"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke
"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra
"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet
"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki
Podemos concebir un un espacio sin tiempo, pero no un tiempo sin espacio
Julio Ramón Ribeyro
Lima era la ciudad más triste y extraña que se pueda ver
Herman Melville
Mis amigos se van de viaje por estos días.
Buscan abandonar como sea esta ciudad que perciben asfixiante y en la que si
persisten, creen que los terminará por ahogar en un océano de aburrimiento.
Caminando por el malecón de Miraflores, cubierto por una especie de neblina que
se adhiere a nosotros como un pesado manto, reparo en que nunca he salido de Lima más que en los
paseos esporádicos del colegio o una semana que pasé en Pisco. Como dice
Ribeyro en una de sus "Prosas apátridas" Lima estaría para mí, más
allá de migusto, como
"una conquista de la experiencia, tan dentro de mí, que me hace capaz de
afirmar que me pertenece". No puedo por lo tanto decir si me gusta o no, o
si la amo u odio. Simplemente que mi vida no puede entenderse sin Lima. Y no
puedo imaginar una vida viviendo lejos de ella.
Empieza a cae una tenue llovizna. Llovizna
que nunca llega a cobrar la fuerza suficiente como para alejar a las parejas
que se abrazan tratando de formar un solo cuerpo capaz de combatir la
inclemente sensación de frío que causa la intensa humedad del litoral, ubicados
en diferentes puntos del parque Salazar. Sigo caminando por Larco para esperar
el micro que me llevará a casa: viejo, sucio, atestado de gente, en resumen, un
símbolo andante de nuestros tiempos. Luego de varios minutos logro conseguir un
asiento al lado de la ventana desde donde soy capaz de ver una protesta a lo
lejos, actos de magia en las esquinas, combis compitiendo por pasajeros
mientras eluden la muerte con la que conviven a diario como sombra, niños
limpiando las lunas de los carros sin que nadie se los pida., viejas casuchas
cubiertas de una capa de mohín que les da un aspecto lúgubre. En poco más de
veinte años no he sentido cambio alguno. Es sólo el caos mutando y
reinventándose.
Sube una anciana y a pesar que me encuentro
en una de las últimas filas, tengo que cederle el asiento porque nadie lo hace
adelante. Ahora sólo quedan en mi vista los demás pasajeros. Estudiantes de
institutos hablando mal de algún profesor, escolares perdidos en el sonido que
escapa de sus audífonos, una chica simpática alejada del mundo real gracias a
la pantalla de su celular, tres trabajadores de construcción durmiendo y un
anciano cabizbajo mirando una receta con el logo del seguro social. Así
recorremos esta ciudad, como insignificantes alimentos de una ballena de
tristeza que termina por engullirnos sin que reparemos en ello.
Una ballena como la que adorna la
maravillosa cubierta de “La ciudad más triste” de Jerónimo Pimentel, libro que
cargo en mi mochila desde hace tiempo como un artículo de primera necesidad.
El año pasado, fui a la Feria del Libro el
último día que es el único en que de
verdad hay rebajas significativas. Como típico universitario no contaba
con un presupuesto oneroso, pero sí me di maña para cumplir con una lista previa
de obras que buscaba adquirir entre novelas y ensayos de economía. En esas
estaba, cuando pasando por el stand de Santillana, vi un libro que resaltaba
entre los de su lado por la cubierta. Era La ciudad más triste, que estaba
con descuento. Un libro que nunca terminaba por animarme a comprar a pesar de
los buenos comentarios que salieron en algunos diarios. Incluso recordé que fui
a un conversatorio que tuvo el autor con Renato Cisneros en la Feria del Libro
del 2012, al que asistí por la presencia de este último, del que había leído
entusiasmado “Busco Novia” y “Nunca confíes en mí” al terminar el colegio.
Calculé que me alcanzaba para comprarlo, pero tenía que medirme en mis gastos
los siguientes días. Por supuesto que no medí nada al final, pero ese día
cargaba la novela atrás en mi mochila, caminando por la avenida Salaverry,
inundada por una lluvia que al parecer,
quería hacerse eterna ese agosto.
La leí camino al cementerio para visitar la tumba de mi abuelo, unos días
después. Es un viaje de unas dos horas de ida y regreso hasta Lurín, si se toma
el micro marrón conocido como el “San Bartolo”. Como nunca, no me quedé
dormido. No me despegaba del texto, a pesar de que por partes aceleraba su
lectura por la impaciencia de saber que pasaría en la otra escena. ¿Es una
novela de aventuras? ¿Una solapada crítica social? ¿Debí haber leído Moby Dick antes para entenderla mejor?
¿Hace tiempo que no me hacía tantos cuestionamientos sobre un libro, no? Llegué
a mi casa, corrí a mi cuarto y no salí hasta acabarla.
Hace unos meses volví a coger el libro de
mi biblioteca. Reposaba entre Punto de
fuga de Jeremías Gamboa y La vida
privada de los árboles de Alejandro Zambra, libros que me había prometido
volver a leer una vez que acumulara más lecturas. Lo tomé y ahora sí, más
relajado y capaz de brindarle más tiempo me dispuse a leerlo de nuevo. Para
esto ya había disfrutado de su última publicación Al norte de los ríos del futuro, un poemario denso pero genial,
alabado por la crítica en general. Y fue en esta segunda lectura que la he
disfrutado más, considerándola como uno de mis libros favoritos.
