Planeta, 2018.148 pp.
Tras dos años de haber publicado ese ready-made literario llamado “Asociación Ilícita”, cuyos logros iban más allá del chismorreo que destacaron muchas lecturas superficiales, Leonardo Aguirre(Lima, 1975) irrumpe de nuevo en el medio local con “Interruptus”, dispuesto a seguir dinamitando el statu quo de la literatura peruana, entrampada en la actualidad entre dos y tres temáticas demasiado manidas (con sus respectivas loas mutuas entre autores, en un pernicioso un círculo vicioso), y así proponer una nueva vía tanto estética como temática.
Desde las primeras páginas, el lector es avisado de la ininteligibilidad de muchos pasajes de la lectura debido al uso de un lenguaje lumpen y vulgar, lleno de jergas y jerigonzas, en lo que supone el desafío de vincular dicho ritmo con la sordidez de lo que se cuenta, con matices de humor provocados por los llamados “errores” en los que este narrador incurre por sus excesos o limitaciones, los cuales son detectados por la otra protagonista de “Interruptus”: la editora. Es ella quien, cual autoridad máxima, interrumpe las distintas historias del escritor incluso en los momentos más álgidos e interesantes, para corregir o contar anécdotas personales o del mundillo literario.
Dichos cortes que, en una primera lectura, pueden ser interpretados como meras intervenciones cómicas, con el trascurrir de la lectura terminan representando una parodia de un problema tan actual como lo es el exceso de la “corrección política”, fenómeno tan discutido en nuestros días con bandos cada vez más reconocibles, y cuyas argumentaciones a favor o en contra están conduciendo a una pregunta tan antigua como inacabada: ¿Cómo se lee una novela? Lo que bajo otra pluma podrían haber sido unas confesiones más de una vida llena de excesos e incluso delitos con un impacto temporal e intrascendente, son en la de Aguirre un vehículo de confrontación y ataque al conservadurismo y el afán extraliterario de no incomodar a nadie, a ningún colectivo; a la idea de una novela edulcorada donde no cabe la posibilidad de contenido racista, misógino u homofóbico, originadas por lecturas incapaces de separar la calidad de una obra de la biografía del autor, amparadas en débiles argumentaciones, o que se encuentran más interesadas en saber si lo que se contó fue real o no.
“Interruptus” se vuelve así una novela de desvío y escape; una manera lúdica de evadir los parámetros con los que se están leyendo las novelas hoy en día. Como ya es un sello en la literatura de Aguirre, el presente es un texto con muchas capas de lecturas y posibles interpretaciones, lo que podría no resultar tan confortable para un lector acostumbrado a las historias lineales, pero que en compensación recibe la posibilidad de reflexionar en torno a la confrontación de los discursos manifestados en las voces de los dos personajes centrales. El desafío está en sus manos, estimado lector.
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