
"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra
"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet
"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki
sábado, 26 de diciembre de 2015
Entrevista a Pola Oloixarac: “Siempre me han gustado los nerds”

Carné de identidad: "Un pedigrí" de Patrick Modiano
Que el lector me disculpe por todos estos nombres y los que vendrán a continuación. Soy un perro que hace como que tiene pedigrí.
Las temporadas de grandes turbulencias traen consigo frecuentemente encuentros aventurados, de tal forma que nunca me he sentido hijo legítimo, y menos aún, heredero de nada.
viernes, 25 de diciembre de 2015
La expansión de los sentidos: Moral de Sergio Chejfec
Texto publicado originalmente en El Hablador
domingo, 4 de octubre de 2015
Infancia salvaje: "Orientación vocacional" de Pierre Castro
Recuerdo que hace años leí un
brevísimo libro llamado “El pequeño Nicolás”. Si bien en la portada se indicaba
que estaba recomendado para niños, me dio curiosidad y lo leí a pesar de tener
18 años. Fue el primer libro que me
destornilló de risa. El año pasado lo releí y volvió a causarme el mismo efecto
pero por momentos la risa desaparecía para darle paso a un sentimiento que
entremezclaba tristeza y nostalgia. Similar situación a la de hace unas semanas
mientras leía “Orientación Vocacional” de Pierre Castro.Llenando el lugar de la ausencia: "Facsímil" de Alejandro Zambra
Entre las muchas cuestiones en
las que pensaba mientras leía Facsímil,
destacaba el recuerdo de la traumática experiencia del examen de admisión a la
universidad. Durante el proceso de lograr una vacante para la universidad es común
sentirse perturbado por la culpa, agravado por los vacíos típicos de la
adolescencia. Basado en la estructura de la Prueba de Aptitud Verbal chilena,
en su modalidad vigente hasta 1994, que incluía noventa ejercicios distribuidos
en cinco secciones, Zambra nos brinda un libro inclasificable que bebe de la
poesía y el relato, en un experimento capaz de causar tanto risas como
lágrimas. Aquí los lectores asumen un rol más activo de lo normal. La posibilidad
de marcar opciones es una invitación a recorrer más de un camino: no hay una
sola forma de determinar qué es correcto y qué no. Faccísimil es una crítica feroz a un sistema que intenta
estandarizar la forma de concebir el mundo; una reflexión sobre nosotros, sobre
quienes nos rodean y sobre el país donde nos ha tocado vivir (o sobrevivir).
(Publicado originalmente en El buen librero)Agujeros de melancolía: "Tres mujeres" de Susanne Noltenius
Tras la publicación de Crisis respiratoria en el 2006, Susanne Noltenius vuelve a la narrativa con
este libro conformado por tres cuentos: “Divorciada”, “Casada” y “Soltera”.
Historias sobre mujeres librando intensas batallas cotidianas en sus relaciones
afectivas y profesionales. Ejecutivas intentado
sobrevivir en ambientes contaminados por la apatía y la constante resignación.
En el primer y más logrado relato, la protagonista tiene que enfrentar en un
solo día al caprichoso deseo de su ex esposo por quitarle la custodia de sus hijos, un caso de corrupción
corporativa al interior de su compañía,
el desdén de sus hijos mayores y los problemas del menor. Todo ello, pretendiendo
no sucumbir al deseo de abrir la ventana de su oficina y dejarse caer. En el
segundo se narra la sensación de fracaso de una mujer que lidia con un insulso
matrimonio a través de recursos como la escritura, el estudio y sobre todo, las
efímeras sensaciones de felicidad que le proporciona la infidelidad.
Finalmente, en “Soltera”, se nos muestra a una mujer de casi cuarenta años,
sobreviviendo en un hostil ambiente patriarcal donde además de enfrentar las
burlas y acciones deliberadas de sus colegas, lucha por no sucumbir a la pasión
que le irradia la presencia de su nuevo compañero de oficina, diez años menos
que ella. Si bien en los dos últimos
cuentos la autora añade escenas y detalles que poco aportan al desarrollo de la
trama, en conjunto destaca la exploración del desencanto cotidiano que padecen
sus personajes. Una interesante propuesta.Abrazos a las últimas esperanzas: "Todo termina esta noche" de Johann Page

En el último relato de este libro, el personaje se pregunta “si era posible llegar al inicio, jalar el hilo de la madeja hasta su origen, si podría alguna vez saber cuándo había empezado a desmoronarse todo”. La frase sintetiza el doloroso camino que suelen seguir los personajes de este volumen de cuentos al buscar el origen de su frustración, esto para descubrir la principal causa del desmoronamiento de sus relaciones afectivas y, después, intentar recomponerlas. Johann Page hurga en los momentos críticos del pasado y va revelando difíciles y tortuosas verdades familiares vinculadas, de manera especial, a la figura paterna.
En “Anzuelos” se muestra una imagen casi divina del padre para la perspectiva del pequeño protagonista: una figura que se teme y reverencia por igual, capaz de motivar pequeños actos de crueldad. Esta sensación, sin embargo, se va diluyendo con el paso del tiempo, tal como se nota en “Patrimonio”, notable relato en el que un hombre y su viejo y enfermo padre van el cementerio para visitar la tumba del abuelo que nunca conocieron, mientras aprovechan para revisar fallas del pasado.
