, UDP y Santuario, la
ventaja de hacerlo en Anagrama, es su distribución y la posibilidad de poder
llegar a un mayor número de lectores.
Eso me lleva a preguntarte ¿Qué diferencias has encontrado en la lectura de los
cuentos de Las cosas que perdimos en el
fuego en países como España y Argentina? ¿Qué es lo que más llama la
atención?
Bueno en Argentina es diferente porque
tengo varios libros antes, entonces ya me conocen. En Argentina pasé de Planeta
a Anagrama. Entonces, es diferente la lectura porque es más local y entienden muchísimo
más las referencias políticas, geográficas, etc. Me parece que la lectura en
España tiene mucho que ver con cierta “falta de respeto mía” con el cuento,
porque son cuentos no muy convencionales ya que tiene muchas tangentes y
cuestiones que yo creo que pertenecen a las del cuento moderno. Luego, el
género es mezclado y eso es una cosa que se hace muchísimo en la literatura
anglosajona, pero no asi la literatura en castellano, por supuesto llama la
atención. Y no porque yo sea original, pues estoy tomando un modelo que todavía
no se está traduciendo en un sentido más profundo, es decir, pensando cómo
están trabajando estos escritores el terror con sus terrores cotidianos y
sociales y tratar de hacer lo mismo con los nuestros.
Eso y el tema de las mujeres en primer
plano, son las cosas que a los lectores de otros países les llaman un poco más
la atención. En Argentina es diferente porque tienen las cuestiones más obvias
y pasan desapercibidas.
Pasando
al tema del horror social, siempre se menciona a Argentina al momento de
explicar distintas formas de caer en una catástrofe económica. A veces da más
miedo que te llegue una carta mencionando el pago de una deuda que la aparición de un fantasma y es por eso
que el tema económico tiene una relación directa en el bienestar social e
individual. Pienso en eventos que se mencionan en tu libro como la época de la
paridad dólar-peso en el tercer cuento ¿Cómo ves el traslado de dicho contexto
social al plano personal, en la literatura?
Bueno, en primer lugar está el hecho de
no pensar a futuro, casi nunca. Ello habla sobre cómo va mutando el carácter
nacional, en esta especie de imposibilidad de proyectar a largo plazo. Ese es
el problema más importante porque es una cuestión de incertidumbre. A mí no me
parece que sea necesariamente catastrófico, pues es muy distinta la Argentina de los diarios y la Argentina de la
crisis. Entonces, uno viaja a Argentina y dice que no es para tanto. Es un país
con clase media, que sostiene su educación pública, que sostiene su salud
pública. Es un país que tiene sus problemas pero que se sostiene y funciona.
Además, es un país un poco neurótico. Así que en lo personal se traduce con neurosis,
o sea con bastante ansiedad en no poder proyectarse al futuro, en pensar que
siempre el futuro va a ser peor. A mí no me pasa porque yo no tengo esa
personalidad y mentalidad como la del argentino de Buenos Aires, que cuando
viene la crisis migra, pero nunca migra hacia el interior del país o a un país
vecino sino a Europa porque hay un desprendimiento con respecto de América
Latina que me parece por un lado muy nocivo y por otro muy evidente. Por
ejemplo, yo no conozco ningún argentino que haya decidido irse a vivir a Brasil.
Y no hablo de la Argentina de clase alta que se va a hacer su doctorado en
Standford, me refiero a argentinos de clase media que les fue mal en su negocio
y se van a Madrid.
Ahora
que mencionas el tema de poner las mujeres en el primer plano, hace poco hubo
en distintas ciudades latinoamericana marchas
con la consigna “Ni Una Menos”, en contra del machismo arraigado en nuestros países,
vigente de forma explícita con tantos feminicidios, pero que también se da de
forma subliminal en el día a día ¿Cuál es tu visión de este tema en Argentina? ¿Cómo
se está desarrollando?
