"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


lunes, 29 de mayo de 2017

"Wakolda" de Lucía Puenzo

Duomo. 2013. 222 pp. / España
Tusquets. 2015.220 pp. / México

Josef Mengele. Un  nombre  capaz  de estremecer, inquietar y generar pesadillas. Basta unos pocos minutos buscando su nombre en la web para horrorizarse con los experimentos en los campos de exterminio que llevó a cabo uno de los mayores criminales nazi del siglo XX. Lo que sería materia para  una biografía histórica más, se transforma gracias a la narrativa de Lucía Puenzo (Buenos Aires, 1976) en una exploración llena de intriga, deseo y tensión, acercándonos a un terreno escabroso, más cercano que lo que las décadas de distancia con los hechos reales, pueden hacernos pensar.

Puenzo nos transporta a los días de Mengele en Argentina (un lejano rincón del mundo para los europeos), teñidos de una rutina idéntica, tediosa y gris,  mientras alberga la secreta esperanza que algo extraordinario sucederá. Es 1959, y los días del apogeo nazi han quedado atrás. El otrora jerarca alemán vive huyendo, alejado del poder que alguna vez ostentó,  aunque codeándose de vez en cuando, con algunos políticos locales a los que incluso aconseja. Hasta que conoce a Lilith. Y su obsesión enfermiza se revitaliza. No por nada ha mantenido cuadernos llenos de notas sobre sus estudios con experimentos humanos y algunos portaobjetos con muestras de sangre. Lilith es la que marca un quiebre. Una niña aria de doce años, ojos azules, portadora de un nombre que invoca la oscuridad, la trasgresión y el deseo,  y un extraño problema de crecimiento, siendo esta última característica lo que fascina al médico alemán ávido por manipularla genéticamente tanto a ella, como a su madre  descendiente germana quien, como descubrirá luego, está embarazada de gemelas.

La familia decide partir a Bariloche para administrar una hostería que heredan. Mengele los acompaña, lidiando por tener un perfil bajo, y cuya excitación por ese “espécimen monstruoso” se acelera en paralelo cada instante que pasa.  Mengele ve como su proceso de camuflaje peligra durante el viaje: al conocer a los indígenas (una raza bastarda, desde su óptica), al tomar en cuenta la ignorancia de la gente local, soportar un territorio hostil y desconocido, y el gran esfuerzo para controlar sus bajos instintos cuando la niña se pone provocadora y seductora.  Pero algo canaliza su odio y frustración, además de la presencia de Lilith: las muñecas que fabrica el padre.  La posibilidad de formar cuerpos perfectos. Manipular la materia a su antojo. Culminar de manera simbólica el proyecto nazi. Poder sobre los cuerpos, artificiales y humanos. Construir una imagen, un ideal a partir del Mal. El poder de un símbolo en apariencia tan inocente, como propaganda peligrosa y efectiva. La cúspide de la perversión.

El destino del personaje de Mengele, será la muerte apacible en una playa brasileña, muchísimos años después, sin nunca haber pagado por sus crímenes. Pero  a Puenzo lo que le interesa  es hurgar en los restos de crueldad que dejó como legado. Y el contraste de estas prácticas con la personalidad carismática que dejaba transmitir. El maquillaje que lo hacía granjearse la confianza de quien lo conociese. “Las peores catástrofes siempre empiezan así –pensó-. Sin que uno las vea venir” (pág. 29) y eso es lo que más incómoda en el lector: reconocer que nadie está libre de ser seducido por la empatía de este tipo de seres, capaces de provocar un tipo de sufrimiento extremo de manera posterior sin poder advertirlo. Daño físico y sobre todo, mental. En Wakolda, no hay lugar para una luz o hálito de esperanza. Es el relato de una perversión sistemática que no acabó con la caída de los nazis. Alteración genética, esterilizaciones masivas, cánones de belleza con los que se educa y que terminan causando perturbaciones psicológicas. Las prácticas de control sobre el cuerpo se siguen manifestando día a día, con amplias complicidades que se intentan pasar por alto, como se ejemplifica en esta novela a través la defensa hermética de la comunidad alemana de Bariloche al mantener silencio sobre la presencia de Mengele en su localidad. Un grado de culpabilidad que los termina alcanzando a todos, con una impunidad que horroriza. Comportamientos que aún se mantienen vigentes y se replican aun.  Las formas cambian y mutan, capaz de alcanzar una mayor sutileza incluso, pero el horror no. El horror sigue ahí.