Herman Melville (autor de obras como “Moby
Dick” y “Bartleby, el escribiente” por si alguien que está leyendo esto se la
pasó distraído en las clases de Literatura del colegio o la universidad) llega
a Lima buscando una historia por allá, en el año 1843. Una ciudad donde el
único gobernante seguro es el desorden. Ni bien desembarca encuentra en su
camino huérfanos, mendigos y lisiados. Seres marginados. Extranjeros en su
propio territorio. Pero no sólo a ellos, también rufianes tentando suerte en
estas tierras de América del Sur, hombres en busca de la ansiada revolución,
ladrones expiando culpas en una precaria prisión, indios que conviven con la
desconfianza a todo lo foráneo, españoles que dan vueltas por un pasado glorioso que se niegan a
abandonar, inventores señalados por la desgracia, judíos celebrando rituales
bizarros, entre otros personajes de una variopinta caravana que vive en la
misma ciudad.
Un terremoto se ensaña con la ciudad. Una
ballena aparece varada en la costa. Una turba de bribones da un golpe de estado. Salvajismo por doquier,
una lucha constante por la supervivencia, la tragedia extendiéndose como una
plaga incontrolable. Y Melville escribiéndole de todo ello a Nathaniel Hawthornea través de sus epístolas. Epístolas
que también tienen como contenido sus sueños, ansiedades, miedos, temores y
reflexiones de una urbe que cada día se le hace más extraña pero atrayente.
Jerónimo Pimentel se
da maña para escribirnos de todo ello y que nos parezca de lo más verosímil.
Compuesta de un “Exordio”, veintitrés capítulos y un epílogo, la novela en sus
152 páginas es una muestra de inteligencia y un arduo trabajo de investigación,
pero sobretodo de imaginación. Uno de verdad termina por creer que está
hurgando en la mente del escritor norteamericano del siglo XIX. Hay líneas, y
párrafos enteros en ocasiones, en donde la vena poética de Pimentel sale a la
superficie pero de una forma que no hace mella en la construcción narrativa
sino que la enriquece y da realce. No recuerdo haber leído una novela con
características similares y he ahí lo valioso, sobretodo abordando un tema diferente a los patrones más consumidos hoy en día.
La obra del autor es
una exploración del presente y sus problemas, pero con la comodidad y ventaja
de ubicarse en diferentes perspectivas. Desde el pasado, como en La ciudad más triste, y el futuro en su
último poemario, Pimentel analiza los males de la actualidad como la sensación
de vacío existencial, el cuestionamiento a creencias absolutistas y el problema de
relacionarnos o comunicarnos de modo significante, por mencionar sólo algunos
temas. Y esto es lo que le da más potencia. Usa el pasado como plataforma para
hablar de una Lima que mantiene los mismos problemas que parecen nunca acabar y
criticar los defectos de una sociedad en estado de constante agonía, con una prosa que encanta a pesar de ese aire nostálgico que circula por todo el texto pero que la dota de una extraña belleza.
Durante el último Festival de la Palabra, organizado por el Centro Cultural de la PUCP, tuvo una charla con Rodrigo Hasbún, autor boliviano del que también he escrito antes en este blog. Y lo busqué para ver si podía escribir una dedicatoria en mi ejemplar de su novela,y accedió a ello y a conversar un toque sobre mi experiencia como lector diciéndome algo muy cierto: "Escribir una novela es como lanzar una botella al océano,con la incertidumbre de no saber si alguien la va a recoger". Yo recogí el mensaje y espero que si alguien busca leer una buena obra de un autor peruano, también lo haga. +Algunas frases: -"El misterio del mundo es un océano escondido en tu boca"
-"Es la fetidez la que hermana a los puertos del mundo" -"Como si la bocanada que da el espermaceti al respirar atrajera también una luz que permite divisar, por un instante y si se mira arriba lo suficiente, el espiráculo del cetáceo: agujero solar, canal de eyección respiratoria, su posibilidad es también la fe, el oxígeno al que se aferran sus habitantes, por lo demás, entregados con fervor a la cruz católica" -"Perú, país acostumbrado al fuego de la destrucción como leña de su historia." -"Una ciudad sin cielo es la que todos miran arriba". -"Observando el mundo desde la ballena nos apropiamos de la mirada de Dios" -"Lima posee el secreto de civilizaciones futuras: solo parecen estar vivos quienes odian". -"El criollo es valiente de boca y cobarde por dentro; así como es religioso en el éxtasis y trágico en la pena" -"Digerir un mundo para entender sus reglas" -"Si existiera algo parecido a una fe cetácea, mi único rol posible en ese credo sería el de Diablo. Eso es lo que soy, contesté, un arcángel caído" -"En una ciudad solo se puede ser dos cosas:cazado o presa" -"Lo que callaban los hombres era una especie de idioma y solo con el semblante expresaban sus conceptos: muchos, con suspiros, escribían un libro entero de congojas" -"...la presencia de una Fama de bronce en la pileta central, diosa querida y odiada, homenaje al rumor y a la maledicencia, rasgo que distingue a los habitantes de Lima, cuna de caudillos que se desean inmortales y de vecinos que son el cordero que se ofrenda de vez en cuando en honor a ellos" -"Ocurre que nada en esta ciudad es lo que paree. Parece la capital peruana pero no lo es: no hay lugar más ajeno al Perú que Lima; parece costeña pero no se dirige al mar, pues para eso creó al Callao; debiera ser andina pero la mención de tal idea repugna a sus habitantes, que viven orgullosos su falso europeísmo. Plegada sobre sí, Lima se rehúsa a llamar a las cosas por su nombre y en ese artificio ha encontrado la clave de su posteridad." -"No es la escasez sino la abundancia de temas lo que parece incapacitar a los autores modernos" -"...y seguimos remando contra los embates de las olas que, aún pequeñas, retumbaban como el minutero amplificado de un Dios que, de pronto, empieza a observar su reloj demasiadas veces, con demasiada tristeza"
+Sobre el autor:
Jerónimo Pimentel nació en Lima en 1978. Estudió Periodismo en la Pontificia Universidad Católica del Perú, profesión que ha ejercido en diversos medios como el diario El Comercio y la revista Caretas. Ha publicado los siguientes poemarios: Marineros y boxeadores (Santo Oficio, 2003), Frágiles trofeos (AUB, 2007) y La muerte de un burgués (AUB, 2010). También, el libro de prosas La forma de los hombres que vendrán por Matías P. Delgado (Underwood, 2009). La ciudad más triste es su primera novela.
