"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


lunes, 26 de septiembre de 2016

"La sangre de la aurora" de Claudia Salazar

Animal de Invierno.96 pp.



Promocionada como una novela que abordaba de manera “diferente” la época del terrorismo en nuestro país, decidí leerla. Quise darle una chance a ver qué de nuevo podía aportar una novela al entendimiento de un conflicto que ya se ha tocado varias veces desde distintos tipos de registros artísticos. Ver si de repente tenía fuentes distintas al Informe de la CVR, que ha devenido en los últimos años en el refugio de todo aquel que proclama “escribir sobre dicha época para que no se vuelva a repetir”. Fuentes distintas que abordaran de manera exhaustiva e interesante, desde la literatura, las causas socioeconómicas que permitan un entendimiento mucho más profundo de dichos años y no el facilismo de narrar explosiones, matanzas y asesinatos con los típicos personajes “cliché” (militar malo, terrorista malo, autoridades malas), pues valgan verdades, esa es una fórmula ya conocida y difundida hasta el hartazgo en la narrativa peruana de las dos últimas décadas. Lastimosamente el resultado al final de la lectura de dicho libro ha sido decepcionante.

apagón total oscuridad ¿dónde fue? en todas partes ¿ de dónde vino? torres tensas altas cayeron arrodilladas bombas explotar todo arrasar volar reventar ¿estaban en el grupo? cocinando en mi casita esperando mi esposo apagón pasando a máquina las actas de la reunión apagón revelando unas fotos apagón velas no me alcanza seis páginas dos torres las afueras de la capital ¿qué dijiste? usted no puede firmar camarada oscuridad excluido de la historia someterse o reventar bomba ¿supiste lo que hicieron? uy limpio me dejaste el plato sonrisa sin velas come tres torres dicen ahora más horas torres ¿cuándo volverá la luz? velas prende la radio no encuentro los fósforos tres velas sin fósforos saca chispas de las piedras mentira bomba tenemos un generador eléctrico ir al epicentro donde está pasando lo que no vemos bomba contar lo que está pasando al otro lado de las torres ver ¿dónde estaban cada una de ellas tres? apagón (págs. 11-12)

Las anteriores líneas pertenecen al arranque de la novela. Se puede notar de forma clara el deseo por lograr una forma expresiva que parezca novedosa, pero el resultado es un párrafo que parece haberse formado con una función de Excel, juntando palabras de manera aleatoria, o con un collage de los titulares de los diarios de la época. Esto pasa en la primera página, pero se vuelve a repetir en otras:

(…) crac labio garganta no somos bala sí son diez suficiente machetazo crac la tierra se empapa no recibe más sangre crac pachamama vomita el líquido del pueblo bala se escapan balas corren antes que caigan más aullido cállate puñal ojo no sale por fin te callaste puta balas bala balas ráfaga de viento se acabó desolación silencio pampa vacía pueden volver todos muertos accomarca. (pág.34)

pum pum pum bailo bailo una sola juntas me lleva al rincón no se resiste tu perfume dice tu perfume tu sonrisa tus ojos tus manos dice mi boca mis labios mi lengua un anima descontrolado pum pum (…) (pág.43)

Usando palabras como “machetazo”, “puñal”, “sangre” o “bala” se trata de impactar al lector, como si leyendo dichas palabras a uno le evoquen una sensación de terror o miedo. Sin embargo termina causando el mismo disgusto que cuando uno se topa con un poema fallido. Los mismos errores de construcción se notan también en las distintas figuras literarias que aparecen a lo largo de la trama:

Todo es blanco. Más blanco que hospital (pág. 12)

Es pequeño, compacto y sólido, pero ágil para moverse cuando nos sigue hacia el carro (pág.46)

Mi tiempo exprimido, arena gastada del reloj, un caballo con los ojos cubiertos. (pág.26)

Pero bueno, dichos elementos deslucidos podrían vincularse a la inmadurez literaria de una primera novela, pudiendo estos compensarse con una trama interesante y atrapante. Ello tampoco pasa. En La sangre de la aurora se narran las historias de tres mujeres durante el conflicto armado: una fotógrafa de clase alta, una dirigente senderista que abandona a su familia por defender sus creencias políticas y una campesina víctima de violencia doméstica. El nexo que se busca establecer entre ellas, es el efecto del terrorismo de los años ochenta y cómo este las afectó de distintas maneras. Entre los textos que se han publicado acerca este libro, se destaca la mayoría de veces la “novedad” de explorar el conflicto desde la perspectiva femenina. Yo creo que apelar a este modo de defender el texto es erróneo, pues no importa las intenciones que se busquen, sino el resultado logrado. Y lo que demuestra este libro es que no se explora con profundidad las emociones de los personajes, pues estos piensan y hablan de forma poco creíbles, realizan gestos estereotipados y la violencia que viven es retratada de forma efectista.

La educación es primordial para romper el esquema de desigualdades en que está fundada la organización social, sin ella las posibilidades de cambio ¡¡¡Mamiiiiiii!!! son prácticamente nulas. (pág.13)

No saben que lo femenino es el origen de todo. Lo femenino es fermento, magma, depuración y creación. La aurora que se levantará cuando la revolución esté completa. (pág.82)

Y no sólo fallan los personajes femeninos. Como ya mencioné, los personajes masculinos de la novela son forzosamente crueles, malévolos y despiadados. Como máquinas de matar, sacados de una mala película de acción (pienso en los enlatados que se transmiten en señal abierta), sin algún motivo psicológico o social significativo que sea un factor determinante para su comportamiento. La búsqueda de contrapeso a través de la defensa de lo “femenino” se nota demasiado forzada, y no aporta nada a la novela. Y no hablo acá del interés en retratar el amor lésbico, que pudo haber sido un interesante aporte. Este tema, que pudo ser bien explotado, termina siendo retratado de manera cursi, dando un pobre resultado como el que se ve a continuación.

Las cuerdas tensas de nuestros cuerpos diluyéndose en acordes de arpa. Serpientes ondulantes que derriten las defensas y se enroscan. Tu cuello de mármol cincelado a besos. Escultura amorosa. Los ojos que lamen el río, el mar y las cataratas. Vino rebalsado de las copas. La sed. Amante embriagada. Piel satinada de rocío. Tu voz. Tu cuerpo. Tu nombre. Daniela. Daniela Miller… (,21)

Nuestras piernas se enlazan, te amarran, me atan, nudo líquido. Las cuerdas de tu placer estrechan mi cintura. Tus uñas anidan en mi espalda otra victoria. Por esto, Daniela, por esto era. Sueltas el nudo y abres un espacio entre mis piernas. Tus dedos son sierpes que me guían en su danza. Invasión deseada. (pág.84)"


En síntesis, La sangre de la aurora muestra que las buenas intenciones no bastan para lograr una buena novela.

+ Sobre la autora:

Ha editado las antologías Escribir en Nueva York. Antología de narradores hiapanoamericanos (Lima: Caja Negra, 2014) y Voces para Lilith. Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica (Lima: Estruendomudo, 2011).

La sangre de la aurora fue su primera novela (Lima: Animal de invierno, Julio 2013)












 Fuente de imágenes: Lee por gusto

 (Una versión de este texto aparece en el portal "Punto y coma" )