"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


domingo, 4 de octubre de 2015

Infancia salvaje: "Orientación vocacional" de Pierre Castro

Recuerdo que hace años leí un brevísimo libro llamado “El pequeño Nicolás”. Si bien en la portada se indicaba que estaba recomendado para niños, me dio curiosidad y lo leí a pesar de tener 18 años.  Fue el primer libro que me destornilló de risa. El año pasado lo releí y volvió a causarme el mismo efecto pero por momentos la risa desaparecía para darle paso a un sentimiento que entremezclaba  tristeza y nostalgia.  Similar situación a la de hace unas semanas mientras leía “Orientación Vocacional” de Pierre Castro.

¿Quién no tiene anécdotas de su etapa escolar? Historias que se siguen relatando año tras año. Las que se cuentan los amigos mientras beben y se abrazan. Añadimos y quitamos elementos, pero la esencia de esas escenas del pasado queda como uno de los pocos vínculos que sobrevivirán de aquella etapa.  Y sin embargo pocos son los que se atreven a rescatarlas y narrarlas en un texto.  Más aún, hacerlo siendo capaz de evocar dichas sensaciones.

Pierre Castro se tomó la tarea de hacerlo y el resultado es muy bueno. En sus veintinueve historias y con un lenguaje coloquial  (alejado de cualquier solemnidad innecesaria para las tramas) se evocan diversas escenas de la infancia y adolescencia que el lector podrá relacionar a la de su propio pasado. Desde el primer cuento “ Tironasaurio” se nos muestra la incomprensión con la que se mira dicha época cuando uno se aleja generacionalmente y que aquí se trata de dejar a un lado. Una época de descubrimientos, locuras y conchudez (es la palabra que mejor define la forma de tomar ciertas decisiones en dichos años).  Un nivel de desenfado que se defiende en todo momento (“Dalí pintaba relojes y nadie le sugirió que fuera relojero”), una radiografía de lo risible que eran los primeros enamoramientos (“A veces, incluso, era la propia historia de mi amor choteado. Y cuando te ríes de tus propias desgracias, estás así de cerca de pasarles por encima.”) (“El mundo cruel del amor adolescente, en el que el único dragón al que Billy tenía que matar era su propio miedo.”), descripciones hilarantes (“William no era precisamente el niño más gordo del salón pero tenía una barrigaza. Una panza de alcalde de provincia. Su camisa parecía estar pintada a su cuerpo, y si le mirabas la panza fijamente, sentías como cuando estás inflando tu pelota en el grifo y sabes que si no sacas el pitón a tiempo te estallará en la cara.”) y espacios para la reflexión desde los adultez (“Crecemos y de pronto conservar amigos es como tratar de no soltarle la mano a alguien en medio de una procesión.”).

Una mención aparte merecen los tránsitos entre ciertas etapas como los inicios de los quinceañeros:

 “Tuvimos que ir en terno como pequeños capos de la mafia. Vestidos así, casi no se notaba lo lacras que éramos. Parecía que aquel traje sacaba lo poco de civilizado que teníamos dentro. Caminábamos con elegancia, llevábamos pañuelos, le sacábamos brillo al zapato frotándolo contra la pantorrilla, bebíamos champagne de a pocos y saludábamos a nuestras amigas con un beso o les decíamos lo lindas que estaban, cosa que jamás se nos hubiese ocurrido hacer en el patio del colegio.”

Y como dije en un inicio, el libro no sólo provoca sonrisas. En cuentos como “Maicol” o “Milkito”, se gestan nudos en la garganta imposibles de controlar. En muchos de los cuentos, detrás de las sonrisas provocadas yace la crueldad de la que éramos capaces a dicha edad. Muchos la superamos. Otros no.

A veces es saludable la aparición de este tipo de obras para restarle ese seriedad que algunos quieren imponer a la fuerza en la literatura, cuando no es necesario, y que encubre fines extra literarios como la obtención de premios o reconocimientos que más allá del ego del escritor no generan lectores. Obras que busquen contarnos historias con las que podamos sentirnos identificados.


“Y comprendí entonces que los verdaderos actos de rebeldía no nacían del odio ni la furia, sino que aquello con lo que realmente jodíamos a la autoridad, estaba inspirado por nuestro amor a lo verdadero y a lo imposible.”


+Sobre el autor:

(Trujillo,1979) Ha publicado el libro de cuentos "Un hombre feo" (2010) y en el 2012 ganó el Premio Copé de Plata con su cuento "El río". También puedes leer sus historias en su blog huesohueso.blogspot.com o en su muro de Facebook

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Llenando el lugar de la ausencia: "Facsímil" de Alejandro Zambra

Entre las muchas cuestiones en las que pensaba mientras leía Facsímil, destacaba el recuerdo de la traumática experiencia del examen de admisión a la universidad. Durante el proceso de lograr una vacante para la universidad es común sentirse perturbado por la culpa, agravado por los vacíos típicos de la adolescencia. Basado en la estructura de la Prueba de Aptitud Verbal chilena, en su modalidad vigente hasta 1994, que incluía noventa ejercicios distribuidos en cinco secciones, Zambra nos brinda un libro inclasificable que bebe de la poesía y el relato, en un experimento capaz de causar tanto risas como lágrimas. Aquí los lectores asumen un rol más activo de lo normal. La posibilidad de marcar opciones es una invitación a recorrer más de un camino: no hay una sola forma de determinar qué es correcto y qué no. Faccísimil es una crítica feroz a un sistema que intenta estandarizar la forma de concebir el mundo; una reflexión sobre nosotros, sobre quienes nos rodean y sobre el país donde nos ha tocado vivir (o sobrevivir).

