El ciclo pasado estaba tranquilo en mi salón (durmiendo como siempre creo), cuando me alcanzaron un papel, que en un primer momento pensé que era la lista de clases (la misma que me salvará a fin de ciclo) pero lo que vi fue una serie de cuadros tipo referéndum. Decía que era una recolección de firmas en pronunciamiento en contra de las corridas de toros, y lo hacía una chica con pinta de etnocacerista que consideraba que no había forma que pensemos lo contrario, que la barbarie estaba allí y teníamos que combatirla desde las aulas,blablablabla. Al final una de las hojas se convirtió en un avioncito que volaba como los mil diablos por todo el salón.
No quiero parecer demasiado sarcástico, pero es lo que observo y lo digo sin "mala leche". Lo que pasa es que simplemente no creo que sea la mejor forma de acabar con esta practica que ya lleva siglos en nuestro país y se extiende cada vez más por provincias. En mi opinión es el tipico "mucho floro, poca acción". Hace años que se discute lo mismo, de si hay tortura, de si el maltrato existe, de si es arte, etc. La verdad es que eso existe y es innegable. Pero firmando papeles y papeles, lo unico q se hace es gastar mas árboles. La verdad es que eso no funciona, porque es todo un negocio elitista de alcurnia que sirve a la clase alta limeña en su mayoría para aparecer en la pagina de Sociales de EL COMERCIO y demostrar que sus apellidos compuestos tienen 34243241 vocablos. La cuestión es educar sobre ello en los colegios. No en los nacionales, sino en los de mayor poder adquisitivo porque son ellos quienes cultivan el afán de asistir a dichos eventos. ¿ No es mejor bajar la demanda de asistencia, de modo que la oferta se retrae y poco a poco va menguando el interés por la matanza?¿No es más productivo ello a largo plazo que recolectar firmas en planillones que moriran en un sistema burocrático disfuncional? Dejo esas dos preguntas en el aire.
En la otra esquina, están los protectores de animales más pensantes y racionales. Cuando salgo a correr o simplemente caminar por Jesús María, veo en cada poste de luz aparte de los residuos de la campaña electoral pasada y la propaganda del clásico "Chaman norteño" que hace amarres, las campañas informativas de la municipalidad en cuestión de mascotas. Aparte de las indicaciones de los deberes cívicos que conllevan lo mismo (como el de no adornar las veredas con los no tan lindos residuos fecales) está también el banner de "Rescate a mascotas", es decir, de la política de salvar a mascotas en el más completo abandono. Y una amiga dice que también se realiza en Pueblo Libre. Incluso hay campañas de adopción en asociación con albergues conformados por jóvenes entusiastas que sacrifican su tiempo para ayudar en lo que se pueda a estos animales. Algunos prefieren recorrer las calles recogiendo a estos animales con el mismo ahínco que un bombero voluntario apagando un incendio u otros vendiendo souvenirs para financiar los costos en los que se pueda incurrir por alimentación, vacunas, difusión, etc. La cuestión diferente es que aquí el beneficio es palpable, efectivo y concreto. No sólo es el típico "Ay que pena el perrito cojo de allí", sino el de "¿Que hago yo por cambiar esta situación?". Y esto no solo pasa en este pequeño aspecto, sino que se cumple en varias situaciones sociales de las que me dedicaré a escribir en futuras oportunidades.
Yo nunca he tenido una mascota, y lo más cercano a un perrito que ha habido en mi casa son los peluches de Scott que tiene mi hermana. Pero no por ello creo que debamos ser indiferentes a una situación como esta, así no sea de vital importancia, ya que en acciones como la de los jóvenes que voluntariamente ofrecen su tiempo se demuestra que si somos capaces de ayudar a un ser humano, seremos capaces de actuar más humanamente cuando un ser humano nos necesite. Así que tengamos o no tengamos mascota, creo que debemos reconocer como loable este tipo de acciones y apoyar en la medida de nuestras posibilidades, aunque recordando siempre que no solo los animales nos necesitan sino nuestros semejantes. Y a los defensores de los toros, por favor, que no le echen ganas sólo en el mes previo a la "Feria por el Señor de los Milagros" de la Plaza de Acho porque lo suyo ya parece tradición, si quieren lograr algo tienen que hacerlo todo el año y eso va sobretodo para aquellos que luego de estar con su cartón de protesta anti taurino se van a comer su Whooper en Burger King o su parrillada.
Si alguien desea enterarse algo más sobre estas campañas puede darle clic a los siguientes links:
- http://adopcionesperu.blogspot.com/
-http://www.facebook.com/profile.php?id=100001822041248
- http://www.facebook.com/albergue.marlene
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