El jueves de la semana pasada no había partido mundialista alguno y el cielo pintado de un sucio gris invitaba a recorrer las calles del Centro Histórico sin rumbo fijo. El placer de no tener nada programado después de mucho tiempo, o tal vez el simple deseo de compensar una mañana frustrada por una cita que nunca ocurrió. Ya estaba saliendo de la Plaza Mayor por el jirón Junín cuando echando una mirada a mi lado izquierdo di cuenta de la fachada de la Estación de Desamparados, ahora hogar de La Casa de la Literatura, que llamaba como otras veces mi atención.La imagen de Ribeyro, rodeada por esa atmósfera única de frío y vulnerabilidad, invitaba a dar una vuelta por la exposición fotográfica de uno de nuestros escritores "indispensables" ahora, pero del que siempre escucho que es más homenajeado hoy, que cuando estaba en capacidad de recibir los elogios en vida. Entre citas de sus diarios y prosas, di cuenta de este breve texto de una publicación de JRR de la que hasta el momento no había escuchado:
"El gran error de la naturaleza humana es adaptarse. La verdadera felicidad estaría constituida por un perpetuo estado de iniciación de sucesivo descubrimiento, de entusiasmo constante. Y aquella sensación sólo la produce las cosas nuevas que nos ofrecen resistencia o que aun no hemos asimilado.El matrimonio destruye el amor, la posesión mata el deseo, el conocimiento aniquila el placer, el hábito la novedad, la destreza la conciencia. SER EL ETERNO FORASTERO, el eterno aprendiz, el eterno postulante, he allí una fórmula para ser feliz"
Cartas a Juan Antonio
París, 28 de enero de 1954
Julio Ramón Ribeyro
Lo leí, le tomé una foto y un libro vino a mi mente. Un libro que había acabado 15 horas antes cerca ya de la madrugada: Austin, Texas 1979 de Francisco Ángeles.
En la primera línea, cuando el narrador dice que en el invierno del 2007 empezó a ir al psiquiatra, ya se nos anuncia que estamos ante un problema de falta de comprensión. Los personajes a lo largo de la novela nunca terminan por entenderse a sí mismos. ¿Qué es lo que los lleva a comportase de una manera que no los satisface?¿Es la aceptación de la derrota lo que los hace sobrevivir? La contraportada y varias reseñas hasta el momento, que por ahí he tenido oportunidad de leer, hablan de que los hombres de treinta años encontrarán en su lectura experiencias por las que ellos han transitado. ¿Pero que hay de un lector que recorre los veinte años? Pues, yo creo que más allá de un contexto concreto en el que se desarrolla la novela, lo que uno siente al entregarle su atención a un conjunto de páginas escritas se da en gran parte por la capacidad de conectarse con temas más universales que nos han tocado de una forma particular a cada uno.
El libro abarca en concreto dos historias centrales que son las de un hombre treinteañero que sufre por no superar el rompimiento de un vinculo emocional de muchos años y las de un padre que recuerda que a la edad del hijo ,en 1979, sufrió por la incapacidad de tomar una decisión de la que se haya sentido satisfecho de verdad y no solo en apariencia hasta ahora. Entre dichas líneas, hay por supuesto microhistorias, que no desentonan para nada, sino que complementan los intentos del autor por redondear un tema vital en este caso que es el miedo. Ese miedo que nos desarma y nos impide realizar nuestros anhelos. El que nos hace actuar de forma racional en exceso. El que nos hace imponernos límites que antes no existían, desde aspectos como la honestidad al momento de expresar lo que pensamos o sentimos hasta el de reaccionar de forma natural. O el que finalmente nos hace encerrarnos en una burbuja para evadir un sacrificio necesario para tentar algo que consideremos más valioso de lo que actualmente poseemos.
Claro, hay también temas que se se van intercalando durante la trama, pero siempre en función al principal, como el sexo, el amor, la venganza, la imposibilidad de comunicarse, la manipulación, entre otros, que cada uno irá descubriendo por su cuenta. Cuando Fuguet en su comentario del cintillo rojo con el que viene el libro, menciona que Ángeles expone en esta obra emociones profundas que calan, conectan y conmueven, a lo que refiere, opino, es la lucha con los demonios internos de la que el lector termina siendo silencioso testigo. Una lucha por entenderse a través de la escritura que en primer lugar es para uno mismo y posteriormente para los lectores, algo que no termina siendo muy valorado por la crítica hoy en día. Creo que uno debe escribir acerca de lo que siente más cercano a sí y no imponerse temas que piense están "mejor considerados".
¿Por qué cité a Ribeyro? Porque creo que sus palabras son una la mejor expresión de que uno debe estar abierto a nuevas experiencias y sacar un aprendizaje de cada una de ellas,no con un afán de autoayuda (término que detesto) sino de comprensión."Austin, Texas 1979",no enseña a ser feliz, pues la felicidad es una sensación que se percibe de forma individual. Es sólo el dolor o la tristeza lo que termina uniéndonos de verdad:Padres e hijos,esposos, amigos o autor y lector.No les narro más acerca de la novela porque los invito a leerla , compartir sus impresiones y a ser "eternos forasteros".
