Anagrama, 2018.S/.69.152 pp.
“La persona que tiene un costado oscuro… no necesariamente tiene que
ser un malvado en su vida. El concepto de que yo, para adorar a Satán, tengo
que ser un hijo de puta es un concepto cristiano. Es como decir que la juventud
se va a la mierda porque escucha rocanrol. Se va a la mierda pero por otras mil
cosas, no por el rocanrol.” La sobreabundancia de información de nuestros
tiempos y la visibilidad de las redes sociales ha tenido como uno de sus
principales y más nefastos efectos, la de extender la creencia de que todos
podemos ser especialistas en miles de materias tan solo manejando y repitiendo
datos y conclusiones sin fuentes confiables.
Uno de estos temas predilectos, dada su presencia constante en los noticieros y
series de televisión es el del crimen, desde el realizado por motivos
pasionales hasta el motivado por tendencias perversas y repugnantes. Siempre
hay una lógica detrás, pero ¿y si no hubiera? ¿Si no hay un motor detrás del
acto de quitarle la vida a un ser humano o este se encuentra tan soterrado al punto de ser imposible explicarlo?
Carlos Busqued (Presidencia Roque
Saénz Peña, 1970) conversó durante un año
con Rafael Melogno, quien asesinó
a cuatro taxistas en la ciudad de Buenos Aires en 1982 cuando tenia tan solo
diecinueve años. Noventa y cuatro horas de grabaciones de voz, recortes de
prensa, entrevistas a jueces y médicos psiquiatras, informes forenses y otros
recursos más, no sirven para resolver el misterio de la espiral de violencia de
Melogno, pero sí para narrar una historia, que es lo que hace Busqued de buena
manera. “Yo tengo una historia”, le confiesa el personaje al escritor. Con
lagunas y hechos, distorsiones y hechos objetivos. ¿Cómo se edita eso?
“Estar loco, en Arlt, es cruzar
el límite, es escapar de la vida cotidiana”, decía Piglia en “Crítica y
ficción. Melogno cruza el límite, asesina y Busqued arma un rompecabezas narrativo
en el cual uno nunca termina de entender si volvió a cruzar el límite de
vuelta, o este nunca existió para él. Pero sí nos aproxima, nos acerca a la
necesidad de sangre, de tragedia, que si bien fue temporal puede volver a
emerger en cualquier momento, de alguien que tanto puede ser una consecuencia
de una sociedad cada vez más degradada cuyo influjo se condensa a través del desprecio de la madre de
Melogno, como uno más de nosotros, potenciales asesinos todos, que pasó a la
acción y por ende ya es diferente volviéndose una historia atípica que sin
embargo, sobrevivirá a millones de relatos anodinos. La persona que vivirá
presa por haberle dado libertad al monstruo que yace en él.
“Magnetizado” es un texto sobre
las fronteras entre lo que se considera normal y lo perturbador, sobre el
instinto de conservación, sobre cómo se sobrevive a un asesinato cuando eres el
victimario, pero más que nada, es un libro sobre abandonarse al instinto y
perderse. Dejarse ir. Sumirse en la oscuridad. Busqued no busca moralizar ni
exotizar el policial, sino mostrarnos
que no estamos tan lejos de Melogno. Eso es lo que de verdad aterra. Asomarse
al abismo con el miedo de encontrarnos reflejados en él. De lo mejor que nos
dejó el 2018.
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