Debo confesar que descubrí a Casciari, no por sus libros o crónicas, sino por unos videos en Youtube. Una amiga cercana, sin saber que era escritor, me pasó un link donde aparecía frente a un gran auditorio, atento a la narración de una anécdota que oscilaba entre el humor y la ternura. El principal efecto al término de la reproducción: seguir buscando más videos. Luego ya me enteré que este escritor argentino, fundador y editor de la revista “Orsai“, y autor de un buen número de libros, entre novelas, cuentos y crónicas, tenía más que lectores, hinchas. Si no me creen, busquen “10.6 segundos”, tal vez el mejor texto sobre un gol y todo lo que sucedió o pudo haber sucedido, a su alrededor, que se haya escrito en este hemisferio, para que noten porque es que sus historias causan adicción. Aprovechando que fue uno de los invitados internacionales de la Feria Internacional del Libro de Lima, pude conversar sobre él, partiendo de la publicación de la vuelta al ruedo de Orsai, que en Lima se consigue en librería Monoblock, y que tiene una edición impecable y contenido lujo, como lo demuestran los cuentos de Luciano Lamberti y Daniel Mella, por mencionar solo alguno textos.
Segunda temporada, primer número, invitados de lujo, ¿cómo se sostiene un proyecto editorial de esta envergadura, ahora con mayor proyección internacional? ¿Qué es lo que más has disfrutado en este nuevo número, comparado con tus experiencias iniciales donde todo, asumo, era más complicado?
Sí, justamente eso. Tener más experiencia a la hora de reconocer los errores que se pueden cometer. No cometimos ninguno, que yo sepa, de los que habíamos cometido en la primera temporada. Es como ocurre siempre casi con todo: tener un poco de práctica con las cosas hace que en la segunda vuelta te salgan un poco mejor. Ocurre con las revistas, ocurre con el amor, ocurre con el trabajo, ocurre con todo.
“Orsai“ es una revista costosa por el material, por la distribución, ¿cuáles fueron los principales retos logísticos ahora y cuánto has aprendido en el camino?
Antes, en la primera temporada, obligábamos a los lectores a unirse por regiones, para que compren diez revistas y después poder entregárselas. Esa fue la fórmula. En la segunda temporada no, pues decidimos imprimir en diferentes lugares para que sea un poco más fácil y les incorporamos también, editores mucho más rigurosos a los autores. O sea, el autor no entrega y dice “chau, buenas noches”, sino que tiene que vérselas con editores, muy complicados a veces,pero que hacen que las cosas salgan mucho mejor a partir de ahí. Después de eso, fue un parto muy natural, muy fácil de hacer.
En una entrevista a la revista Buensalvaje, diste a entender que la propuesta de la revista era tratar de llegar más a los lectores, sin pasar por los intermediarios. ¿Ha cambiado mucho el mundo editorial desde entonces?¿Poco, mucho, nada? ¿Cuál crees que fue el aporte de “ Orsai“ en ese aspecto?
Nosotros vamos por un costadito, muy humilde, pues en general, la industria editorial se parece mucho a la década pasada. La única diferencia es que posiblemente venda un poco menos porque hay más competencia. Pero nosotros nos mantenemos siempre al costadito, para un público muy minoritario, muy chiquito, y nos gusta estar en ese lugar, donde tratamos, dentro de lo posible, de tener un contacto diferenciado y personal con el lector.
¿Cómo seguir combatiendo las anquilosadas estructuras editoriales? Tuviste otros proyectos importantes también, como “Bonsai” orientado al público infantil…
No sé si son importantes. Son proyectos familiares. Todo lo que hacemos son decisiones que se toman después de comer en una sobremesa. No hay oficinas, no se piensa demasiado en la rentabilidad. Eso por un lado es una ventaja, pero tampoco se le puede llamar un negocio, es un hobby más bien, uno de imprimir cosas.
Esto que mencionabas sobre la colaboración entre amigos ¿Cómo lo manejas?
Yo convoco a personas y les pregunto si quieren ir con un sueldo o un porcentaje y eligen. Hay mucha transparencia. Nunca hay un problema mayor porque se sabe exactamente lo que se vende y los números están ahí. Cuando no hay codicia ni cosas raras, no hay problemas.