+Algunas frases de la novela:
"Por el contrario, como si supiera que yo esperaba ahí sentado, clavó sus ojos en los míos y me miró desafiante. Yo bajé la mirada, como quien acepta una derrota que en el fondo me debió haber reconfortado"
"Toda amistad de ese tipo tiene una grieta, dijo Adriana, una grieta que por muy pequeña que parezca resulta sin embargo suficiente para introducir un cincel que, bien manipulado, puede terminar destruyéndolo todo"
"La sangre y la escritura
el temple suficiente para hacer un buen tajo
hay que desgarra la piel de raíz/ sin cerrar los ojos
después todo fluye"
"Quizá pensaba en esa esquiva idea de futuro que tiene la gente a partir de cierta edad, en el futuro como un espacio aparentemente cerrado, aparentemente impenetrable, al que se mira sin embargo con cierta esperanza, buscándole una grieta, un resquicio por el cual meter la mano, arañar con el dedo, atisbar un poco el interior"
"Quiero que sepas, le dije, añadió mi padre, la voz emocionada, que a veces el sistema, las normas, la costumbre, el pasado y el miedo son demasiado fuertes y nos impiden crear algo verdaderamente nuevo, o en todo caso nos cortan con violencia la posibilidad de hacer que permanezca lo que con tanto esfuerzo hemos creado. Y por eso, aunque sea duro, aunque sea tan duro que uno cree que no podrá soportarlo, a veces hay que dejarse someter."
+Sobre el autor:
Francisco Ángeles publicó su primera novela: La línea en medio del cielo (Revuelta Editores) en el año 2008. Asimismo, es co-editor de El Hablador y hace algunos años dirigió el interesante espacio de literatura Porta9. Actualmente, sigue un doctorado de Lenguas y Literaturas Románticas en la Universidad de Pensilvania, en donde también se desarrolla como profesor de Español, Literatura, Cultura e Historia. Su blog --> http://lalineaenmediodelcielo.blogspot.com/
En Óscar y las mujeres (Alfaguara,2013) Santiago Roncagliolo usa tres epígrafes en la primera página:
El arte imita a la vida ( Aristóteles.)
La vida imita al arte ( Wilde.)
La vida imita a la televisión barata (Woody Allen)
Luego de este último mes en el que me he entregado por completo al Mundial, me atrevería a afirmar que para una gran porción de los habitantes de este planeta, la vida también termina imitando o pareciéndose al fútbol.
1978. El Mundial de fútbol se juega en Argentina y Perú ha clasificado con una selección que gusta por su buen juego. Y en nuestro país la población se encuentra paralizada por el primer partido en el cual nuestro rival será Escocia. Todos a la expectativa frente a las pantallas de sus televisores excepto un misterioso hombre que carga con una mochila en uno de los callejones del populoso y tradicional Barrios Altos.Un hombre cuya vida no durará más que unas pocas páginas antes de ser asesinado en plena efervescencia por uno de los partidos más gloriosos de nuestra historia. Un balazo que tiene lugar ante la indiferencia de familias enteras rendidas ante el éxtasis de un gol que viven como si ellos mismo lo hubieran anotado. El asesino ha hecho un trabajo impecable.¿En verdad lo ha hecho?
1978. Sudámerica está gobernada por dictaduras. Dictaduras militares. La Operación Cóndor se va tornando implacable. Desapariciones forzosas y sistemáticas. Espionaje y contraespionaje. Torturas y sufrimiento son el precio a pagar por mantener y expresar un ideal. Y todo el horror parece concentrarse en Chile y Argentina. ¿Perú? Los militares no fueron unos genocidas, pero igual purgan con una culpa. La culpa del silencio y la colaboración cómplice. Y en medio de todo este contexto, la figura de Felíx Chacaltana.
1978. Felíx Chacaltana es un empleado más de la elefantiásica Administración Pública.Peor aún, es un joven asistente veinteañero del archivo del Poder Judicial en plena época de dictadura, trabajando en un rincón olvidado del mundo.Sin gracia física o recursos monetarios envidiables, uno más entre aquel sector de la clase media limeña de fines de los setenta. Su jefe no le hace caso y lo trata como bicho raro.Mantiene una relación casi edípica con su madre posesiva. Una relación amorosa que trastabilla por su propia torpeza e ingenuidad. Y si no basta con eso, su mejor amigo, el único, desaparece sin avisar. Pero, esto está a punto de cambiar pues debe embarcarse en una misión que cambiará su vida y la de los que lo rodean por completo. Todo ello mientra trata de salir a flote en medio de todas las tribulaciones que inundarán su existencia por completo.
El fútbol, como la Semana Santa en Abril Rojo (Premio Alfagura de Novela 2006), es el contexto perfecto para que salgan a flote nuestros demonios. Para despojarse de toda atisbo de civismo y entregarnos a una celebración en la cual nos sentimos más vivos que en la realidad misma. Donde los sentimientos son tal vez más efímeros y aun así se perciben como más intensos. Un juego al que le apostamos toda esperanza y exponemos nuestro lado más vulnerable. Pero no se equivoquen. No es una novela sobre el fútbol, sino que lo toma como base para narrar una buena historia.Y es una jugada maestra por parte del autor, conjugarlo con el horror de los asesinatos de la Operación Cóndor (con escenas que por momentos muestran similitudes con Nocturno de Chile de Roberto Bolaño) y escenas con humor e ironía que reflejan el lado humano de un aprendiz de detective que está a punto de descender a un infierno del cual no tenía la menor sospecha.