+Sobre la autora:

Buenos Aires. 1976

Es escritora y directora de cine. Publicó las novelas El niño pez, 9 minutos, La maldición de Jacinta Pichimahuida, La furia de la langosta y Wakolda, además de cuentos en varias antologías. Sus libros han sido traducidos a más de 15 lenguas. XXY, su primera película, ganó el Gran Premio de la Crítica en Cannes (2007), un Goya a la MejorPelícula Extranjera y más de veinte premios internacionales. Su segunda película, El niño pez, abrió la sección Panorama del Festival de Berlín (2009) y fue parte de la selección oficial de Tribeca y La Habana. Su tercera película, Wakolda, fue parte de la Selección Oficial del Festival de Cannes y del Festival de San Sebastián (2012). Todas sus películas han sido estrenadas en Europa, América Latina, Estados Unidos y Asia. Fue elegida por la prestigiosa revista literaria inglesa GRANTA entre los 20 escritores jóvenes más importantes de la lengua española.

(Una versión de este texto aparece en el portal "el roommate" )

jueves, 25 de mayo de 2017

"El diario de la princesa" de Carrie Fisher

Ediciones B. 2017. 272 pp. S/.86

La única chica en una obra de fantasía de puros hombres. Princesa intergaláctica, líder de la Rebelión y heredera de una dinastía maldita. El sueño erótico de millones de hombres por décadas pero también la heroína inteligente, atrevida, independiente, valiente, inspiradora e irreverente, distinta para lo que se tenía acostumbrado a ver en la pantalla grande cuando apareció. Esa era Leia Organa, el personaje a quien Carrie Fisher (1956-2016) dio vida en cuatro películas. Un papel que la definiría y  del que nunca se podría librar, para bien o para mal, tal como cuenta en sus memorias y diarios recogidos en este buen libro.

¿Quién era Carrie Fisher antes de comenzar el rodaje en 1976 del Episodio IV?. Hija de dos estrellas del mundo del espectáculo, que se apagaban justo cuando ella comenzaba a dar sus primeros pasos, Fisher estuvo ligada desde sus primeros días al lado más oscuro y sórdido de Hollywood.  Su padre, el cantante Eddie Fisher, fue una presencia casi nula durante su infancia debido a su adicción a las drogas y su escandaloso amorío con Elizabeth Taylor, principal causa de su divorcio con Debbie Reynolds quien veía cómo su fama se desvanecía mientras se encargaba de criar a sus dos hijos, cada día más excéntrica y perturbada. Y aun siendo testigo de esa debacle, o tal vez por eso mismo, Carrie entró a formar parte de dicha industria a los diecisiete años con un papel en la película Shampoo,  tal vez no tan importante para la película en sí, pero suficiente para conocer de primera mano el machismo y la arrogancia de Warren Beatty, y como los equipos de filmación se sometían por completo a los deseos de actores como él. La revolución feminista era algo extraño en el cine por esos días, desentendiéndose de los cambios sociales que ya se estaban gestando (una situación que ha cambiado poco o nada según lo que se aprecia en el panorama actual). Luego de ello, decidiría partir a estudiar a Londres, alejada de tierras norteamericanas. Su vida parecía cambiar de rumbo hasta que llegó al cásting con George Lucas.