Mucha gente, alejada del mundo literario, te terminó conociendo a través de tus videos, ¿cómo fue tu experiencia? ¿Qué rescatas de ella? ¿ cómo manejas el tema de las audiencias comparado al de estar solo escribiendo?
Si, en verdad no tuve mucha conciencia de ese cambio, porque ocurrió hace un año y medio. Después de que tuve el infarto me convencieron los médicos de no volver a fumar, entonces dejé de escribir. Y como dejé de escribir, algo tenía que hacer, entonces me puse a hacer radio y teatro, pero no porque quisiera, sino porque tenía que hacer algo. Escribir es todo, y cuando no podés hacer lo que te causa placer, hay que buscarlo en otra cosa. Empecé a hacer ello y que de no haber sido por el infarto, nunca lo hubiera hecho, pero me divierte mucho.
Hace un par de años, dejaste escondida una bolsita de marihuana en Lima, en lo que terminó convirtiéndose en una especie de “búsqueda del tesoro”, alborotando las redes sociales
Me divertí mucho. Yo ya estaba en Barcelona y unas amigas fueron las encargadas de filmar de manera oculta, las zonas cercanas. Yo empecé a decir desde muy temprano “una zona muy amplia” y después “una muy chica”, y mientras tanto, oteaba con cámaras a la gente que empezaba a dar vueltas por ahí. Fue muy divertido y los encontraron rapidísimo. Al libro y al porro. Y pude hablar en directo por streaming con el que los encontró. Fue muy gracioso (risas).
¿Fue una manera de interactuar con la gente que te sigue?
No fue una estrategia para fingir naturalidad, pues en verdad fue una cosa que se nos ocurrió en ese momento y lo hicimos, sin saber que iba a repercutir. Pero como obviamente es divertido, repercutió. No fue nada planeado.
¿Cómo ves a la selección argentina ahora?¿Esperas algo de la nueva etapa con Sampaoli?
En realidad, no hay nada para decir porque hay poco que se haya demostrado. Sabemos que tenemos a un entrenador que está medio loco, que es muy Bielsa en ese sentido, pero no quiero mandarme a decir mucho todavía porque se jugó muy poco. Espero, por lo menos, que las eliminatorias no sean muy descontroladas y que rápidamente pasemos y digamos buenas noches. Ahora voy a ver el partido con Uruguay en el Centenario y luego de ello, recién podré decir más.
Y sobre Messi, ¿para ti hubo un cambio cuando decidió renunciar a la selección argentina? ¿Sientes que ese gesto lo humanizó?
No, yo creo que Messi cambió cuando tuvo su primer hijo. Todo lo demás llego después. Levantar la voz adentro de la cancha, fuera de la cancha. Quejarse de la Asociación de Fútbol Argentino porque no le gustaba como los hacían viajar. Desde el nacimiento de su hijo, dejó de ser un adolescente y empezó a tomar las riendas de su destino y eso incluye también arrebatos como el de “me voy de la selección y después vuelvo”, eso me parece que fue: tuvo un hijo, creció, se dejó la barba y ahora es otro.
¿ Y sientes que la paternidad cambió tu narrativa?
Mi hija grande tiene 13 y cuando empezó a escuchar cuentos le hicimos “Bonsai “, hablamos mucho de eso. Y la chiquitita nació hace tres meses cuando yo ya no escribía. Entonces mucho cambio en la narrativa no hay, porque ya no estaba escribiendo. Pero siempre te cambian los hijos.Te cambian la perspectiva de lo que querés contar.
¿Hay algún autor, libro, serie o película que te haya sorprendido ahora último y que se nos esté pasando?
Qué difícil eso pues no estoy leyendo mucho. En verdad paso de eso, nada me voló la cabeza últimamente y pueda que tenga que ver con que ya no fumo, y eso hace que nada me llame la atención, pero no porque no haya habido nada bueno, sino porque soy muy poco receptivo al arte en este momento.
Por último, si Argentina se tuviera que quedar con solo uno de los dos, ¿Maradona o Borges?
Borges…sí, Borges.
[Transcripción: María Paula Regalado]
[Fuente de la imagen: Facebook de "Monoblock"]
(Entrevista publicada originalmente en el portal web
"Punto y Coma")
No hay comentarios:
Publicar un comentario