"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


martes, 27 de mayo de 2014

La identidad en juego: "De noche andamos en círculos" de Daniel Alarcón



La experiencia de leer esta última novela de Daniel Alarcón es parecida a la de haber activado una bomba. Una tensión creciente en cada página diseñada con elegante precisión e ingenio, para que seamos incapaces de no sucumbir ante las consecuencias trágicas de una historia íntima pero de gran alcance.

La historia comienza presentándonos a Nelson, un joven actor cuya vida está en picada en diversos aspectos:Su padre ha muerto recientemente, convive a diario con la presencia agobiante de un hermano radicado en los Estados Unidos y lo que eso significa para un veinteañero latinoamericano de clase media, una madre refugiada en un mundo lleno de nostalgia ahora que se inserta en su rol de viuda y una relación amorosa agonizante con una muchacha de nombre enigmático.


Por otro lado, Henry Nuñez fundador de Diciembre, un grupo teatral cuyas horas de gloria expiraron ya años atrás. Un hombre que ha llegado a la madurez de su vida, con una sensación de frustración permanente, no pudiendo manejar con claridad ningún aspecto de su vida más que su día a día frente al volante de un taxi en el caótico tráfico de la ciudad. Su obra legendaria "El presidente idiota" está a punto de ser repuesta en una gira por el interior del país junto a su otrora compañero de fieras batallas.Pero necesitan a un actor más:Nelson. Así estas dos historias, la de Henry y Nelson se entretejerán en camino del que nadie saldrá indemne.


El recorrido por pueblos señalados por la cicatriz que les dejó la violencia de las últimas décadas,el infierno de las cárceles y la añoranza de justicia de los inocentes que purgan culpas ajenas en ellas,una obra mutante, las relaciones fallidas de los protagonistas y su incapacidad para resolverlas y una maldición que parece no acabar, sólo reinventarse, son la atmósfera perfecta para una trama donde la identidad es llevada al límite del cuestionamiento, los roles van cambiando de forma inesperada y una espiral trágica se va cerniendo sobre todos los personajes como una burbuja aprisionante de donde ya nadie podrá salir. El final es una explosión de dolor y asombro que cada uno percibirá de forma distinta.


De Daniel Alarcón es digno de elogiar su pulso para no desentonar por las más de 300 páginas de esta maravillosa novela, su construcción de personajes inolvidables (incluso los secundarios, como Mónica, la madre del protagonista), su imaginación y capacidad para recrear nuestro país en un universo que parece pertenecer sólo a él pero en el que cualquier lector peruano podrá identificarse y una lectura diferente sobre la secuelas fatales que pueden estallar a partir de las decisiones que tomemos.Una de las plumas más representativas de la literatura actual.


Magnífica novela.


Bonus Track: "Los provincianos" (Editorial Solar) 2013


Del autor:

+Radio Ciudad Perdida (Su gran debut en el territorio de la novela)

+Ciudad de payasos (Para los aficionados a la novela gráfica)

+Guerra a la luz de las velas (Uno de los mejores cuentarios de la década pasada)






Otras reseñas:

-The New York Times

-The Washington Post

-Chicago Tribune

-Hermano Cerdo.com

-Ticket de cambio

-El Cultural

-Revista arcadia


El precio: S/.49 bien invertidos en cualquier librería del país.

Pd. Aquí una generosidad del autor en la presentación del libro en Lima.


domingo, 18 de mayo de 2014

Personajes cotidianos de la vida mundana juvenil IX: El herbívoro o yerbatero

Antes de comenzar este texto debo aclarar algo para que  este tema no se preste a suspicacias: yo no consumo ningún tipo de sustancias alucinógenas (aunque el Panadol antigripal pueda caber dentro de esta categoría de vez en cuando). Si por ejemplo, viajara a Uruguay, sería por ver un partido de Peñarol, visitar Punta del Este o por las uruguayas.. No por la reciente “ley verde”. Y aunque la mayoría de veces digo en son de broma, que no lo hago porque son muy caras y con las justas me alcanza para pagar un viaje (de ida y no de vuelta) en el Metropolitano, la verdad es que no me llama la atención. Así que lo que escribiré a continuación será a partir de lo que he visto y  escuchado, no leyéndose como un testimonio personal ni autobiográfico. Para ello, mejor tome cualquier micro sin audífonos.

Recuerdo que  mis primeros encuentros con este tipo de seres, se dieron a partir de mis rondas nocturnas de los sábados buscando una royal contundente. Para ello, le decía a mi papá que me acompañara, más que por buscar una conversación amena, por una cuestión monetaria. Teníamos que dar la vuelta a la manzana. Justo en la esquina, sentados frente al pórtico de una casa más o menos decente, había un grupo de jóvenes de más o menos veinte años, vestidos como salidos de un partido de baseball(lo más probable es que ni supieran qué era ese deporte), envueltos en una atmósfera humeante y las miradas perdidas en el cielo. En ese cielo de donde surgía un cable de luz con unas zapatillas grises y viejas colgadas en él. Sentí en un inicio temor de que nos asaltaran, y eso que  a lo más tenía un Halls y la llave de mi alcancía en mi bolsillo. Sí, era temor, que se fue transformando en una molestia general por un olor extraño hasta ese momento que se iba haciendo su propio espacio en mi mente. La sensación era desagradable como cuando recién te da la gripe  en el cambio de estación o te quedas demasiado tiempo oliendo la gasolina cuando el taxi se estaciona en e l grifo. Mi papá se dio cuenta de mi extraño comportamiento y me dijo que avanzara. Ya en la otra cuadra, seguía igual. Mi viejo me dijo que no tenía que demostrar miedo, pues se darían cuenta y viéndonos vulnerables, nos atacarían. Eso sí, que ni le dijera a mi mamá por dónde habíamos pasado porque pegaría el grito en el cielo. Pero que recordara la cara de esos fumones. Por culpa de esa mierda se van a cagar la vida esos pastrulos. La droga te caga el cerebro. Recuérdalo. Bueno, tenía doce años, de hecho no lo dijo así, pero ese es más o menos el mensaje que recuerdo.