La última novela de Roncagliolo, más que un thriller vertiginoso al estilo de Abril Rojo, es una invitación a viajar al pasado. Una exploración de la memoria colectiva de un país, y por qué no, de un continente. Hay peligro latente en cada página mientras la muerte se va tragando las ilusiones de los personajes. La vida de ninguno de ellos está segura. No hay detectives o policías a la manera clásica. Chacaltana va a tener que entrara a un mundo fangoso para encontrar las respuestas a las preguntas que lo invaden. Fangoso, porque nadie sale limpio de ahí. Un camino donde se hallará criminales de la peor calaña. Criminales con poder. Y un secreto guardado por casi cuarenta años.Y como en toda buena novela, hay una atmósfera que es clave para entender la novela. La crítica a una sociedad desorganizada y que no respeta sus propias normas. Clasista e indiferente a todo aquello que suceda fuera de su círculo más cercano. Donde el poder no es más que un anhelo para abusar de los demás. Y donde la inocencia es algo que no puede permitirse para sobrevivir.
Léala y saque sus propias conclusiones.
+Aquí algunas frases de la novela:
«"Este país es incapaz de organizarse para nada útil", pensó.Pero frente a un partido de fútbol, actúa con la disciplina de un ejército.»
«Lo peor no es la muerte. Es la tristeza de los que quedamos vivos.»
«El archivo del Poder Judicial era un compendio de todos los delitos, crímenes y faltas cometidos en un país, un registro vivo de todo lo que la sociedad podía hacer mejor.»
«A Chacaltana le gustaba su trabajo precisamente por eso. Por el contraste. Ahí abajo, en su sótano forrado en papel, era posible establecer un orden, organizar la vida en acciones, autores y consecuencias. En cambio, afuera, en la confusión de la ciudad, reinaba el casos más absoluto, y él se sentía fuera de lugar.»
«Chacaltana asintió, haciéndose el interesante. Trabajar en el archivo, en cualquier
archivo, tenía una ventaja: acceso a toneladas de información inútil, de datos que la
gente tira porque no sabe qué hacer con ellos.»
« Chacaltana pensó que, al fin y al cabo, todas las ciudades están pobladas de
fantasmas. Personas que ya están muertas recorren las calles de Lima o Buenos Aires,
dejando pedacitos de su recuerdo colgados de las esquinas, dejando memorias que se
van descascarando, como las fachadas, hasta terminar de desaparecer.»
+Sobre el autor:
Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) escribe novelas de humor como Pudor, Memorias de una dama y Óscar y las mujeres, y de suspenso comoTan cerca de la vida y Abril rojo. Además, ha publicado crónicas periodísticas sobre dos fascinantes personajes latinoamericanos: el terrorista Abimael Guzmán (La cuarta espada) y el poeta camaleónico Enrique Amorim (El amante uruguayo). Escribe para el El País Semanal.Reside en Barcelona.
Empezaré diciendo que las 559 páginas de este libro conforman un laberinto. El laberinto de la mente de un genial escritor. Un laberinto de ideas y sentimientos, lleno de sorpresas para el lector cada vez que se avanza en su lectura. Donde en vez en de angustiarse por llegar al final, uno se abandona al placer de recorrerlo paso a paso y a veces perderse en la exploración de una frase.Perderse en el placer de un libro enigmático y diferente a todo lo que se publica hoy en día. Una visión divertida de los temores del hombre. Un homenaje a las lecturas que nos marcaron. Y también una denuncia a una sociedad que mira con desdén el hacer una pausa para reflexionar y comunicar algo que vaya más allá de un tweet. Pero cuidado, como todo libro de Rodrigo Fresán, este puede ser un objeto adictivo. Profundamente adictivo. Advertidos están.
Dividida en tres partes como las otras novelas de Fresán , "La parte inventada" abarca una galería de extraños y entrañables personajes y episodios que por momentos parecen inconexos entres sí, pero que en su conjunto conforman una obra heterogénea, que lucha por abarcarlo todo y sale airosa de la lucha. La primera parte "El personaje real", se adentra en la infancia como un momento clave en la vida de todo hombre, donde la la curiosidad y la capacidad de asombrarse son elementos que distan aun muy lejos de perderse. Cuando el descubrir muchas cosas es un generador de felicidad al igual que el de jugar con las respuestas ante cuestiones tan misteriosas como "¿Es la aureola rodeando el cráneo de Jesucristo la representación gráfica de la poderosa migraña causada por la corona de espinas?¿Por qué los dedos de la mano tienen nombre y los del pie no?¿Por qué las personas pegan fotos de sus seres queridos en las puertas de sus refrigeradoras?¿Los consideran materia fría o alimento para calentar?", haciendo de la memoria un refugio en el cual nos guarecemos de tanto en tanto protegiéndonos ante las dificultades de crecer y volvernos adultos, cada vez menos propensos a una visión lúdica de la vida.
La segunda parte, dividida a su vez en cinco episodios, podrían ser tomados como la exploración en torno a la creación de una novela. Desde la historia de la cercanía/distancia emocional del Chico y la Chica, unidos por el amor a la literatura y la admiración a un Escritor legendario, la historia de Penélope, la loca hermana del Escritor y sus encuentros y desencuentros con esa familia tan disfuncional pero tan representativa de la actualidad como es la familia Karma (tan memorable como los Mantra), la de un escritor a la mitad de su vida que lidia con los demonios de la enfermedad y la cada vez más cercana muerte, la de F.Scott-Fitzgerald y una vida que se entremezcla con la ficción de su obra, los intentos de un músico por crear un fuerte vínculo con su hijo a través de la admiración hacia Pink Floyd y la ciencia ficción mientras un viejo amigo se mete a jugar con su mente; y finalmente la de un joven lector que explora todas las influencias que rodean su vida mientras recuerda su relación con otro joven y misterioso escritor Ismael Tantor.