Bueno, en Argentina se dio como una toma
de conciencia. Considero que toda movilización espontánea de la gente provoca un choque cultural de
alguna manera. A mí no me parece que la opresión machista en Argentina sea muy
terrible. No lo es de hecho. Pero hay cuestiones culturales que llega un
momento en que las relaciones entre los géneros no soportan más. Y no estoy
hablando acá de violencia doméstica, machista, la cuestión de los feminicidios,
que es otro problema y es el que hizo surgir estas marchas.
El problema cultural es el más profundo
por la cuestión de que una mujer cosmopolita del 2016 que se hace cargo de sus
hijos, trabaja y tiene relaciones con el afuera ya casi totalmente igualitarias
en un montón de sentido, no soporta más cierto tipo de dominación que es
anacrónica y que se volvió muy violenta en ese sentido porque ya no hay la
cuestión machista de pensar que tu esposa es una especie de “propiedad tuya”
porque esto en la realidad ya no existe más porque muchas veces por una
cuestión de las economías entre países, son las mujeres las que están
sosteniendo económicamente los hogares o están solas con sus hijos. Entonces,
ya esa cuestión no existe más porque hay una especie de rebelión hacia una
situación que está anacrónica y perimida de hecho.
Hablando de una condición de igualdad, yo
me considero una feminista radical en el sentido de que a mí me gustaría que hubiera
mujeres manejando buses, manejando taxis, etc. Me gustaría que en el mundo del
trabajo se note claramente la presencia de la mujer y que no haya
especialidades como el trabajo para hombres y mujeres. Para mí esto último me
parece una frontera que hay que cruzar
mundialmente. Me parece que es un paso más por dar y salir de esa zona de
comodidad de las mujeres. Las últimas marchas me parecen importantes porque se
agregó a la marcha una huelga de mujeres y lo que ocurre con eso es que claro,
no se nota mucho, porque aún son los varones los que mueven la economía del día
a día. Entonces, ahí te das cuenta de una limitación y se demuestra esa desigualdad.
O
sea crees que en el plano económico todavía hay mucho por trabajar
Claramente sí. Durante siglos negociamos
los hombres y las mujeres la vida junta y creo que eventualmente se va a seguir
negociando. Me parece que todo lo demás se puede conversar y cuando no se puede
conversar está la ley.
Hay
una atmósfera de abandono e indiferencia que es lo que me ha sorprendido en tu libro.
En el primer cuento el hecho que todos vean al niño abandonado y pasen indiferentes me parece escalofriante, sobre
todo porque es una situación cotidiana que ocurre en toda Latinoamérica y que
ejemplifica la desigualdad existente y la inacción frente a ella. En países
como Argentina, Chile o Perú hay una supuesta “prosperidad económica” que no
termina llegando a todos. ¿Cómo ves esta situación? ¿Crees que la literatura
está abordando esta desigualdad?
Bueno, yo creo que la literatura
argentina es una literatura sumamente política y sociológica así que siempre se
están pensando en estas cuestiones. El tema es que a veces es más sorprendente
y diferente pensarlas desde el género. En Argentina también hay una tradición
de novela policial que también trabaja las cuestiones sociales. Creo que la
literatura argentina es una de las más políticas, incluso exageradamente pues se
ha leído muchísimo la literatura argentina desde ese punto de vista. Por
ejemplo Casa Tomada de Cortázar es
cuento que siempre se pensó como un cuento de la llegada del Peronismo con la
diferencia de que no hay ningún indicio sobre eso porque es un cuento
fantástico donde hay dos hermanos que se van moviendo dentro de una cosa porque
la van ocupando y creo que Cortázar nunca lo dijo tampoco. Es una imposición de
sentido de ese texto porque en general los sentidos que se buscan a los textos son
políticos y la literatura en su mayor parte está relacionado con lo político.
Cosa que es interesante porque es una identidad de la literatura y no me
molesta ir en contra de eso. Me parece que las literaturas nacionales tienen
identidades y que hay un montón de escritores que escapan a esas identidades de
alguna manera y eso está bien. Son identidades nacionales de lo literario y no
un imaginario que tiene que ver eso. El imaginario argentino es terriblemente
político, es un país terriblemente político donde el discurso que circula entre
la gente es constantemente político, muchísimo más que en otros lugares, donde
polemizar sobre política en el diario no es un problema. Realmente es una cosa
muy presente en la comunicación diaria, entonces es imposible que no esté en la
literatura.
