“En el momento en que las
palabras intentan transcribir los hechos de la manera más estricta y directa
posible, despojándose de toda noción de gramática, incluso entonces no hacen
sino desviarse del acontecimiento”. La cita es de “Derrumbe” de Daniel Guebel, libro que terminé horas antes del concierto
y de las que me apropio ahora porque
durante las últimas horas me la he pasado pensando cómo escribir sobre un acontecimiento
como el de anoche, sin encontrar la manera ideal. ¿Es posible al fin y al cabo?
Una de tus bandas favoritas (o la favorita a secas) se para sobre el principal
escenario de tu ciudad y lo hace vibrar por más de dos horas, provocando euforia, éxtasis, lágrimas, sudor,
gritos. Y uno no hace más que entregarse por completo y contagiarse. Emocionarse porque por fin están en Lima y la
pasión se desborda por todos lados. Por fin.
Ahí a pocos metros, luego de un
entretenido Junun y una espectacular performance audiovisual de Fying
Lotus, Thom Yorke toma la batuta a las
nueve en punto. El aire se percibe distinto, aplausos desordenados, miradas de
impaciencia. El que tantas veces has visto en videos en Youtube, en
Lollapalooza y Glastonbury, está a pocos
metros, ahora en carne y hueso. Y suenan las que sí o sí se sabían que iban a
tocar. Daydreaming inicia el despegue y es Ful Stop a la que se le encarga la tarea de
comenzar a separarte del suelo. 15 Step
acelera el procedimiento que culmina con la actitud desinhibida de los pasos de
baile de Yorke en Myxomotosis.
Descontrol y pausa. Es necesario. Las cosas se tranquilizan con All I need, la
calma de Pyramid Song y el despertar de algún recodo de tristeza que tuvieras
guardado con No Surprises. Las acciones se detienen allá arriba, Jonny
Greenwood recibe la señal y tú adivinas: van a tocar Everything in its right
place, le dices o intentas decir, exaltado,
a tus amigos. Y tu mente empieza a
viajar en un túnel con mil vibraciones alrededor, absorbiéndote.
Pausa otra vez. Los a cuerpos a reposar, cuatro canciones
necesarias mientras intentas almacenar mentalmente sus rostros y ubicaciones sobre el estrado sin necesidad de una cámara,
cuando aterriza Where I end and you begin y los ánimos se empiezan a elevar de
nuevo. Street Spirit desentumece las gargantas, Weird Fishes / Arpeggi anuncia
que el estallido está cerca y sí, esa es 2+2=5 guiando al estadio a un estado de trance en el que cualquier atisbo de letargo se
desvanece mientras gritas a todo pulmón Payin'
attention, Payin' attention y los cuerpos se mueven frenéticamente,
chocando, saltando. Algo en tu interior dice que es inevitable el descenso, but it's not,but it's not porque las
revoluciones continúan y suena
Bodysnatchers.I've seen it
coming I've seen it coming coreas. Ya estamos completamente
exaltados. Encore 1 y stop.
La figura de Greenwood ha ido
creciendo. O es que ya lo estás notando. Su cercanía visual ayuda, claro, pero
es su destreza con cada instrumento lo que explica la devoción. Y ya la
nostalgia se apodera del Nacional otra vez porque han decidido tocar Fake Plastic
Trees seguido de You& Whose Army, en la que la mirada de Yorke en la
pantalla se apodera de la atención, controlando visualmente absolutamente todo
los espacios. Aparecen los tambores
sobre el escenario, sabes que ya va a sonar There There, la sensación de
suspenso que te prepara para el clímax
total. Explosión de guitarras y todos a una sola voz exhalando We aaaare accidents, waaaitiiiing….waaaaiitiiing
toooo haaaapeen. No puedes más y por eso Exit music te permite recargar
energías para luego dar paso al descontrol de tu cuerpo con The National
Anthem. Movimientos rítmicamente desordenados y Ice age coming, ice age coming. Idioteque. Yorke centraliza,
cautiva. ¿Qué está pasando? Yorke cruza miradas con Greenwood a los pocos
minutos. Su máquina está fuera de control. This sometimes happens, dice, y es
tan real el equívoco, tan vivo, que asimilas que sí, está pasando esto. This is
happening. Más vivo que nunca. Stop y encore 2.
Solo tres meses te separan del
nacimiento de esa banda que está al frente. En 1993 Radiohead lanza el Pablo
Honey e inicia la cuenta regresiva para reconfigurar la escena musical álbum a
álbum, canción a canción. Todo lo que
vendrá después los va a evocar inevitablemente. O´Brien se pone la camiseta de
la selección, gesto que, aunque de agradecimiento, no ves necesario. Su sola
presencia ya lo es. Porque tu vida ya está inevitablemente conectada a sus
sonidos y letras. Composiciones espectaculares, música que te ha
transformado. Creep solo es una mera estación de paso porque en breves
segundos, ya está llegando, ya está llegando What's that? What's that?
Esa genialidad en cuatro partes llamada
Paranoid Android retumba y el estadio se viene abajo. Alzas la mano y recibes
esa montaña rusa de emociones. La despedida está cerca, eres consciente de
ello. Karma Police va a marcar la despedida y no va haber más por ahora. You don't remember, You don't remember
Pero la experiencia ya es tuya. Radiohead ha tocado en Perú por primera vez y
uno ha estado ahí. It is the twenty first
century in Lima. It is the twenty first century, finally.
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