Lo más interesante de la narración del detrás de cámara de la primera cinta de Star Wars, es como Fisher se tuvo que relacionar en un grupo de predominancia masculina. Las únicas mujeres además de ella, eran las del área de maquillaje. Todas sometidas a los designios de ellos. “Cómo sin duda os habréis percatado, si tienes un pene y un empleo, ser guapo es una bonificación fantástica pero no una necesidad”(Pág. 87)  El famoso peinado de Leia, por ejemplo. Icónico para nosotros, tortuoso para Fisher, fue una de las tantas cuestiones que  tuvo que acatar sin poner peros, temerosa de quedar mal invadida por una inseguridad propia de su juventud y personalidad. Es en esos días cuando aparecerá el huracán Harrison Ford. Casado y con dos hijos, el intérprete de Han Solo, se apropiaría de las ilusiones de la joven Fisher en un amorío que siempre tuvo fecha de expiración, al menos para él. Es en las páginas donde narra este amorío  de tres meses, que Fisher muestra sin pudor su vulnerabilidad y sensación de desventaja en una relación desigual, en la que se entregó más de lo que hubiera deseado, pero del que a pesar de todo, atesora pequeñas ráfagas de genuina felicidad.Sus diarios de dicha época, recogidos sin alteraciones entre las páginas 120 y 188, muestran los tormentos amorosos de una jovencísima Fisher, el sometimiento a sus emociones, su pobre percepción de ella misma, el miedo a decepcionar a los demás, su decisión de escribir como vía de escape a la realidad y su desilusión por cómo anda su vida a pesar del éxito de la película, terminan ganándose la complicidad del lector. Sin embargo, las mejores reflexiones se dan en las páginas que les siguen.

Fisher no se contiene al hablar sobre la exposición a los medios y las implicancias de ser parte de uno de los repartos más trascendentales e importantes para la vida de millones de personas alrededor del mundo. ¿Cuál es el límite para “venderse”? ¿Cuál es el real costo de ser famoso o cuanto de ético queda al rentabilizar al máximo la fama? La última parte de El diario de la princesa en la que describe a los fanáticos que se le acercan y su adaptación a las convenciones y requerimientos de autógrafos, fotos y selfies, es la más conmovedora  y sarcástica a su vez. Gente a la que   la saga de Lucas le cambió la vida en muchos sentidos según confiesan a Fisher, quien a su vez se pregunta si cuatro décadas después es posible distinguir entre la realidad y la ficción al hablar de ella y su rol como la princesa de Alderaan. La respuesta en este conmovedor libro no es clara y tal vez sea mejor así.

+Sobre la autora:

Carrie Fisher (1956-2016) fue una actriz mítica por su papel como princesa Leia Organa en la primera trilogía de Star Wars. Pero su brillante carrera incluyó muchas otras películas, entre ellas Shampoo, The Blues Brothers y Cuando Harry encontró a Sally. Como autora, escribió cinco novelas (una de ellas adaptada al cine con Shirley MacLaine y Meryl Streep como protagonistas) y dos libros de memorias. La experiencia de Fisher con las adicciones y las enfermedades mentales, y su disposición a hablar de ello, la convirtió en una solicitada conferenciante. El diario de la princesa es su último libro publicado.












(Una versión de este texto aparece en el portal web Punto y Coma )

viernes, 19 de mayo de 2017

"Perdida" de Gillian Flynn


DEBOLS!LLO. 576 pp. S/. 59

Cuando en la contraportada de este libro se dice que es "una novela que te dejará sin aliento", no te mienten, tan solo se quedan cortos. Yo pondría: "Una  obra que jugará con tu mente durante sus 550 páginas, te desarmará y frente a la cual no sabrás cómo reaccionar en cada vuelta de tuerca. Magistral".

Estuve cerca de una semana enganchado con la lectura de esta novela. A pesar de tener varios proyectos que entregar cuando leí el libro hace unos tres años, aprovechaba cualquier momento de mi tiempo libre para perderme entre sus páginas. No importaba el ánimo con el que tomara el libro pues cuando me conectaba de nuevo con la historia de Nick y Amy, me olvidaba de todo lo que estaba aconteciendo en mi vida. Llegué al punto de dormir temprano y así  poder despertar por la madrugada y leerlo tranquilo. Si eso no es adicción, ¿qué lo es?