En otros cuentos, como “Escritura creativa” o “Ardor”, se representan los vínculos que se van construyendo a lo largo del tiempo y la lucha por hacerlos sobrevivir a la pesada y oscura condena de su cotidianidad. Los personajes parecen seguir el conocido dilema del erizo de Schopenhauer: se dañan tanto si se alejan o acercan demasiado a las personas que quieren, como en “Remos” o “Cosas que nunca te dije”. Page se arrima al universo privado para retratar la historia de seres que intentan abrazar la última esperanza que les queda para salir de las tragedias que han hecho borrosos sus sueños. A mi juicio, uno de los mejores libros peruanos de cuentos de los últimos años.
(Publicado originalmente en el suplemento "El Dominical" de "El Comercio")
domingo, 16 de agosto de 2015
Rabia juvenil: “Matacabros” de Sergio Galarza
Cuando bordeas lo veinte años y
has encontrado en la literatura un refugio, es posible que surja la necesidad
de escribir. Expresar a través de la escritura una incomodidad con la realidad
que le ha tocado vivir a uno. Narrar aquellas historias que a uno le gustaría
leer pero que nadie, más que uno mismo, podría escribir. Desahogar toda la rabia
contenida escribiendo. “Mostrar la cara” como diría Alejandro Zambra. 
Estudió Derecho pero nunca ejerció dicha profesión. Trabajó en una universidad, fue redactor de noticias para un canal de televisión y editor de cultura para una revista. Colabora con las revistas Letras Libres, Etiqueta Negra, El Estado Mental y la librería digital Kiputeca. En la actualidad es dependiente en una librería donde se permite la entrada a los perros, y jugar al fútbol es su droga.
Su primer libro de cuentos es Matacabros y el último Algunas formas de decir adiós, XI Premio de Relatos Cortes de Cádiz 2014. El reportaje Los Rolling Stones en Perú, coescrito con Cucho Peñaloza, fue reeditado en España por la editorial Periférica (2007).
Por su novela Paseador de perros (Candaya, 2009), que tuvo una excelente acogida de crítica y público, Sergio Galarza fue considerado Nuevo Talento FNAC. En 2012 publico JFK, segunda parte sobre su trilogía sobre Madrid y la soledad en las ciudades contemporáneas, completada con La librería quemada.
miércoles, 5 de agosto de 2015
A history of violence: “Derretimiento” de Daniel Mella
-Reseña publicada en la web literaria Solo Tempestad
miércoles, 29 de julio de 2015
Hijos del desamparo: "Incompetentes" de Constanza Gutiérrez
Hace ya algunos años, tuve la oportunidad de ver “Ratatouille”. Una película del tándem Disney/Pixar que debe estar entre lo mejor que se ha hecho en los últimos años en el campo del sétimo arte. Y si bien hay muchas cosas bellas de esa película para destacar, existe una que me impresionó de forma particular: la autocrítica del crítico de cocina.+Sobre la autora:
Licenciada en Lengua y Literatura de la Universidad Alberto Hurtado. En el año 2011 obtuvo el primer lugar en el Concurso Roberto Bolaño por el cuento Arizona.El 2013, ganó el Primer concurso literario sobre la ilegalidad de la marihuana en Chile organizado por La Pollera Ediciones y su cuento Las cinco de la tarde en algún lado fue incluido en la antología 20.000: diez relatos espeluznantes.
jueves, 23 de julio de 2015
Sala de espera: "Reinos" de Romina Reyes
Gran parte de lo mejor que se
está escribiendo en la narrativa
latinoamericana actual proviene, sin duda alguna, de tierras chilenas. Conocido
por ser un país de poetas, en los últimos años ha sido una vitrina de buenos
exponentes de cuentos y novelas. Zambra, Bisama, Zuñiga, Costamagna,
Jeftanovic, entre otros. A ellos habría que añadirles un nuevo nombre: Romina
Reyes (Santiago, 1988). Reinos es su primer libro. Un cuentario galardonado
con el Premio Mejores Obras Literaria Inéditas 2013 del Consejo Nacional del
Libro y la Lectura chileno. Sí, es típico que uno por lo general empiece
escribiendo cuentos. Es en ese tipo de libros donde empiezan a germinar los
demonios con los que probablemente va a combatir el autor toda su vida. Donde
están los primeros miedos e intereses. Donde se empieza a perfilar la voz que se
espera que sacuda el mundo de la literatura. Reyes bosqueja en este libro las
angustias de ser un joven clasemediero cuyos problemas han pasado de la
sobrevivencia física, al vacío existencial. A bordear los límites de la
perdición y ahogarse en un océano de confusión. A vivir esperando una señal que
indique que ya, ya podemos desahogar todo aquello que le carcome a uno el
alma. Y convertirnos en artífices de un
destino menos angustiante y ya no seguir soñando que sea alguien más quien nos
indique la salida de la sala de espera en la que al parecer se ha estacionado
la vida.