Quise recordar ello porque ahora que más de la mitad de mi generación ha probado de alguna u otra forma algún tipo de sustancia, quise saber cuál fue el primer tipo de imagen que tenía asociada a dicho tipo de sustancias antes de ver a los de mi edad hablar de ellas como si nada. A fines de secundaria, ni por asomo podía imaginarme a uno de mis compañeros de salón con un porro en la mano. Aunque igual asociaba la palabra “pastrulo” a los “emos” con cabellos ensortijados. Todo cambiaría al acabar la etapa escolar.

No, no quiero pegarla de cucufato. Hay diversos subtipos de “herbívoros”. Empecemos por algunos de ellos:

-          Los reformados: Si te has subido a un micro y no has escuchado a un ex convicto del penal de Lurigancho o Sarita Colonia, clamando que la palabra del Santísimo Señor Jesucristo le cambió la vida, ofreciéndote turrones arequipeños (horribles por cierto, se te quedan pegados en los dientes) a 50 céntimos, por oferta, dos por un nuevo sol, que servirá para apoyar el Hogar Centro Victoria, más conocido como Clamor en el Barrio, simplemente te has subido a un taxi, no a un micro. Son gente  que viene de los barrios marginales, aunque a veces surjan algunos extranjeros con acento risible. Parecen multiplicarse en cada paradero. Algunos si dan pena. Otros son más falsos que un político honesto.

-          Los skaters: Vestidos con polerones oscuros, zapatillas con plataforma que parecen submarinos, siempre andando en grupos.  Bermudas a la altura de la rodilla. Siempre los asocio con la imagen de la hojita verde. Sí, puede sonar a prejuicio, pero es que se han ganado una imagen a pulso. No serán los que más consumen, deben haber los que son sanos, pero justos pagan por pecadores.


-          Los hispters: Pantalones pitillos, zapatillas Converse sucias y viejas, anteojos del tamaño de una vitral de misa con una montura de carey del grosor de un tubo de Sedapal, cabello largo los hombres, corto las mujeres, con gorras tejidas. Fingiendo leer cosas de envergadura. Siempre que ves su imagen de portada en el Facebook, ves algo como “liberalización” o “legalínzela”. No, no fuman. Pero de hecho que tiene sus hornos llenos de happy brownies.

-          Los de sociales: Los chicos que estudian sociales se han forjado una fama de transgresores a lo largo de toda su existencia. No, no me refiero a los hippies, sino a los que siempre ves en los pasillos pintando  papelógrafos  gigantes, publicando o compartiendo noticias de  la “lamula.pe”, con pantalones multicolores que dañan la vista. La mayoría te dice que está a favor de que se legalice. Es en lo único que estarán de acuerdo con Vargas Llosa .Y sí, varios las consumen , pero “de vez en cuando nomás”. Igual son chéveres para conversar de cosas más trascendentes que “Esto es Guerra” o “Combate”.

-          Los músicos: Debo aclara que varios de mis mejores amigos son músicos. Es por ellos que se cómo es la movida barranquina y miraflorina (yo con las justas llego a la calle de las pizzas creo). La mayoría ha consumido. No sé cómo sobreviven semana a semana económicamente.  A ellos no les importa que sea un tema que se legalice o no. Su atmósfera es más íntima, de exploración interna, no social. Además, siempre aclaran que es su herramienta de “inspiración”.

-          Los rasta: Así me lluevan piedras, no me gusta ninguna canción del buen Bob Marley. Y el color amarillo, rojo y verde, sólo lo asocio con la bandera de Camerún en el mundial. Son lo más pacíficos, pero también los más cochinos (no, no soy prejuicioso, sólo dense una vuelta por Galerías Brasil o  un bar del Centro de Lima).Igual, nadie les quita su humor relajado.

-          Las flacas “chéveres”: Tengo varias amigas, que estudian diferentes carreras, que son juergueras, publican “selfies” y twittean como si el teclado sólo tuviese el símbolo “#”. Todas diferentes entre sí, pero que me han hecho la misma pregunta: ¿Y tú por qué no pruebas? No te volverás adicto por ello. Insisten, pero ante mi negativa, levantan los hombros y me siguen contando sus problemas. Ellas exploran el mundo. Yo…escribo en un blog.

-          Literatos: Todos los escritores dicen que han probado. Yo no lo he hecho y lo más probable es que no lo haga. ¿Será por eso que mis cuentos no evolucionan? Nunca lo podré saber

-          Los metaleros: Todos la han consumido. Y es mejor no decirles nada al respecto si eres flaco, usas lentes y sacas buenas notas.

-          Los ingenieros, abogados, doctores, administradores: No, no todos los que consumen son “desadaptados de sociales” o de la “Cato”. Los hay de todas las carreras y en todas las universidades. Clases altas y bajas. Los que tienen carro y los que viajan colgado en una Orión. No discrimina a nadie.

 

Me faltan muchos más. Pero cuando sientan un olor extraño en la calle, verán a uno de ellos.



CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD NO ES PURA COINCIDENCIA