La premisa inicial puede sonar simple para un policial: en el quinto aniversario de su matrimonio, Nick Dunne recibe un aviso telefónico y regresa a su casa tan sólo para darse cuenta que al interior de la misma, ha ocurrido un hecho violento y Amy, su esposa, ha desaparecido. Lo que podría suponer una búsqueda del lector por saber simplemente qué es lo que ocurrió y si Amy está secuestrada, se escapó o fue asesinada, termina siendo un aspecto secundario. Un pretexto para hurgar en la formación y debacle de un matrimonio. Cómo dos personas que se unieron por lazos que inicialmente se justificaron por el gozo de la mutua compañía, la sensación de complicidad en toda acción diaria o la motivación de tener proyectos en común, terminan cayendo por un oscuro tobogán  que solo deja escapar sus gritos desesperados al no saber que les pasó y  cómo llegaron a perderse de tan tenebrosa manera. Esto es visible desde el epígrafe:

El amor es la infinita mutabilidad del mundo; las mentiras, el odio, incluso el asesinato, están entretejidos con él; es el inevitable florecimiento de sus opuestos, una rosa magnífica que huele ligeramente a sangre.
(Tony Kushner,The illusion)

El más humano de los sentimientos ligado a lo más vil de nuestro espíritu, la metamorfosis del comportamiento de acuerdo a las distintas situaciones en las que nos vemos involucrados, y las implicancias de ver desmontada la creencia de conocer plenamente a una persona con la que se supone estás profundamente ligado, de la peor forma posible. Una muestra de ello son las preguntas que se formula Nick al comienzo de trama : ¿Qué estás pensando? ¿Qué es lo que sientes? ¿Quién eres? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro? ¿Qué nos haremos?

Ese afán humano por querer controlar todo lo que sucede a  nuestro alrededor, no dejar escapar detalle alguno y reducir al mínimo el riesgo de verse enfrentado a un evento inesperado y sorpresivo y no saber cómo responder de forma adecuada. Ese miedo de nunca saber con total certeza cómo van a reaccionar aquellos que nos rodean así sean las personas que, pensamos, conocemos de toda la vida. Hay claro, una crítica a las nuevas formas de interactuar en la actualidad donde cada uno puede creer como correcto el ser invasivo en la vida de los demás con tal de sobrellevar la incertidumbre de no conocer a la otra persona, pero también está el otro extremo de nunca hacer un intento por ponerse a pensar el qué pasa por la mente de los demás.

También hay una crítica directa a los medios de comunicación que, cual gallinazos, buscan durante los distintos pasajes de la novela la carroña de la miseria humanas, mercantilizando la tragedia y  volviéndolo material de placer para sus consumidores que se regodean con la noticia , pensando  que a pesar de sus problemas no son las personas más miserables sobre la faz de la tierra, mientras se entretienen  a la par de manera macabra con las vejaciones a la intimidad de las celebridades de turno.

Los enredos amorosos que se van a ir sucediendo, un diario personal que irá mutando ,golpes emocionales y contundentes, desestabilización y frustración, encontrarse en el ojo de la tormenta de las acusaciones "morales" de toda una nación, ponerse una máscara para sobrevivir todo el tiempo, el ingenio macabro de una mente enferma pero a la vez genial.... hay tantos temas que hacen que Perdida no termine encasillada en la etiqueta de "thriller" o una "novela negra" común y corriente, saliendo a flote como una genial historia bien contada por una autora de primera línea. Como dice el escritor argentino Rodrigo Fresán en el epílogo, esta es una historia de amor, contada desde una óptica oscura y tenebrosa, pero una historia de amor al fin y al cabo. Con una  constante sensación punzante de terror y desconcierto, añadiría.

+Extractos de la novela:

"Reconocería su cabeza en cualquier parte. Y lo que hay en su interior. También pienso en eso: su mente. Su cerebro, con todos sus recovecos como rápidos y frenéticos ciempiés. Como un niño, me imagino abriéndole el cráneo, desenrrollando su cerebro y examinándolo cuidodadosamente, intentando apresar e inmovilizar sus ocurrencias. "¿En qué estás pensando Amy?" La pregunta que más a menudo he repetido durante nuestro matrimonio, si bien nunca en voz alta, nunca a la única persona que habría podido responderla"

"Tiene algo de perturbador, evocar un recuerdo cálido y que te deje completamente frío"

"Es una era muy difícil en la que ser persona. Simplemente una persona real, auténtica, en vez de una colección de rasgos seleccionados a partir de una interminable galería de personajes."