Para los que han tenido la grata experiencia de leer a Zambra, encontrarán ecos de sus libros anteriores: los pecados de los padres, la desazón de los hijos, las cicatrices de la infancia, la escasa resistencia de las relaciones actuales de pareja, y el pasado y presente de Chile. A ellos, les suma otros como el sistema educativo, el rol de los profesores, el matrimonio (y el divorcio), la enfermedad, las normas (y su rompimiento), Dios, el ateísmo, etc. Pero sobre todo, el libro es una indagación sobre la importancia de la familia, la construcción de nuestra personalidad y las primeras alegrías y tristezas que son posibles gracias a ella.


Zambra se escapa de los moldes que muchos escritores asumen como fijos e inamovibles, y explora nuevas formas de expresión al convertir un siniestro examen en una serie de textos tan conmovedores como impactantes, sin abandonar ese lenguaje lleno de ironía y humor que le ha permitido ganarse la admiración de un gran número de lectores en distintas partes del mundo. Sin embargo, como toda apuesta arriesgada, este libro no está exento de algunos desaciertos: por momentos esta mezcla de registros puede desconcertar a quienes no hayan leído antes al autor (sobre todo en las dos primeras partes). Pero la maestría de las otras, en la que destaca la última sección (Comprensión de lectura), hace que la lectura de este libro se vuelva imprescindible dentro de una obra que ha llegado para quedarse.


 (Publicado originalmente en El buen librero)

Agujeros de melancolía: "Tres mujeres" de Susanne Noltenius

Tras la publicación de Crisis respiratoria en el 2006,  Susanne Noltenius vuelve a la narrativa con este libro conformado por tres cuentos: “Divorciada”, “Casada” y “Soltera”. Historias sobre mujeres librando intensas batallas cotidianas en sus relaciones afectivas y profesionales.  Ejecutivas intentado sobrevivir en ambientes contaminados por la apatía y la constante resignación. En el primer y más logrado relato, la protagonista tiene que enfrentar en un solo día al caprichoso deseo de su ex esposo por quitarle la custodia  de sus hijos, un caso de corrupción corporativa al interior de  su compañía, el desdén de sus hijos mayores y los problemas del menor. Todo ello, pretendiendo no sucumbir al deseo de abrir la ventana de su oficina y dejarse caer. En el segundo se narra la sensación de fracaso de una mujer que lidia con un insulso matrimonio a través de recursos como la escritura, el estudio y sobre todo, las efímeras sensaciones de felicidad que le proporciona la infidelidad. Finalmente, en “Soltera”, se nos muestra a una mujer de casi cuarenta años, sobreviviendo en un hostil ambiente patriarcal donde además de enfrentar las burlas y acciones deliberadas de sus colegas, lucha por no sucumbir a la pasión que le irradia la presencia de su nuevo compañero de oficina, diez años menos que ella.  Si bien en los dos últimos cuentos la autora añade escenas y detalles que poco aportan al desarrollo de la trama, en conjunto destaca la exploración del desencanto cotidiano que padecen sus personajes. Una interesante propuesta.

(Publicado originalmente en el suplemento "El Dominical" de El Comercio)

Abrazos a las últimas esperanzas: "Todo termina esta noche" de Johann Page



En el último relato de este libro, el personaje se pregunta “si era posible llegar al inicio, jalar el hilo de la madeja hasta su origen, si podría alguna vez saber cuándo había empezado a desmoronarse todo”. La frase sintetiza el doloroso camino que suelen seguir los personajes de este volumen de cuentos al buscar el origen de su frustración, esto para descubrir la principal causa del desmoronamiento de sus relaciones afectivas y, después, intentar recomponerlas. Johann Page hurga en los momentos críticos del pasado y va revelando difíciles y tortuosas verdades familiares vinculadas, de manera especial, a la figura paterna.




En “Anzuelos” se muestra una imagen casi divina del padre para la perspectiva del pequeño protagonista: una figura que se teme y reverencia por igual, capaz de motivar pequeños actos de crueldad. Esta sensación, sin embargo, se va diluyendo con el paso del tiempo, tal como se nota en “Patrimonio”, notable relato en el que un hombre y su viejo y enfermo padre van el cementerio para visitar la tumba del abuelo que nunca conocieron, mientras aprovechan para revisar fallas del pasado.




En otros cuentos, como “Escritura creativa” o “Ardor”, se representan los vínculos que se van construyendo a lo largo del tiempo y la lucha por hacerlos sobrevivir a la pesada y oscura condena de su cotidianidad. Los personajes parecen seguir el conocido dilema del erizo de Schopenhauer: se dañan tanto si se alejan o acercan demasiado a las personas que quieren, como en “Remos” o “Cosas que nunca te dije”. Page se arrima al universo privado para retratar la historia de seres que intentan abrazar la última esperanza que les queda para salir de las tragedias que han hecho borrosos sus sueños. A mi juicio, uno de los mejores libros peruanos de cuentos de los últimos años.







(Publicado originalmente en el suplemento "El Dominical" de "El Comercio")