Recorremos todos estos peldaños (hacia arriba o hacia abajo, depende del lector) para llegar a "La persona imaginaria",la tercera parte, donde lo que más destaca es la voz del Escritor (Fresán elevado a la máxima potencia) gritando todo lo que le disgusta y desencanta del llamado "desarrollo y evolución" de la Humanidad. Una crítica válida a las cada vez menos sociales "redes sociales" como Facebook, Twitter y Whatsapp. Sin contemplaciones a la generación de los pulgares gordos. Pero también una indagación inteligente sobre el significado de leer y escribir hoy en día: ¿Sigue siendo trascendente?¿Cual es la finalidad de una obra literaria?¿Está a salvo el destino del libro? ¿Se extingue la experiencia única de leer , usando un Kindle? Múltiple preguntas que quedarán rondando en la mente del lector.
Hay que decirlo, no es fácil seguirle la pista a Fresán si no es un lector que no haya disfrutado de sus otros libros (como Mantra o El fondo del cielo, por tomar sólo algunos) o un lector de verdad a secas, capaz de no sucumbir ante la densidad y posible complejidad de una obra. Y esto es una señal de respeto que siente el autor por el lector, no considerándolo como un mero consumidor al que se le debe vender como sea un libro vacío en su contenido (" Lo que importa ahora no es el contenido sino el envase"), en tiempos donde se enseña a hacer las cosas con prisa y velocidad, donde la tecnología avanza y avanza, dejándonos atrás por momentos, incluso en el campo de la literatura, cuyas fronteras se ven acechadas por la avalancha de "best-sellers" de dudosa calidad que van saliendo al mercado y donde se publica cada vez más banalidades, tratando de complacer al lector de forma equivocada en vez de retarlo a usar toda su atención.
Si por primera vez se coge un libro de Fresán, hay el peligro de caer en la sensación equivocada de sentirse abrumado con tantas referencias, que van desde "2001, Odisea del espacio" hasta The Kinks, de Bob Dylan a Joan Vollmer, la musa de los beats, entre otros, incluso el fantasma de Roberto Bolaño colándose por ahí. Pero créanme: la pluma de este autor argentino no atosiga sino que invita a la exploración, a volver a ser como niños.
Ambiciosa y original, "La parte inventada" se hace un lugar descollante entre la narrativa contemporánea. Un estilo que se impondrá a la trama cuando volvamos a este libro en nuestros recuerdos. Hay rabia, humor, amor, cólera, desencanto, nostalgia y vitalidad, tratando de mostrar que la literatura nos saca del estado pasivo de esperar sentados y con aburrimiento a la muerte para dotar de belleza nuestras vidas. Habiendo aun autores como él, la buena literatura está muy lejos de morir.Muy lejos. Lo invito a descubrir ahora cómo funciona la mente del lector frente a este libro. Es hora de "La parte del lector".
Bonus track: La parte de las frases
-La parte inventada que no es otra cosa que una sombra verdadera proyectándose sobre la parte real.
-Volvemos a una biblioteca frente a la que uno puede pararse como contemplando las ruinas nobles de un mundo perdido o los materiales de un mundo a encontrar.
-El pasado es un juguete roto que cada quien arregla a su manera.
-Las muertes tienen ciertas obligaciones.¿Será una de ellas el recordarnos?
-Escribir es una disciplina que resulta cada vez más difícil
-Los dioses de una religión a menudo se convierten en los demonios de la religión que les sucede.
-Cada vez me gusta más escribir, cada vez me gusta menos ser escritor
-El rostro no es el espejo del alma; el rostro es la máscara que se pone el alma cada vez que tiene que mirarse al espejo.
-La paranoia-como el patriotismo o esa forma bastarda del patriotismo, la política-es el último refugio de los mediocres y los fracasados.
-Los amigos dan más miedo que los desconocidos.
-El desierto donde nada entra pero todo cabe
-La escritura no es otra cosa que una danza solitaria.
-¿Y qué hace alguien que no es inteligente para convencerse que sí lo es? Fácil: se convence de que nadie, salvo él o ella, es inteligente.
-No hay soledad más sólida que la de quien, aunque rodeado de otros, se sabe completa y absolutamente solo y a la espera de que alguien le diga algo.
-Esta es la profesión más sedentaria y nómada al mismo tiempo
-La primera idea que tuve sobre el arte cuando era niño, fue que el artista traía al mundo algo que no había antes, y que lo hacía sin destruir nada a cambio.
-Porque el mundo tiene que estar lleno de gente que no escribe ni lee y que, aun así, son felices y normales, ¿no? Hasta es posible que sea más felices y
-En pantallas en las que ya no se proyectan nuestras vidas porque nuestras vidas, ahora, cada vez más, son pantallas.
-Pero se sabe que los adultos actúan como los niños:primero quieren la versión o el modelo mejor de lo que tienen otros y después, sólo desean lo que no tiene nadie.
-El pasado es un viejo niño obediente y malcriado al mismo tiempo.
-Y las casualidades no son más que versiones breves y concentradas y autosuficientes e inmediatamente analizables de la realidad.
-Solo la parte inventada de nuestra historia ha tenido alguna estructura, alguna belleza.