"La gente quiere creer que conoce a otras personas. Los padres quieren creer que conocen a sus hijos. Las esposas quieren creer que conocen a sus maridos"

"Y pensé: "El amor hace que quieras ser un hombre mejor, vale, de acuerdo. Pero a lo mejor el amor, el verdadero amor, también te autoriza para ser simplemente el hombre que eres"

"Nick se enamoró de una chica que no existe. Yo estaba fingiendo, como hago a menudo;fingiendo tener una personalidad. No puedo evitarlo, es lo que he hecho toda la vida. De la misma manera que algunas mujeres cambian de aspecto regularmente, yo cambio de personalidad.¿ Qué personaje me sienta bien, cuál se pone de moda? Creo que la mayor parte de las personas hace lo mismo, simplemente no lo reconocen o en su defecto se afianzan en un solo personaje porque son demasiado perezosas o estúpidas para hacer el cambio"

"Anuncio de tampones, anuncio de detergente, anuncio de compresas, anuncio de limpiacristales. Pensaría una que lo único que hacemos las mujeres es limpiar y sangrar"

"A los americanos les gusta lo fácil, y sentir aprecio por las embarazadas es muy fácil; son como patitos o conejitos o perros. Aun así, me desconcierta que estos ensimismados y santurrones barriles obtengan un trato tan especial. Como si fuera tan difícil abrirse de piernas y dejar que un hombre eyacule entre ellas"

"Ser hija única conlleva una responsabilidad injusta; te educas en la certeza de que en realidad no tienes permitido causar desengaños, ni siquiera permitido morir. No tienes sustitutas que puedan reemplazarte gateando por la casa; eres todo lo que hay. Eso te conduce a desesperarte por ser perfecta y también te vuelve ebria de poder. Así se crean las déspotas"

"Los amigos ven la mayoría de sus defectos mutuos. Los matrimonios ven hasta el último espantoso detalle."

"Desde que tenemos internet, Facebook, YouTube... los jurados imparciales han pasado a la historia. Ninguno llega al banquillo sin haberse formado una opinión. El ochenta, noventa por ciento de un caso queda decidido antes de haber entrado en el juzgado. De modo que, ¿por qué no utilizarlo? ¿ Controlar la historia? Pero es un riesgo. "

"El amor debería exigir que ambas partes den lo mejor de sí mismas en todo momento. El amor incondicional es un amor indisciplinado y, como ya hemos visto todos, el amor indisciplinado solo conduce al desastre."


+Sobre la autora:

Gillian Flynn, escritora estadounidense y ex crítica de televisión para Entertainment Weekly, alcanzó la fama con su novela Perdida, que consiguió un extraordinario éxito de crítica y ventas. Su primera novela, Heridas abiertas, fue finalista del premio Edgar de novela negra y galardonada con el premio Fleming Steel Dagger 2007 al mejor thriller; la segunda, La llamada del Kill Club, fue elegida libro favorito del año por los reseñistas del New Yorker, mejor lectura del verano según la revista Week-end Today, mejor libro de 2009 según Pu blishers Weekly y mejor novela según el Chicago Tribune. Las novelas de Flynn han sido publicadas en veintiocho países. Gillian Flynn vive en Chicago con su marido y su hijo.






(Una versión de este texto aparece en el portal web Punto y Coma)

domingo, 7 de mayo de 2017

"En aparente estado de ebriedad" de Jaime Bedoya


Literatura Random House. 2016. 512 pp.

En el breve, pero no por ello menos contundente, prólogo de Antonio Cisneros a la primera edición de Ay qué rico (1991), recuperado en esta edición, el desaparecido vate caracterizaba la poética de Jaime Bedoya (Lima, 1964) como “Un mundo marginal, sórdido a veces (…) Historias de la especie, fauna nuestra, viajan entre la burla y la piedad. Sarcasmo que no cede ni concede. Y sin, embargo, también algunas veces la melancolía asoma como los olores más importantes de la infancia o ese sol tristón del arenal.” Y dicha descripción atraviesa todos los textos recopilados en  este estupendo volumen, una cuantiosa muestra su producción y vigencia hasta la actualidad.


