Animal de Invierno, 2016. 80 páginas (Perú)
Mardulce, 2014.102 páginas. (España y Argentina)
Nacemos para masticar
rencor, en estos momentos quiero ver llegar el fin del mundo, suspira, quizá
ahí esté la clave, que venga el cataclismo y todo vuelva a empezar.
Ariana Harwicz
Esquirlas producidas por una
terrible explosión. Las páginas de esta breve novela revelan terribles y
escalofriantes imágenes de una relación que en el imaginario común sólo es
capaz de irradiar alegría, comprensión y felicidad, ocultando las partes
oscuras de la misma: la cáustica relación entre madre e hija. Resulta aterrador
para cualquiera ponerse a pensar que este
vínculo, tan determinante en la formación de uno, pueda ser tan
traumático y vil. Y sin embargo ese lado oscuro existe. Emerge de vez en cuando
y cuando lo hace, dichas erupciones son terribles e incontenibles. Son pocos
los escritores que se adentran en esta particular cueva llena de hechos
siniestros y menos aun los que lo hacen con maestría. Harwicz es una digna
representante de este selecto grupo, capaz de desacralizar el lazo materno
y poner en la palestra lo más crudo de
esta unión.
No vengo de ningún lado. El mundo es una cueva, un corazón de piedra,
un vértigo plano. El mundo es una luna cortada a latigazos negros, a flechazos
y escopetazos. Cuánto hay que cavar para dar con el desprecio, para hacer que
mis días ardan.
Desde el arranque es posible
notar que esta no es una novela convencional. Mientras uno se adentra en su
lectura, es posible que empiece a sentir la tentación de comenzar a leer en voz alta. Sí, como un libro de poesía.
Pronunciar cada frase, para que el ímpetu de las imágenes se duplique o
triplique. Frases como Mi cerebro son
polillas en un jarro y se ahorcan o La
hora exacta previa a encontrarlo es tan bellamente sórdida como tirarse de cabeza
en una rivera alcanzan un mayor impacto al verbalizarlas.
Sé que lo primero que nos da
curiosidad de un texto narrativo es la trama. Que esta sea interesante y esté
bien contada. Este libro va más allá de eso. En La débil mental, encontramos la voz de una mujer de aproximadamente
treinta años que nos va contando la historia de la relación salvaje con su
madre. Ellas dos forman una peligrosa simbiosis, dañina y enferma (Te llenas de imágenes que son una porquería
para tu salud) y que aun así, no llega a ser del todo maldita. ¿Hombres?
Sólo la presencia de uno, casado y que mantiene como amante a la protagonista
de esta historia. Sólo se conoce de él, lo que las protagonistas de esta
historia deciden narrar. El padre de la chica no tiene gravitación alguna. Que
la novela esté conformada sólo por mujeres,
permite a Harwicz enfocarse en mostrar el nivel de violencia que puede alcanzarse
en sus relaciones (Porque así somos las
mujeres, seres endemoniados y testarudos.). Una violencia más sofisticada,
expresada en mecanismos mucho más complejos que la que tenemos los hombres al
momento de agredirnos. Acá todo dolor muta y evoluciona.
El texto de Harwicz no tiene la
intención de buscar una redención de los personajes. Acá no hay ánimo de
cambio. Asumen el devenir de su relación y tratan de lidiar con ella. Una madre
que no tiene reparo alguno en inmiscuirse en la vida sexual de su hija. Una
hija capaz de perder la cabeza por un hombre que parece usarla como un mero
juguete sexual para salir del aburrimiento. (Soy la idea de amor de un hombre que vive con otra, que ama a otra, a
cientos de kilómetros.) No se callan lo que piensan. (Ahí
viene hasta mí fregándose, y yo lo tengo tirado arriba, estrellado,
olfateándome. ¿Hace cuánto no te la meten mamá?)y sin pudor alguno expresan
sus miedos, odios y traumas. La aparición de la abuela en ciertas escenas no
hace más que reforzar el círculo vicioso en el que han pasado toda su
existencia. (Qué suerte tengo de que no
haya un hijo, un plato menos, nada de
restos pegados, ninguna voz cortando la mía. Nada que me suceda cuando me
arranque la cabeza de un tirón.) Llevan esta especie de marca tenebrosa en
los genes. Y no, no tratan de quitársela. (La
panza de mamá crió luto, gestó luto, engendró una planta carnívora y acá estoy
divina en mi short y mi remerita ajustada.)
La débil mental es una valiente y
brillante apuesta literaria. Una grata sorpresa en el panorama de la literatura
latinoamericana contemporánea que no dudo en recomendar con este breve texto.
+Sobre la autora:
Estudió guión cinematográfico en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica; dramaturgia en la Escuela de Arte Dramático y completó sus estudios con una licenciatura en Artes del espectáculo en la Universidad Paris VIII y con un máster en Literatura comparada en La Sorbona. Ejerció la docencia en el área de guión cinematográfico. Estrenó en el Centro Cultural Ricardo Rojas las obras de teatro Sobre llovido, mojado y El mal está hecho. Dirigió el documental, El día del Ceviche el cual participó en diversos festivales en Argentina, Brasil, Cuba y Venezuela.Colabora con el blog literario de Eterna Cadencia.Su primera novela, Matate, amor, cosechó excelentes críticas y fue considerada por el periódico La nación, Argentina, como la mejor novela de 2012.
(Una versión de este texto aparece en el portal Punto y Coma)
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