Yo
creo que hay política en tu libro a
través de la relación de poder de los individuos con los personajes y eso me
parece muy valioso.
Lo digo en ese sentido que digamos, o
sea los grandes teóricos argentinos literarios como Ricardo Piglia por ejemplo.
Piglia es un hombre que pensó toda la tradición literaria argentina desde la
política, desde Esteban Echeverría hasta los contemporáneos. Pero no como una
política en un aspecto partidario sino de cómo pensamos la cosa pública y la
relación con la desigualdad, con la marginación, con los grandes mitos políticos
de Argentina, con la violencia política, etc. Existe la literatura que siempre
trabajó el peronismo o los años 70, pero siempre hubo un pequeño porcentaje que
reaccionó en contra de eso, lo cual es normal. Igual es una literatura
netamente así.
A mí el realismo me aburre. O sea me
gusta leerlo pero escribirlo no. Pero si me interesa política y todo, porque
bueno fui formada en esa literatura, soy argentina y es un poco inevitable.
Entonces, lo uno a mi interés literario los cuales son los géneros fantásticos
y de horror.
Asumo
que parte de la construcción de los personajes adolescentes en tu libro debió
partir de una cuestión personal, pero sin entender esto como algo
necesariamente biográfico. ¿Al momento de hacer estos cuentos hubo otra forma
de documentarte sobre este aspecto? ¿Qué es lo más difícil de asumir la voz de
un joven?
Es complicado. Tengo un poco de memoria
afectiva propia de jóvenes que no tienden a ser jóvenes tan contemporáneos, es
decir, no son jóvenes que tienen 18 ahora sino 18 en los noventa y así. Me
interesa la cultura joven, me interesa la música pop sin que me guste tanto y
en general hay cosas que me gustan muchísimo y otras no.
Me gusta estar en contacto, estar enterada,
no me horrorizo. A los chicos les gustan los youtubers y no me horrorizo por
eso. Trato de ver lo que me interesa. Puede que no me guste la postura o que no la
entienda. Teníamos cosas cuando éramos jóvenes que resultaban inentendibles
porque son formas. Y me gusta tener un oído con eso, no tanto con jóvenes
reales porque en la literatura tampoco hace falta el joven real, pero de alguna forma ver que referencias manejan, ver qué les
gusta, entre otras cosas. La adolescencia me parece una edad muy cercana a la
literatura y muy intensa de la vida en particular que me gusta mucho trabajar
literariamente. Cierto atrevimiento de esa edad, cierta inconsciencia de edad, ciertos
amores irracionales de esa edad, me parece que son hechos irrepetibles y están
muy cercanas a la literatura. Por ejemplo, a un joven los puedes poner a hacer
cualquier cosa como personaje en cambio un adulto tiene problemas. Entonces me
interesa mucho ver lo que pasa y particularmente no lo uso mucho, solo en un
cuento. Últimamente me está interesando
mucho la cuestión de la comunicación digital. La cuestión de internet para una
escritora de género, es un mundo de una profundidad de sentidos que
particularmente me gusta. El terror y la violencia que contiene…es como si
fuera un mundo nuevo. Otra realidad dentro de la realidad de los átomos. Me
parece un nuevo mundo explorar totalmente fascinante.
Luciano
Lamberti, eldestacado escritor argentino, te entrevistó hace poco,
interesándome mucho las preguntas y respuestas de la misma. Tienen un autor en común con él: Stephen King.
Su literatura ha ido posicionándose a través de los años, más allá de los
prejuicios de ser popular. Cuéntanos sobre tu relación con este escritor. ¿Hay
otros escritores anglosajones que te interesen?
Bueno, soy fan de Stephen King, lo fui
de toda la vida y me parece uno de los escritores más importantes del mundo. Es
un escritor que entendió mucho el hecho de trabajar con lo social y político.