El humor es una de las principales armas que Bedoya usa a su favor para señalar y criticar de manera poco explícita pero sí más efectiva, males de nuestra sociedad a los que uno termina por ser indiferente luego de ver y oír el mismo tono sensacionalista en noticieros, diarios y redes sociales.  En muchas de las crónicas o ensayos del libro, el lector puede hallar una burla controlada que provoca la reflexión tras evadir la sensación de estar leyendo un texto con tono didáctico e indulgente. Ello se puede notar en los perfiles que no superan las tres o cuatro páginas de la sección Encuentros con hombres notables: New kids de Zarate: los mismos pero diferentes, sobre la alienación y consumismo de las últimas generaciones; en Peleador Callejero: Robert Puch ha convertido la pelea criolla en arte marcial acerca de cómo la violencia cotidiana que rodea nuestras calles puede llevar a medidas desesperadas; La entrega del Cholo, mostrando la decadencia económica y emocional de la vieja gloria del balompié peruano, Hugo Sotil, y cómo se replica en cada nueva generación de futbolistas, o Elogio de la mariconada,  un desmantelamiento de la masculinidad cavernaria.

Una mención especial merecen las columnas de la segunda sección Dennis Angulo, poeta electoral,  sobre  un poeta casmeño cuyos versos son infalibles al momento de provocar carcajadas (a pesar de las reales intenciones de Angulo) y cuyo afán de servir de lírica radiografía de la situación política y social del Perú, es tratado con oscuro sarcasmo por Bedoya quien moldea y se apropia de este personaje volviéndolo inolvidable. Mientras uno va leyendo las siguientes secciones Historias de sucesos reales y El mundo existe sin nuestra opinión, confirma que  el método  de Bedoya para inmiscuirse en las historias de los personajes e investigar los hechos que provocan o que los rodean es exhaustivo y microscópico, haciendo todo lo imposible para no dejar escapar ningún elemento importante, conociendo los hechos y biografías al detalle, hurgando las fuentes que generan las noticias y no reciclando tan solo los rumores que sobrevuelan alrededor de las mismas. Y luego de ello, proceder a descartar datos y priorizar aquello que enriquezca el texto, empleando un lenguaje distinto al que uno encuentra en los medios a diario de manera concisa e impecable. Es su posicionamiento estratégico frente a la Noticia peruana típica, llena de lugares comunes, frases trilladas y uniformidad exasperante. ¿Cómo se lidia con ello? Con inteligencia, sensibilidad y un prolijo cuidado del lenguaje, logrando piezas como Frankenpollos: Monstruosa alteración genética eufemísticamente llamada “Pollo sin plumas”  o Al jefe de Recursos Humanos de la Marca Perú sobre los excesos a los que puede llevar  una política de promoción que se aproxima al chauvinismo.

Como en toda recopilación, muchos textos se pierden frente a otros  y  me gustaría señalar en específicos los que se encuentran en la última sección  Listos para morir en los que Bedoya trata anécdotas personales,  que sin carecer de valor, no deslumbran como los de las primeras 400 páginas. Más allá de dicho reparo personal, En aparente estado de ebriedad es una obra compilatoria que conjuga entretenimiento y reflexión, desde la fina mirada literaria de lo cotidiano de Jaime Bedoya. Un antídoto frente a las repetitivas y poco logradas notas periodísticas que inundan en la actualidad, los periódicos, la televisión, la radio y las redes virtuales.



+Sobre el autor:


Estudió Literatura Hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú, y llevó cursos de periodismo en París. Fue editor general del semanario Caretas. Es autor de los libros Ay qué rico (1991), Mal menor (2004), Trigo atómico (2010), Cocinas de familia (2004) y Kilómetro cero (1995), donde ha creado un género híbrido que va de la crónica periodística al ensayo más irreverente.

(Una versión de este texto aparece en el portal web "Punto y Coma")


“Instrucciones para ser feliz” de María José Navia

      
Sudaquia, 2015.  160 pp.