-El ser humano desaparecerá ´prque estará muy ocupado para procrear y multiplicarse contestando mensaje, actualizando perfiles, cayendo de frente desde los andenes a las vías de trenes conducidos por maquinistas que están conversando con sus novias vía FaceTime
-Porque el recordar no es otra cosa que una ligera mutación del olvido, muy personal y muy privada. Tachamos, reescribimos, corregimos, alteramos el orden y calibramos intensidades y voltajes de escenas y escenarios. Así, el pasado es,siempre, un work in progress: un manuscrito inconcluso y, finalmente, una obra póstuma a ser retocada por extraños.
+Sobre el autor:
Rodrigo Fresán (Buenos Aires, 1963) es autor de Historia argentina, Vidas de santos,Trabajos manuales, Esperanto, La velocidad de las cosas, Mantra, Jardines de Kensingtony El fondo del cielo. Libros suyos han sido traducidos a numerosos idiomas con gran éxito de crítica. Fresán vive en Barcelona desde 1999 y ha prologado, anotado y traducido libros de Ann Beattie, Anthony Burgess, John Cheever, Ford Madox Ford, Denis Johnson y Carson McCullers, entre otros. En la actualidad, escribe en numerosos medios y dirige la colección de literatura criminal Roja & Negra. Además de los numerosos elogios dedicados a Historia argentina, de sus otras obras se ha escrito: «Pocas novelas tan apasionantes he leído en los últimos años. Con Mantra es con la que más me he reído, la que me ha parecido más virtuosa y al mismo tiempo más gamberra» (Roberto Bolaño, Reforma); «La velocidad de las cosas es un libro que me resulta siempre idóneo para ponerlo como ejemplo de escritura que me interesa… Presumo de ser el autor que más veces la ha leído» (Enrique Vila-Matas); «Jardines de Kensington es una de esas novelas (pensar en Lolita, Moby-Dick, los relatos de Borges y de Calvino) que te hacen recordar ese profundo y sensual placer que sentíamos cuando éramos niños y descubrimos la lectura y nos adentramos a nadar en ese vasto océano de libros» (Jenny Diski, The New York Times); «La clase de autor que trae una ráfaga de oxígeno fresco a la habitación» (Jonathan Lethem).
"Ahá, El Chico está enamorado de La Chica. Un amor no correspondido que es algo así, piensa El Chico, como algo parecido a eso que sienten aquellos que han perdido un brazo o una pierna. Pero no el fantasma de algo que alguna vez estuvo allí y ya no, sino el fantasma de algo que jamás se tuvo y que se desea tanto tener. Ese amor violento y triste que acaba siendo la perdición de los mejores monstruos. De Drácula y del monstruo de Frankenstein y de La Momia y de El Fantama de la Ópera y de El Hombre Lobo y de La Criatura de la Laguna Negra y de La Mosca y de King Kong y de tantas otras mutaciones sucumbiendo a la más apasionada radiación de tantas Bellas. Un amor que no es ciego pero que sí alucina. Uno de esos amores que no es que no se equivoque sino que , desde el principio, es una equivocación. Un amor que no acierta y que sólo da en el blanco cuando falla, cuando deja de ser amor para haber sido amor y se lo puede contemplar desde lejos, con cierta distancia y se descubre, como corresponde, que fue siempre un amor no correspondido."
Todos tenemos secretos. A todos nos da miedo que nuestros secretos se sepan
¿Cómo sobrevivir al dolor que causa recordar nuestro pasado? Ese pasado que se comporta como una sombra, casi imperceptible para los demás y de la que cada uno termina siendo consciente cada vez que se mira hacia atrás.Una sombra que sin embargo nos acompaña en nuestro presente y de la que nadie se puede librar. ¿ Es posible avanzar con tamaña carga?
Rodrigo Hasbún nos entrega una de las novelas más dolorosamente bellas de la narrativa latinoamericana de los últimos años. Leer la historia de Elena, la anciana protagonista, es una invitación a compartir y entender una vida signada por el desamparo y la soledad. La batalla contra una sensación de vacío y frustración a través de la escritura, única arma para seguir ahí, en ese mundo al que solos venimos y solos nos vamos , pero del que se parte para crear uno paralelo en el que cada uno sea dueño del tiempo y el destino. Leer la historia de Elena es disfrutar de un escritor que a través de la lectura de su obra nos recuerda lo frágiles que somos.
¿El mundo embellece en los ojos del moribundo?
¿El mundo adquiere un brillo inusual antes de desaparecer?
Elena lidia con el momento en que empezó su tragedia. Los recuerdos de un hermano vencido por el fracaso de no entenderse a sí mismo y tampoco a los demás, y que se desahoga usando el cuerpo de su hermana, al que ensucia y corrompe. Una familia unida por la incapacidad de comunicar, de expresar lo que piensa y siente, y que por ello no es feliz más que para una sociedad que no quiere ver más allá de lo que le conviene y de la cual Elena tiene que escapar para lidiar con sus demonios de una forma más llevadera pero no por ello más satisfactoria. El desarraigo y el cuerpo como límite y herramienta, son dos temas claves en el texto. Una búsqueda de significancia. Elena, a la que sólo le queda la memoria cuando llega al fin de sus días,se refugia en un diario, como huella de que ha vivido, no importando si fue plena o no su vida, lo que importa es que ha vivido y eso es lo que quiere comunicarnos. Hay un punto donde se confunde las opciones de perdonar y olvidar. Una línea borrosa y que no termina por aclarse
El sexo después de la muerte es lo más importante
Las familias son feas
Son notables los párrafos donde con crudeza y realismo se narran los avatares sexuales de la protagonista,sin medias tintas, cómo debe de ser en una novela que hurga en la intimidad. La ausencia de relaciones estables como crítica a un mundo que avanza y avanza pero que no sabe hacia donde se dirige. El adiós a la tentación de ser sociólogo a través de la literatura, tomando la realidad cómo una atmósfera que nos transforma y a la que tranformarmos, pero que no nos determina del todo. Párrafos que transpiran sensibilidad.Y un tema tabú para muchos: La familia como microcosmos y al que todo el universo se reduce en nuestra formación temprana y donde se forman nuestras primeras heridas.
