Costumbres ciberargentinas
Colmena Editores, 2021. 100 pp.
“Porque
me da risa.”
Aunque pueda sonar como una razón menor, es lo
primero que respondería si alguien me preguntase por qué recomiendo este libro.
Y es que más allá de sus escenas de sodomización robótica o la espeluznante
descripción anatómica de un ex presidente conservado en formol, algo que
resalta del libro de Michel Nieva (Buenos Aires, 1988) es cómo este posee un ingenio
ficcional y tono paródico que aúna un humor no exento de hondura al explorar
los sentimientos de sus personajes, condenados a lidiar con su existencia
artificiosa.
Nieva
crea un universo en el que contextualiza arquetipos ya clásicos de la ciencia
ficción, como lo son los androides y los zombis, dentro de una atmósfera
argentina (o de la idea que se tiene de “lo argentino”.) Mejor dicho: de los gauchos a las crisis económicas (el
corralito del 2001 como epítome[1]),
pasando por la hiperlocuacidad de los libreros porteños y la vehemencia con la
que estos son capaces de defender una posición ideológica, en la poética de
Nieva existe un sincretismo exhuberante de elementos disímiles. ¿Cómo,
entonces, Nieva logra que una mezcla así no se sienta impostada?
En
‘¿Sueñan los androides…?’ el lector conecta con una propuesta de lo que
podría ocurrir si efectivamente existiera un mercado de androides basado en idiosincrasias,
y estos decidieran asumir una posición bartlebyana (‘¡Y habría preferido no hacerlo!’, exclama constantemente) contraria
a las funciones paras las que fueron programados. con el ascenso y metórica debacle de un
joven inventor que de la noche a la mañana saborea el rotundo éxito y la
consecuente traición, en una estupenda ridiculización de las cansinas historias
de vida que buscan validar al emprendedurismo como dogma: ‘La verdad, a
veces me sorprende que los acontecimientos más importantes de la vida obedezcan
a razones tan estúpidas, a azares sumamente vulgares’ (pág. 29) expresa uno
de los personajes en este cuento.
¿Qué
ocurriría si el monstruo de Frankenstein deambulara por Buenos Aires? Mi relato
favorito de este conjunto es ‘Sarmiento zombi’, donde Nieva recrea la desolación
de un chico ninguneado amorosamente: ‘y ¿cuándo uno está enamorado no es, en
el fondo, todo el tiempo, toda experiencia vivida sin esa persona que nos obsesiona,
un pretexto, una necesidad de traducirla en anécdota con el único objetivo de
poder compartírsela?’ (pág. 65) para luego, sumergirnos en el delirante
deseo de una secta (cuando Emiliano, el protagonista, se une a esta) que busca
revivir a Domingo F. Sarmiento, obviando los nefastos efectos que un evento así
puede provocar.
Nieva reactualiza el mito de la bestia
desprovista de control que arrasa con la naturaleza que le rodea, rechaza la
condición que le ha sido impuesta, y que además se ve obligada a combatir los
tormentos sobre qué significa albergar sentimientos, como bien lo expresa
Bodoque, uno de los artífices del nuevo monstruo:
‘Y ansí la tosca criatura
Injustamente agraviada
Entendió que el mundo finito
Extenso como el chorizo
No estaba aún preparau pa
Los zombis o muertos vivos
(…)
Todavía corre el pobre monigote
Buscando el resto que aún falta
A su cuerpo pa ser hombre
¿Será ausencia tal vez de alma?
¿O bien este el mismo es
Sentimiento de insipidez
Que a todo hombre corroe?’
(págs. 84-85)
Empatía que se logra generar también con el llanto
desconsolado y adolorido del gauchoide del primer relato, en lo que es una muy
buena revitalización del conocido soliloquio de la criatura creada por Mary
Shelley:
‘¡Qué daría yo por tener
un caballo en que montar
y una pampa en que correr!
¡Diga, patrón, si tal vez,
De otro gauchoide gimiente
Deba yo hacerme padre y juez
pa no ser tan contingente!
¡Soledá, patrón, soledá! ‘ (pág. 13)
Ruptura de la cuarta pared por parte de los
personajes, referencias a la propia obra de Nieva, un uso lúdico de distintas
tipografías y, sobre todo, un humor ácido que hace que dichos elementos
converjan de buena manera, son elementos que destaco de un volumen muy
recomendable. Como para reírse de las ficciones con posturas nacionalistas,
sosas y solemnes, que cunden en buena parte de la narrativa realista actual.
[1]
Para mayor referencia, sugiero escuchar este episodio de ‘El hilo’: “Argentina,
20 años del corralito y la crisis interminable” (https://elhilo.audio/podcast/corralito/#:~:text=El%20pa%C3%ADs%20estall%C3%B3%20en%20diciembre,en%20la%20historia%20de%20Argentina
)
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