¿Se busca ser “feliz” o sólo evadir temporalmente una sensación perenne de desilusión y fracaso? ¿Qué sucede cuando no se calza con los “modelos de felicidad” que nos impone la sociedad? Los doce relatos que conforman el libro de María José Navia (Santiago, 1982) abordan esos interrogantes con personajes que andan a la deriva, desconectados e incomunicados, en tiempos donde se suponía que las redes virtuales evitarían ello y más bien han provocado que las brechas en las relaciones se hayan hecho más profundas. Lo que Navia anuncia a través de las historias de este volumen es que al parecer, no hay señales de que esta situación vaya a cambiar en el mediano plazo.

Instrucciones para ser feliz es un título, que ayudado por la precisa portada del libro (un algodón de azúcar rosado, símbolo de lo sintético y tóxico a largo plazo), ironiza sobre los cada vez más populares y leídos manuales de autoayuda y las moralejas superficiales que nos rodean. Los relatos escarban la otra cara de esta “moda”. París por la ventana por ejemplo, muestra el contraste entre las relaciones actuales y pasadas, y cómo es que solo a través del dolor se puede encontrar un resquicio de emoción capaz de ser compartido. El sufrimiento funge de nexo entre una joven cuyo bebé ha muerto, y un anciano japonés que viaja a la capital francesa para cumplir con el anhelado sueño de su compañera sentimental de toda la vida y es lo que posibilita que dos historias tan distintas puedan encontrar un diálogo en esos no-lugares como lo son los aviones y los aeropuertos. Salir corriendo, o el relato “Wakefield” como yo lo llamaría por la notoria influencia de ese estupendo relato de Nathaniel Hawthorne, mezcla por su parte distintas historias de personas que sin importar su edad, buscan desesperadamente desvanecerse, zafar de su presente y encontrar la posibilidad de un nuevo comienzo, aunque de manera infructuosa. Es la ilusión como factor de resignación frente a la angustiante sensación de soledad, o las metas no realizadas, como en Paseo donde un aspirante a escritor nunca ve cumplido su sueño de lograr crear una ficción que provoque algo en los lectores emulando a sus autores favoritos. El anhelo de lo imposible.

Pero también hay lugar para el humor negro, como en Mantener fuera del alcance de los niños, donde Navia defiende de forma inteligente su apuesta narrativa de indagar en problemas cotidianos frente a posturas “serias y correctas”, con un cuento donde un grupo de escritores latinoamericanos de la academia estadounidense son llevados al medio de la Amazonía para ser forzados a escribir en un ambiente exóticos, en los que Lucía la protagonista se siente más perdida y desmotivada, más aun cuando buscaba escapar de sus profesores y su insistencia en tocar temas de descolonización y transculturización. El final de dicho relato no puede ser más divertido y preciso, una estupenda pausa al lector entre las tragedias de las demás historias. Me gustaría destacar  también #Mudanzas sobre lo patética que puede ser la aparente conexión a través de una red social  entre dos seres con problemas similares, y que no se replica por lo general en la vida real, y Actualizar sobre qué ocurre cuando la generación analógica intenta entender a sus hijos millenials sin éxito.

Aunque por momentos abusa de algunas sentencias  o afirmaciones que no aportan mucho a lo que está contando como “Un planeta donde mi bandera no lograba enterrarse del todo”, ello no termina por desmerecer por ningún relato. Con notorias influencias de narradores latinoamericanos como Alejandro Zambra, Rodrigo Fresán o Maximiliano Barrientos, María José Navia ha armado un buen libro de cuentos donde logra transmitir ese rechazo a los edulcorantes que se nos intenta imponer como falsa  solución a nuestros problemas y atacar así un discurso más peligroso de lo que parece. Recomendable.

+Sobre la autora:

María José Navia (Santiago, 1982). Estudió Literatura y Lingüística Hispánica en la Pontificia Universidad Católica de Chile y una maestría en Humanidades y Pensamiento Social en la Universidad de Nueva York (NYU). Es autora de la novela SANT (Incubarte Editores, 2010) y del e-book de cuentos Las Variaciones Dorothy (Suburbano Ediciones, 2013). El año 2011 su cuento “Online”, incluido en Instrucciones para ser feliz (Sudaquia Editores, 2015), ganó el Premio del Público del Concurso Cosecha Eñe.  Su cuenta en Twitter es y tiene un blog con reseñas llamado "Ticket de cambio".


(Una versión de este texto aparece en el portal web argentino "Solo Tempestad")