Es una notable primera novela, de uno de los autores que está cambiando el mapa de la escritura actual. La protagonista se pregunta en un momento si la literatura sirve para algo. Yo le respondería que sí. Para disfrutar de textos tan nostálgicos y encantadores como este. Léala y recomiéndela.
La escritura no tiene nada que ver con la suerte. Si lee tanto tendría que saberlo hace mucho
Del autor:
+Rodrigo Hasbún
Nació en Cochabamba, Bolivia, en 1981. Ha publicado el libro de cuentos Cinco y la novela El lugar del cuerpo. Le concedieron el Premio Unión Latina a la Novísima Narrativa Breve Hispanoamericana y fue parte de Bogotá39 así como de la antología de Los mejores narradores jóvenes en español elaborada por la revista Granta. Con guiones co-escritos por él, dos de sus textos fueron llevados al cine recientemente. Vive hace algunos años en Ithaca, Nueva York
+Santuario Editorial, acaba de lanzarse al mercado con esta bella reedición de la novela cuya portada muestro más arriba. En las mejores librerías de Lima.
La literatura es fuego. Como una llama casi imposible de extinguir una vez que uno se apasiona y vive, por y para ella. Una idea que propone este libro y que nosotros los lectores podemos comprender a través de la historia del complejo poeta ruso Vladimir Maiakovski, guiados por la pluma del genial autor español Juan Bonilla en esta novela recientemente galardonada en la I Bienal de novela Mario Vargas Llosa celebrada en nuestro país hace unos meses.
"El arte no es un espejo para reflejar el mundo, sino un martillo con el que golpearlo".
Estamos en la Rusia de comienzos del siglo XX. Las diferencias de clases sociales están marcadas por fronteras imposibles de cruzar. El mundo se está desmoronando, los cimientos de la realidad misma se desestabilizan y el desencanto por la vida se extiende cual plaga incontrolable. Y en medio de todo, un poeta. Un poeta que lucha en todos los sentidos. Un boxeador de las letras que se enfrenta a todo lo que se le ponga en frente y que quiere destruir la realidad en la cual se encuentra para reconstruirla a través de sus versos. Versos llenos de pasión. Una fuerza imparable abriéndose camino en medio de la turbulencia en que se encontraba la poesía, con sus representantes enfrentándose siempre en discusiones que defendían diferentes visiones de la vida. Un teatro donde la figura estelar es Maiakovski. Y cómo buen futurista, un adelantado a su época, siempre pensando que el pasado es una carga de la cual necesitamos deshacernos para avanzar.
"En esta vida es fácil morir. Construir la vida es mucho más difícil"
La novela, narrada de la forma más objetiva posible, comienza presentándonos a un joven escritor de 18 años, impetuoso y narcisista, autodidacta que reniega de cualquier ideal preestablecido, contando sólo con el ímpetu que le da el reconocerse como el mejor escritor de su generación (Algo que notamos desde el arranque: "Maiakovski tenía dieciocho años, dieciséis dientes podridos, dos hermanas y un solo lector"). Un rebelde, en un sentido mucho más complejo que el que le damos hoy en día. Siempre rodeado de personas que no eran más que secundarios para él o vías para llegar a una meta mucho más importante. A punto de subirse a la montaña rusa que será su vida, que sólo podía terminar de la forma que terminó: invitando a la muerte de forma voluntaria. Porque la vida, una vez que no se cuenta con algo por lo que luchar o a lo que enfrentarse, se torna en el peor de los infiernos a través del tedio de la inacción o la indiferencia.
Conoceremos a través de sus obras y anécdotas las alegrías y tristezas de este excéntrico personaje. Como su encumbramiento a "Poeta número uno del Estado" durante los primeros años de la Revolución Rusa, sus viajes por New York, París y México, sus diferencias con otros grandes autores de la época, las inverosímiles alianzas que establecía en pos de un objetivo mayor y su caída al abismo de la indiferencia "oficial" cuando la máquina estalinista estuvoen todo su esplendor (ecos de 1984 ). Y entre todos estos aspectos: El amor. El amor que escapa de los parangones sociales, a través del triángulo amoroso que forma con Lily y su esposo Ossip Brick (también su benefactor), escandalizando primero a toda la sociedad de la época, y que luego los terminaría aceptando, cuando se tornan en un círculo del que ya no podrán salir sin aceptar las consecuencias trágicas de dicha acción.
Juan Bonilla se da maña para, a través de la alternancia de la primera y tercera persona, brindarnos un fresco brillante de una época donde la figura del escritor es aquella que busca la trascendencia y la inmortalidad, se pelea constantemente con sus demonios, se asquea de la conformidad y siempre está en la búsqueda de aventuras y nuevas experiencias. Donde uno se la pasa aplastando y siendo aplastado, pero siempre tratando de cambiar el mundo a través del único poder con el que cuenta: el poder de la literatura.
Del autor:
- El que apaga la luz (Libro de relatos, el primero que escribió y considerado entre los mejores escritos en español en los últimos tiempos)
- Los príncipes nubios (Novela galardonada con el premio Biblioteca Breve)