Sus novelas son novelas realistas norteamericanas, novelas de pueblo chico
donde ingresa lo sobrenatural. Él lo entendió en los años setenta y me parece
que hubo una miopía durante 20 años al no comprender el trabajo que estaba
haciendo, solamente por una cuestión de ser un escritor terriblemente popular
como suele ser el género y que no tenía una pretensión estilística muy marcada,
que para mí sí la tiene pero no tan literaria como se pretendía. También me
gustan escritores anglosajones, ingleses como M. John Harrison. Me parece que
es el tipo vivo que trabaja de manera
más interesante el tema de la ciudad. Él trabaja Londres pero es un tipo que yo
lo leí mucho para trabajar Buenos Aires, o sea para entender los lugares que
tienen una carga particular que tiene que ver con su historia, arquitectura y
clima. Por supuesto, tienes Londres que es una ciudad más vieja y muchísimo más
literaturizada. Pero con lo que Harrison hace con Inglaterra y con Londres en
particular como clima, no me cabe duda que es un tipo brillante.
Después me gustan escritores con un
sentido más amplio que no son específicamente literarios, Neil Gaiman por
ejemplo. Es un tipo que empieza como guionista de cómic y de novela gráfica. El
autor de Sandman. Ahora se dedica a
trabajar con “literatura juvenil”, pero con temas que son más oscuros de lo
predecible para un escritor juvenil.
También Alan Moore que es otro escritor que
viene del cómic. “Watchmen”,” Desde el infierno”,”V de vendetta” que
me vuelven loca. Me parece que es otro escritor sumamente político. Watchmen es
loquísimo porque es un comic político de súper héroes, es rarísimo lo que hace
en su momento, porque es una cosa de mezclar el género. Toda esa generación que
creció junto al thatcherismo británico me parece muy interesante y de alguna
manera un poco parecida remotamente a cuestiones de la generación argentina, o
sea los hijos del estado de bienestar destruido, El de Alfonsín fue gobierno
muy breve, pero después de la dictadura se fue desmantelando un estado de
bienestar argentino que duro poco desde el peronismo hasta un poco posterior.
Pero los que reciben el golpazo en el neoliberal…me parece que hay una especie
de aire de familia muy distante pero reconocible. Paradójicamente fuimos a la
guerra juntos.
Después hay escritoras mujeres que me
interesan mucho. Por ejemplo, Kelly Link quien es una cuentista brillante.
También una escritora inglesa llamada Helen Oyeyemi que trabaja con mitologías,
muy extraña también pero es muy literaria.
¿Cómo
ha cambiado la industria cultural con el neoliberalismo en Argentina? ¿Cómo se
mueve el mercado literario hoy en día en Argentina?
A mí me parece que el mercado literario
argentino está súper bien.
¿Una
crítica de repente con respecto a cómo han cambiado los suplementos culturales?
Hay dos situaciones diferentes.El
mercado literario argentino, no sé cuán grande o pequeño es, pero lo que sí sé
es que hay más de cien editoriales independientes que en este momento, con el
nuevo gobierno de Macri y a pesar
que solo tiene un año, es posible
que les empiece a ir un poco peor porque los costos son mayores, porque hay más
inflación y porque hay un montón de problemas que supuestamente los gobiernos
liberales iban a disminuir pero aumentaron (risas). Pero bueno hay más de 100
editoriales y son pesadas, en el sentido de que son editoriales que publican
cosas muy importantes y hacen ediciones muy importantes que exportan y que son
editoriales que exclusivamente en lo literario pueden competir con casi cualquier
editorial del mundo.
Eterna
Cadencia es una
editorial a la antigua, en el sentido que el dueño es un librero de mucho
dinero. Un tipo que puede publicar la obra completa de Rulfo o una selección de
cuentos clásicos extraordinarios pero a la vez tiene un gran ojo para escritores
como Lina Meruane. Que publica en Argentina a Maximiliano Barrientos, uno de
los mejores escritores latinoamericanos, sino el mejor. Tiene un gran ojo para
esas cosas. Adiana Hidalgo que es
otra editorial muy clásica y que tiene un proyecto claramente literario de
tratar de publicar la mayor cantidad de literatura brasileña posible porque
Brasil es un país cuya literatura es muy poco traducida y no conocemos mucho. Hay editoriales
independientes de diferentes estilos.”Adriana Hidalgo” y “Eterna cadencia” de
dos personas que trabajan a la antigua.
Pero después tienes a editoriales como Mansalva también., con un catálogo
extraordinario, que le publican novelas a Fito Páez por ejemplo, tienen a María
Moreno, publican a escritores extranjeros o libros de arte. Tienes a las
editoriales grandes, que funcionan como monstruos y tienen buenos e
interesantes editores, con bastante cuidado. Igual son editoriales con una
línea comercial , pues la mayoría de libros que publican no necesariamente
están vinculado al aspecto literario. Lo que si debo destacar es cómo las
editoriales independientes funcionan como una especie de semillero de autores
para las más grandes muchas veces.
Hay presentaciones y conversatorios
sobre libros todas las noches, y no solamente en Buenos Aires. Córdoba es un
polo muy importante. Tiene una editorial extraordinaria que se llama Caballo Negro, que publica escritores ya
famosos como Elvio Gandolfo. Rosario tiene muchas editoriales interesantes y
es uno de los centros más importantes de
poesía. Hay una editorial en El Chacho, una de las provincias más pobres,
llamada Mulita que está haciendo un trabajo muy importante
con escritores jóvenes, entre los que están Virginia Feinmann, la hija de José
Pablo Feinmann que a lo mejor conocés. Hay producción en provincias. No hay
quietud.
Ahora, con la crítica lo que ocurre es
diverso. Hay un marco que ocurre con la crisis de los medios gráficos: los
diarios. Y dentro de los diarios, además de la pauperización, está el problema
de los muchísimos despidos, entre otros. Es un sector que está en crisis, un
poco por la crisis económica de Argentina, pero otro poco porque a nivel
mundial, es un sector que está cambiando. Se está dejando de leer el diario en papel, pasando a
leerse en formato digital. Es un problema para una generación de periodistas
que tienen un pie en ambos mundos. Cada vez se paga menos.
Igual opino que el periodismo va a
estabilizarse. La cantidad de noticias e información “basura” que se deriva de
informarse exclusivamente a nivel digital y los problemas de ello, como en la
victoria de Trump, van a llevar a jerarquizar la información que esté bien
hecha, que tenga territorio. Es un momento de transición. Y en este momento de transición,
el periodismo y la crítica cultural, es lo que va cayendo primero. Porque son
como los sectores fríos, los de menos “clics”. Es así que hay menos secciones
en los diarios. Van desapareciendo o cambiando.
Lo que se privilegia ahora es la
entrevista al escritor. En esta reconversión, me parece que la crítica está más
relegada a ciertas revistas culturales que tienen circulación académica. Es así
que se aleja del sector periodístico, más vinculado a la difusión y divulgación
que al debate o la discusión.
La
música. ¿Qué representa para ti? Una vez mencionaste que no había mucha
influencia del cine en tus libros, pero sí de la música. Algunos de tus cuentos
se pueden leer como una ópera tenebrosa por ejemplo.
Yo soy muy fanática de Nick Cave, lo
cual es casi obvio. Soy muy rockera y me gusta mucho el punk. Me gusta mucho
David Bowie, me gusta mucho Iggy Pop. Me gustan cosas nuevas también como Lana
del Rey, una cosa medio decadente y hollywoodense. No me gusta mucho el rock
argentino aunque Spinetta sí. Me interesa más incluso la música folklórica. Me
gusta mucho los Rolling Stones. Soy ultrafan de Bruce Springteen. Estoy entre
lo melancólico y lo rockero, y alguna vez una cosa más pesada. Algo de heavy metal de vez en cuando.
La
última pregunta. ¿Qué libro de Stephen King le recomendarías a alguien que
nunca lo haya leído?
Cementerio
de animales. Se van a
morir de miedo.
Transcripción: Alejandro Alva
Entrevista publicada originalmente en el portal web
"Punto y Coma"
citricamultimedia.com/que-fue-el-tratado-de-versalles/
ResponderEliminarHubo una gran división en cuanto a todas las herramientas militares que tenían los alemanes en sus manos.